
Del bosque al calor: en las regiones forestales argentinas, una transformación silenciosa está ganando fuerza. A partir de los residuos que deja la industria de la madera —aserrín, viruta, chips— se produce un biocombustible limpio, compacto y de alto rendimiento: el pellet de madera.
En un país con más de un millón de hectáreas de bosques implantados, su desarrollo representa una oportunidad concreta para diversificar la matriz energética y reducir el uso de combustibles fósiles.
La Asociación Forestal Argentina (AFoA) trabaja activamente para fomentar esta alternativa, tanto en el mercado interno como con proyección exportadora, apostando a una energía con identidad forestal, sustentable y generadora de empleo local.

Calor eficiente, producción responsable
Los pellets se elaboran con subproductos de madera seca prensada, sin aditivos, lo que los convierte en un biocombustible limpio, de bajo contenido de humedad y gran poder calorífico. Su combustión produce menos humo y cenizas que la leña, lo que mejora la eficiencia energética y reduce la contaminación.
Esta tecnología, ya consolidada en otros países, encuentra en Argentina una base técnica sólida, señalan desde la Asociación Forestal Argentina (AFOA). Con bosques cultivados certificados y un sector productivo en expansión, el país puede ofrecer pellets de calidad, con trazabilidad y bajo impacto ambiental.
Energía que dinamiza regiones
El crecimiento del uso de pellets no solo implica un avance en términos energéticos. También impulsa el desarrollo de economías regionales: su producción genera empleo, agrega valor a la actividad forestal y ofrece una solución para zonas sin acceso a gas natural.
Desde calderas industriales hasta calefacción domiciliaria, pasando por procesos productivos como secado de granos, tambos, invernaderos o criaderos de aves, los pellets se adaptan a múltiples usos, reduciendo costos y fortaleciendo la autonomía energética.
Además, el aprovechamiento de residuos forestales contribuye al ordenamiento del monte y disminuye el riesgo de incendios.
Un futuro con identidad forestal
En la actualidad, funcionan en el país más de una docena de plantas productoras de pellets, con perspectivas de crecimiento sostenido. AFoA acompaña esta expansión mediante capacitaciones, difusión de buenas prácticas y articulación con organismos públicos y privados.
En sectores como el té o la yerba mate, el uso de pellets permite cumplir con normativas internacionales que limitan la presencia de contaminantes como el benzopireno, abriendo nuevas puertas a la exportación.
El impulso a esta fuente energética se vincula además con los compromisos de Argentina en materia de cambio climático, economía circular y desarrollo sostenible.
Una energía que enciende posibilidades
El camino de los pellets es también el camino hacia una matriz energética más descentralizada, limpia y conectada con el territorio. Donde antes había desecho forestal, hoy hay energía. Donde antes se importaban combustibles, hoy puede haber producción local.
Con visión de largo plazo, respaldo técnico y una base forestal de calidad, Argentina está en condiciones de avanzar hacia un modelo energético donde el calor también nazca del bosque, aseguran desde AFOA.
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