
El picudo rojo, cuyo nombre científico es Rhynchophorus ferrugineus, es un insecto voraz que afecta gravemente a las palmeras ornamentales y nativas en otras partes del mundo. Aunque en Argentina aún no se ha detectado su presencia, este escarabajo es considerado una plaga de importancia cuarentenaria debido a su potencial destructivo.
Para prevenir cualquier riesgo, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), a través de su Sistema Nacional de Vigilancia y Monitoreo (Sinavimo), recopila y analiza información sobre plagas que podrían amenazar los cultivos en el país. Además, proporciona detalles para distinguir al picudo rojo de otros insectos similares presentes en el territorio argentino.
Diferencias con el picudo negro
El picudo negro (Rhynchophorus palmarum), una especie nativa, también causa daños a las palmeras, aunque de manera más gradual. Este insecto tiene un comportamiento solitario y un cuerpo robusto de color negro o marrón oscuro.

En cambio, el picudo rojo presenta un carácter gregario y ataca en todas las etapas de desarrollo de las palmeras, tanto en viveros como en el ambiente natural. Su impacto es rápido y severo. Morfológicamente, se distingue por su cuerpo alargado y delgado, con colores marrón, rojizo o anaranjado.
¿Y la vaquita de las palmeras?
Otra plaga que suele confundirse con el picudo rojo es la vaquita de las palmeras (Coraliomela quadrimaculata), un insecto que también se alimenta de hojas y flores de estas plantas.
Las diferencias más evidentes se observan en las antenas, la cabeza y las alas. Mientras que la vaquita de las palmeras tiene antenas con extremos agudos, cabeza grande y oscura, y manchas circulares en sus alas, el picudo rojo presenta antenas con clava visible, cabeza estrecha con un pico alargado y alas con líneas longitudinales.
Prevención y acción
El conocimiento sobre nuevas plagas, como el picudo rojo, es esencial para definir estrategias de control y prevenir su ingreso al país. Este insecto, que ya ha causado graves daños en regiones de Europa y Asia, podría convertirse en una amenaza seria para los ecosistemas locales si no se detecta a tiempo.
Por este motivo, el Senasa insiste en la importancia de realizar inspecciones periódicas en viveros y jardines, con especial atención a las palmeras. Ante cualquier sospecha de su presencia, se debe informar de inmediato a la oficina más cercana o utilizar los canales oficiales del organismo.
Este trabajo preventivo busca no solo proteger la producción nacional, sino también garantizar la preservación de especies vegetales clave para el paisaje y la biodiversidad argentina.
Fuente: Senasa
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