Camila Sosa Villada: “Tengo un amante fijo para cada día de la semana, les fui enseñando cómo se me hace el amor”

Reconocida y premiada, provoca cuando habla y cuando escribe. Desde chica se maquilló y se vistió de mujer a escondidas. En la adolescencia coqueteaba con los hombres en el pueblo y les llegó el chisme a los padres. Estuvieron enojados muchos años, nunca se resignó a perderlos y hoy los cuida amorosamente. Casi no acepta invitaciones para viajar por el mundo por el éxito de sus libros, prefiere quedarse en su casa

Guardar
María Laura Santillán Con Camila Sosa Villada

Camila Sosa Villada vivió durante muchos años varias vidas simultáneamente. En la intimidad más íntima no podía ponerle nombre a lo que le pasaba por dentro. Vivía en un pueblo de la provincia de Córdoba y nadie hablaba de los travestis, de los trans, muy de vez en cuando los veía en la televisión. En la intimidad de su casa otra vida de maquillajes y ropa de mujer a escondidas de sus padres. Es una escritora reconocida, premiada, exitosa, y también es actriz, pero básicamente es cordobesa. Cordobés es lo primero, siempre, después viene todo lo demás.

– Sí, es mi verdadera patria. No sé si tanto la Argentina, pero sí Córdoba.

De algunos libros que escribió se habló y se habla mucho. De “Las malas”, de “La traición de mi lengua”, de “Soy una tonta por quererte”, de “Tesis sobre una domesticación” que es su último libro y tiene una adaptación al cine. Sus libros fueron traducidos en 25 países y a Camila la reclaman desde otros continentes. Pero la casa de Camila está en Córdoba Capital.

– No me gusta viajar, así que casi siempre la respuesta es no. Me gusta estar en mi casa. Mi casa esta en el centro de Córdoba, en el templo del smog.

– ¿Fantaseaste alguna vez con vivir en otro lado?

– No, primero porque mis padres viven muy cerca, a unos 150 kilómetros de Córdoba, entonces me queda muy a mano socorrerlos, ayudarlos, o ir a pasar tiempo con ellos. No me podría ir del país ni loca porque soy hija única de ese matrimonio, entonces me hago cargo un poco de ellos también. Y además no me imagino viviendo en otro lugar que no sea Córdoba. Esto que vos decís, cordobés antes que otra cosa. Me gusta esa ciudad.

– ¿Te gusta vivir en Argentina o la padecés?

– La padecí, ahora no la padezco tanto, más allá de las brutalidades que se pueden escuchar, que se pueden ver todos los días entrando a una red social que no es muy diferente de lo que pasa en otros lugares. Es decir, el mundo está desmoronándose, el tejido social, los compromisos que una tenía con el otro han comenzado a desaparecer o desaparecieron ya. Pero no es algo que padezca.

– Sos actriz y sos escritora pero ahora se habla de vos como escritora.

– Yo me hice conocida siendo actriz en Córdoba con una obra que se llamaba “Carnes tolendas”. Me fue muy bien, y porque me iba muy bien me ofrecieron publicar un libro y ahí empezó mi carrera literaria. Pero escribo desde los cinco años.

– ¿En qué momento te asumiste como escritora?

– Ahora lo digo, después de “Tesis sobre una domesticación”, antes no. Fue mi tesis, tenía ganas de escribir un libro con ese refinamiento, con esa sintaxis, que hablara de mí misma y del aceite que tengo en la cabeza que me hace escribir.

– ¿Vos te pusiste Camila? ¿Por qué elegiste ese nombre?

– Me gustaba. Después me inventé una leyenda, que fue porque me gustaba mucho Camille Claudel. Pero en verdad me gusta Camila.

"Yo me hice conocida siendo
"Yo me hice conocida siendo actriz en Córdoba con una obra que se llamaba “Carnes tolendas", contó Camila Sosa Villada (Fotos de Candela Teicheira)

“YO SALÍA A COQUETEAR CON LOS HOMBRES, SIEMPRE HABÍA UNO DEL PUEBLO QUE DECÍA: ‘CUIDADO, NO ES CAMILA, ES UN CHABÓN’”.

– Desde muy chica. ¿Cuántos años tenías cuando te llamaste Camila?

– A los 14, 13 decía que me llamaba Camila. Vivía en un pueblo turístico y todos los veranos venía gente nueva. Al pueblo venían los extranjeros.

– Mina Clavero.

– Era el momento para salir a conversar y para salir a coquetear con hombres y les decía que me llamaba Camila. Después uno del pueblo se acercaba y decía: ‘cuidado, no es Camila, es un chabón’, y les avisaban a los turistas que no lo era. Desde los cuatro años que uso las pinturas de mi mamá a escondidas. Cuando hablan de lo natural o lo antinatural… Yo no tenía ninguna ideología de género influyéndome. Yo era hija de un matrimonio heterosexual, mi papá, un señor heterosexual, mi mamá una señora heterosexual. No había ninguna influencia ahí.

“CUANDO HABLAN DE LO NATURAL O LO ANTINATURAL… YO ERA HIJA DE UN MATRIMONIO HETEROSEXUAL, NO HABÍA NINGUNA INFLUENCIA”

– También se dice que los chicos a esa edad todavía no se definieron.

– Se usa la excusa de la infancia para tener a las mujeres en su casa haciéndose cargo de sus hijos. Es una trampa un poco patriarcal decir que los niños son seres indefensos que no saben nada. Y los niños saben todo, el ejemplo más claro es el de los zapatistas diciendo que cuando hay problemas con el clima, hay que seguir a los niños porque saben donde guarecerse.

María Laura Santillán con Camila Sosa Villada - “YO SALIA A COQUETEAR CON HOMBRES Y SIEMPRE HABÍA UNO DEL PUEBLO QUE DECÍA ‘NO ES CAMILA, ¡ES UN CHABÓN!’”

“CUANDO ESCUCHABA EL AUTO DE MI PAPÁ ME LAVABA RÁPIDO LA CARA O ME SACABA LO QUE TENÍA PUESTO”

– Decías que a los cuatro años te pintabas a escondidas en el baño y después te sacabas todo para que no te vieran.

– Cuando escuchaba el auto de mi papá, me lavaba rápido la cara o me sacaba lo que tenía puesto y aparecía como si nada.

“YO TENÍA DOS VIDAS. LA VIDA QUE HACÍA CUANDO SALÍA Y LA VIDA QUE HACÍA FRENTE A MI PAPÁ Y MI MAMÁ”

– Desde los cuatro a los 14, ¿duró diez años esa vida?

– ¡Y duró mucho más! Hasta los 18, cuando me pude ir a Córdoba y pude decidir por mí misma cómo salía a la calle, yo tenía que tener dos vidas, por lo menos. La vida que hacía cuando salía vestida como chica y la vida que hacía frente a mi papá y mi mamá, que era otra performance, otra forma de estar.

“A MIS PADRES LES FUERON CON EL CHISME, ESTABAN MUY ENOJADOS CONMIGO, LES DURÓ HASTA GRANDE. NUNCA ME RENDÍ A PERDERLOS”

– ¿Qué pasó a los catorce? ¿En algún momento hablaste con tus viejos?

– Les fueron con el chisme, les contaron. Igualmente era imposible que no se enteraran, estaba dejando miguitas de pan por todos lados. Salía a la calle vestida de mujer y me encontraba con sus amigos en el pueblo, con los vecinos. O sea que en algún momento se iban a enterar.

– ¿Cuándo llegó el chisme que pasó?

– Ellos tenían muchísimo miedo. Tenían mucha bronca también, estaban muy enojados conmigo, ese enojo les duró hasta grande. Empezaron a funcionar las cosas como una familia después de “Carnes tolendas”, en 2009 recién.

María Laura Santillán con Camila Sosa Villada - "MIS PADRES ESTABAN ENOJADOS CONMIGO, LES DURÓ HASTA GRANDES. PERO NUNCA ME RENDÍ A PERDERLOS"

– Es un montón de tiempo.

– Es un montón de tiempo, sí. Nunca abandoné el vínculo, nunca me rendí a perder a un padre y una madre.

“MIS VIEJOS TENÍAN MALA ONDA, INDIFERENCIA, ENOJO, RENCOR, MIEDO. NO QUERÍAN VERME Y YO LOS ENTIENDO”

– Primero a escondidas hasta los 13 años, después, hasta los 27 con mala onda con tus viejos.

– Mala onda, indiferencia, enojo. También rencor, miedo. Por supuesto, no querían verme, no tenían ganas de verme y yo los entiendo. No cambiaría absolutamente nada si yo tuviera que escribir otra vez esa vida, ni ese tiempo de espera, ni ese tiempo de maduración que además además es el tiempo de una experiencia. No nací de un repollo, ¿entendés? No me trajo una cigüeña, no fue espontáneo. Eso se amasó durante muchísimo tiempo, se dejó levar, pasó adentro mío. Entendí qué era lo que me pasaba, qué me gustaba, qué no me gustaba. No tenía que ver con la sexualidad, más allá de sí me gustan los hombres, y me gustan muchísimo los hombres. Todo eso me llevó muchísimo tiempo, porque además en ese momento no había lenguaje. En tu programa a veces aparecía alguna trans o en el programa de Mauro Viale o alguien se tomaba en serio alguna travesti y le hacía una entrevista, pero sino, no había cómo saber qué te pasaba por dentro. Esa maceración me llevó todo ese tiempo y sigue pasándome.

– ¿Todavía no te recibiste?

– ¿De trava? ¡Sí! De trava cuando me puse… ‘Alegría’ y ‘Guita’. Ellas se llaman de esa manera (n de la r, señala su pecho).

– ¿Esos años conviviendo con tus viejos cómo fueron?

– Un infierno, para mí un infierno. Y para ellos también debe haber sido un infierno. Fueron amargos.

– ¿Eran un bloque juntos?

– Éramos tres, sí. Mi papá tenía dos hijos de un matrimonio anterior que a veces llegaban de visita y se trastornaba absolutamente todo. Pero funcionábamos como un bloque, incluso como una pequeña empresa. Éramos buscavidas, vendíamos cosas en la calle los tres.

– Desde que tu voz es pública transmitís aceptación.

– También estuve en guerra, también soy beligerante, no creas. Me gusta además el clima de un cuerpo defendiéndose. La temperatura que toma la piel cuando estás en una batalla que puede ser semántica o puede ser cuerpo a cuerpo. Las doy y las disfruto muchísimo. Pero respecto a mi género, respecto a mi familia, respecto a los tiempos, yo me los tomo con calma porque no tengo por qué apurarme ni por qué ponerme nerviosa. Mi mamá siempre decía que yo era parecida a ella físicamente y anímicamente. Un día en un asado que hizo mi papá con el único novio que les presenté le dice: ‘¿usted se cree que ella se parece a la madre? Ella por fuera se parece a la madre, le dice pero de acá (n de la r, se señala el corazón) es Sosa. Algo empezó a cambiar en torno a cómo yo me percibía, yo siempre me había percibido muy parecida a mi mamá y me di cuenta de lo parecida que era mi papá. Con mi mamá somos amigas, tenemos otro vínculo.

– Te sonreís cuando recordás que ‘les llegó el chisme’ de que te vestías de mujer y la palabra chisme está en tus libros. No te horroriza que les haya llegado por un chisme. ¿Te parece natural?

– Es que iba a ser así, no había otra forma. Se iban a enterar de alguna forma.

"Yo siempre me había percibido
"Yo siempre me había percibido muy parecida a mi mamá y me di cuenta de lo parecida que era mi papá", reveló Camila Sosa Villada en entrevista con María Laura Santillán

– Pero eso está naturalizado en los pueblos chicos donde el chisme es parte de la comunicación.

– Sí, pero además era la única del pueblo, ¿entendés? Por eso también esto de ser reconocida no me amedrenta porque siempre tuve una vida muy expuesta. Primero en el pueblo, después en la ciudad. Después en la universidad, en mi barrio.

– Te escuché decir que no es que la industria editorial te acepta, sino que les conviene.

– Sí, soy conveniente.

– ¿Por qué serías vos conveniente?

– Porque vendo muchos libros. Porque estreno una película y todo el mundo quiere hacerme entrevistas. Porque tengo un público muy fiel, que me sigue, que me lee, que me escucha. Soy querida también. Supongo que les convengo.

– Y te escuché decir algo que no te sentís cómoda en el feminismo.

– Jajajajaja. Ahora me van a salir a la yugular los haters. No, no me siento cómoda dentro del feminismo. Me sentí cómoda, en algún momento sentí que podía llegar a pasar algo interesante y después fue captado. El sistema se apropia de todo, incluso de las travestis. Es lo que le pasa a la protagonista de “Tesis sobre una domesticación”.

– ¿Y en este caso tuyo?

– Dije que hay voces que no se están escuchando, que hay colores que no se están viendo, que hay enseñanzas que no se están dando. Qué pasaría, supongamos, si nosotras aprendiéramos a defendernos y no sólo a no pedir que nos peguen.

“PARECE QUE LA HISTORIA DE LAS TRAVESTIS FUERA LAS ÚNICA DONDE UN CUERPO SE GOLPEA Y SE ARRASTRA, LAS MUJERES A PUERTAS CERRADAS ESTÁN SUFRIENDO LO MISMO”

– ¿A defenderse físicamente?

– Físicamente. Yo no voy a tener hijos, pero si tuviera una hija la mandaría a estudiar a un colegio técnico que sepa electricidad, que sepa cortar madera, que sepa usar un taladro, y la mandaría a que sepa defenderse. La mandaría a una escuela de karate o de algún arte marcial, que sepa defenderse de los peligros que trae el mundo consigo y de los que es muy difícil escaparse. Es muy difícil pasar por la vida sin ensuciarse, sin caerse al piso, sin que te empujen. Parece que la historia de las travestis fuera la única historia donde un cuerpo se arrastra, donde un cuerpo se golpea. Y después nos damos cuenta que las mujeres a puertas cerradas están sufriendo lo mismo. Entonces digo. ¿Qué pasaría si nos supiéramos defender?

– Es lo que dice Locomotora Oliveras. No sé si la escuchaste.

– Totalmente, esa mujer tiene que ser presidente. Esa mujer es una de las minas que me resultan más interesantes en este momento. Mi ex me decía, ‘pero la fuerza de un tipo…’ En una batalla no es solo la fuerza lo que juega. Yo, por ejemplo, cuando laburaba en el parque era muy chiquitita. Yo mido 1,63 m, así que en esa época debo haber medido un 1,50 y algo. Tenía 18, 19 años.

"Yo no voy a tener
"Yo no voy a tener hijos, pero si tuviera una hija la mandaría a estudiar a un colegio técnico que sepa electricidad, que sepa cortar madera, que sepa usar un taladro, y la mandaría a que sepa defenderse", dijo Camila Sosa Villada

– Laburaba en el parque, era prostitución.

– Estaban las más grandotas y siempre me subestimaban porque era chiquitita. Hasta que en algún momento me tuve que ver con alguna e hice un desastre. Quiere decir que no son sólo las variables que importan la de la fuerza y el tamaño. También se puede esperar y pegarle un palo mientras está dormido.

– ¿Y eso no es bien visto por el feminismo, decís?

– No lo sé, no se habla de eso, no lo hablan las feministas mainstream, no lo hablan las feministas blancas. No se habla en los círculos donde el feminismo finalmente termina ocupando el inconsciente colectivo.

– Todo entra en un molde de corrección. ¿Qué tuvo este novio para que sea el único que presentaras a tus viejos?

– Era muy dulce, es muy educado, era un chico que sabía caer bien. Nunca más. Tampoco es que me puse en pareja muchas más veces, la próxima pareja que tuve acordamos que no iba a haber familiares de por medio.

– Hay algo que para mí es común en tus libros, la honestidad. Y la valentía.

– Sí, no me sale escribir de otra forma, no me sale ser artera, no me sale tejer alrededor de lo que estoy diciendo o escribiendo.

– Te gusta hablar de lo que no se habla, de secretos, de cosas que provocan vergüenza, de dependencias afectivas.

– Una proviene de esos lugares también. Vos decís ‘sos cordobés antes que otra cosa’ y Córdoba es un lugar donde las pasiones están a flor de piel. En las capitales eso se disfraza detrás del cemento, detrás de los ruidos de autos hay más locos, pero cualquier persona se permite ser loca en Córdoba capital. Las mujeres de mi familia son todas personas que han rozado la locura en algún momento.

– ¿Tenés relación con las travestis más conocidas, con voz pública?

– Con las que más relación tengo es con las del archivo de la memoria trans. Me hacen acordar a las viejas que yo conocí en aquella época porque son dulces, porque son inteligentes, porque hacen un trabajo que no se hace en ningún otro lado. Son como científicas, cuando vas al archivo están con gorros, con antifaces, con barbijos. Ellas lo que hacen es parar el deterioro de una fotografía. Las fotografías son espectaculares. Yo tendría en mi casa gigantografías de todas esas fotos, una fue la tapa de “Las malas”.

"Yo estoy muy enamorada de
"Yo estoy muy enamorada de mí y no me comparto con nadie", confesó Camila Sosa Villada

– La pregunta apunta a si vivís en un micromundo.

– Estoy en un micromundo, al que es muy difícil acceder además.

– ¿Por qué elegiste estar en un micromundo?

– Soy muy solitaria, soy como un eremita. Me gusta muchísimo estar sola. Y en mi casa.

– ¿No es timidez?

– Sí, puede ser un poco de timidez. Pero yo estoy muy enamorada de mí y no me comparto con nadie. Me gusta estar conmigo.

– ¿Cuándo te diste cuenta de eso?

– Hará unos tres o cuatro años que dije: qué fuerte es lo que se siente por una, el amor que una puede sentir por sí misma. No es una pose, no es que yo te estoy coqueteando y diciéndote que estoy muy enamorada de mí porque me dijeron que yo no me podía querer. Fue siempre así, siempre me creí más inteligente de lo que era, siempre me creí más linda de lo que era. Me gusto como soy.

– Es buenísimo, creo que podrías dar seminarios porque hay tanta gente que sufre de inseguridad, de no quererse, de no valorarse.

– Igual sí soy insegura, ningún amor es seguro, el mío por mí misma tampoco.

– Hay mucha gente que no sabe estar sola.

– De hecho lo primero que se dice es ‘no podés estar sola’, ‘nadie sobrevive solo’, ‘no se puede vivir en soledad’, ‘hay que estar en contacto con el otro’.

– No te estaría pasando.

– No estaría pasando. A mí por lo menos me va muy bien sola.

“ME GUSTA QUE ME SODOMICEN LOS HOMBRES, TENGO UN AMANTE PARA CADA DÍA DE LA SEMANA”

– ¿Qué hacés en tu casa sola además de escribir y leer que se pueda contar?

– Iba a decir a lo cordobés: soy sodomizada, me gusta que me sodomicen hombres. Tengo un amante para cada día de la semana. Mi mamá me dice: ¡Qué vergüenza!

– ¿Tenés un amante para cada día de la semana? ¿Fijo?

– SÍ, fijo y desde hace muchos años además. Los he ido educando, les he ido enseñando cómo se me hace el amor, qué disfruto, qué no disfruto. Lo fui preparando como un harem. Los fui educando, ‘la escuelita de Camila’. Quizás son un poquito más que siete hombres. Los conocí, me gustaron, empezamos a vernos con frecuencia. Nunca tuvimos el problema del amor metido en entre nosotros entendido como tener que formar una pareja, etcétera. Durante todos estos años he ido dándole de comer al pajarito del amor un día cada uno. Eso no quiere decir que yo fornique todos los días, pero sé que los tengo ahí. Y a mi llamado responden.

María Laura Santillán con Camila Sosa Villada - “TENGO UN AMANTE FIJO PARA CADA DÍA DE LA SEMANA, LES HE IDO ENSEÑANDO CÓMO SE ME HACE EL AMOR“

– ¿Responden solamente para tener sexo?

– Y sí, y tomar un vino y fumar algo y ver una película, a veces para ir a un bar. Pero el sexo es la columna vertebral. A veces en el living, a veces en el balcón, a veces en la cocina.

– “Esas son las actividades que hago cuando estoy sola”.

– Escribo, bailo. Bailo mucho también.

– ¿Esto se lo contaste a tus viejos?

– Si saben, ya saben, todo. ¡Ay! Pobres, pobres, pobre gente. Son grandes, además.

– ¿Y qué hacen?

– Saben que no pueden hacer nada.

– No te dicen: callate, no me cuentes.

– No, no pueden hacer nada de eso porque no tienen poder sobre mí, ya no. Son los acuerdos que tiene cada familia.

“CON MIS PADRES VIVÍAMOS EN UNA HABITACIÓN LOS TRES, NO HABÍA SECRETOS. SIGUE SIENDO UN POCO ASÍ”

– En este acuerdo vos les contás todo aunque ellos no quieran.

– O se enteran. Por ejemplo, con el estreno de la película le dije a mi mamá: ‘ma, no es una película que puedas ver vos porque tiene muchas escenas de sexo, se me ve desnuda” Y me dijo, ‘¿pero si yo ya te he visto desnuda en otras obras?’ Me dijo que no la iba a ver, después se las ingenia y la ve. “Tesis sobre una domesticación”, el libro, lo empezó a leer, le dio vergüenza y no quiso seguir leyéndolo. Hasta que un día me llamó y me dijo: ya lo terminé, lloré, te pensé. ¿Sabés? Vivíamos en una habitación los tres, no había secretos. Sigue siendo un poco así, sin secretos.

– Tu mamá, tu papá y vos. Se veía todo ahí, sigue así.

– Incluso la miseria de otra persona. Incluso la miseria de tus padres, incluso la miseria de su hijo ellos veían.

– Hoy te hacés cargo de ellos y la cuidás.

– Sí, intento hacerlo, por ahora me viene saliendo bien. Además, estoy conmovida por ellos, siento una gran admiración. Esto tampoco es una postura, de verdad admiro a las personas como ellos.

"No soporto la autoridad. Nunca
"No soporto la autoridad. Nunca la soporté, ni cuando era chica", aseguró Camila Sosa Villada (Fotos de Candela Teicheira)

– ¿Qué les admirás?

– Que sepan hacer pan, que sepan cocinar. Que sepan los secretos de cómo se blanquea un saco que se manchó con maquillaje, cómo se cuida un pelo. Cómo se alimenta un animal, cómo matar un animal.

– ¿Hay un tema con que nadie te mande al vivir sola y autogestionar tus trabajos?

– Si, lo hay. Es así, no soporto la autoridad. Nunca la soporté, ni cuando era chica. Mi papá quería que yo hiciera lo que él quería y yo le decía: ‘no, voy a hacer esto’.

– Y quizás por eso los amantes según el día y todos hasta ahí.

– Sí, o tiene que ser alguien que entienda también los tiempos de una escritora, no es tan sencillo.

– A una escritora que tiene que trabajar con un director de cine, que es el que manda.

– ¿Vos pensás que me mandó el director en algún momento de la película?

– Ahora que te conozco, no, pero en general los directores tienen la voz cantante.

– No siempre. Una actriz bien parada es la que regula incluso el humor del set.

– Debe haberlo intentado.

– Pueden decirte ‘párate ahí, párate en ese lugar’. Pero sí, no me gusta que me manden. No me gustan las órdenes de nadie. Incluso porque también las órdenes se hacen pasar como afecto.

– “Te lo digo por tu bien”.

– “Te lo digo por tu bien”. “Te ves mejor así que asá”. No me gusta.

“ME GUSTARÍA QUE SE ESCANDALIZARAN AL VER UNA TRAVESTI COGIENDO EN UNA PELÍCULA, YENDO A BUSCAR AMANTES”

– ¿Qué te gustaría que pasara con la película?

– Escándalo me gustaría. Que se escandalizaran, que se asustaran al ver a una travesti así, cogiendo como ella, desnuda, yendo a buscar amantes. Cuánto hace que no se ve una película erótica como las que se hacían antes como “Zapatos rojos” o “Nueve semanas y media”, “La lección de piano”, “Escrito en el cuerpo”. Esas películas que pasaban a través del espectador dando arañazos, conmoviendo algo incluso desde la incomodidad. Incluso cuando decían ‘esto es un asco’, ‘esto no lo soporto’. En mis obras de teatro la gente se levantaba y se iba a veces. Había momentos que eran tan terribles que la gente se levantaba y se iba. No soportaban lo que estaban viendo. Me gustaría que pase algo así.

– Que sea tal la incomodidad que se levanten del cine.

– Sí. ¿Para qué hacer algo amable para el espectador? ¿Para qué festejarles el cumpleaños y servirles la mesa si el arte es otra cosa? Si las expresiones viscerales son otra cosa. Hacer sentir cómodo a un espectador, hacer sentir cómodo a un televidente no me parece que sea lo que hay que hacer con la comunicación. El lenguaje siempre es agresivo, porque te lo imponen además, estás usando un arma que no te pertenece. Es muy difícil hacer un lenguaje propio.