Tiene espina bífida, encontró su misión gracias al mar y fundó una escuela de surf adaptado: la historia de Georgina Melatini en Del otro lado

En el ciclo de entrevistas de Infobae, la parasurfista, bicampeona suramericana y latinoamericana, y medallista de bronce en el Mundial Para Surfing ISA 2024, compartió su inspiradora experiencia de vida. “Hay que salir del ‘no puedo’ para poder avanzar”, afirmó

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Del Otro Lado - Georgina Melatini

“La primera vez que me subí a una ola sentí una libertad que estando afuera del mar no la sentía y me sigue pasando hasta el día de hoy”, recordó Georgina Melatini sobre su debut en el surf. Georgi, como todos la llaman, nació con una afección en la columna vertebral, pero eso no le impidió alcanzar logros deportivos que inspiran a muchos otros a superar sus limitaciones y hoy cuenta su historia.

Su mamá no sabía que tenía 6 meses de embarazo cuando un estudio médico no solo detectó una vida en camino sino también un diagnóstico de salud complejo para Georgi: mielomeningocele, una malformación congénita que afecta la columna vertebral y es la forma más severa de espina bífida.

Desde pequeña, se sumergió en el mundo del deporte a través de la natación, una disciplina en la que llegó a competir con éxito durante varios años. Sin embargo, en 2016, su vida tomó un giro inesperado. Con ayuda de un amigo de la infancia de su madre, probó el surf por primera vez y la experiencia marcó un antes y un después. “Mi mamá siempre dice que, hasta ese momento, no me había visto una sonrisa tan grande como la que se me dibujó en la cara cuando me tiraron en esa primera ola”, confesó.

Con 26 años, es parasurfista, profesora e instructora certificada por la ISA (International Surfing Association) y jueza de torneos de esta disciplina. Desde hace tres años dirige su propia escuela, Santasurf, donde enseña a personas con discapacidad a conectarse con el deporte y el agua. Es bicampeona suramericana y latinoamericana de surf adaptado y en 2024 obtuvo la medalla de bronce en la novena edición del ISA World Para Surfing Championship, que se realizó en Huntington Beach, Estados Unidos.

Georgina Melatini: "Mi normalidad durante
Georgina Melatini: "Mi normalidad durante 26 años ha sido vivir con esta condición llamada espina bífida". (Candela Teicheira)

Actualmente, vive y enseña en Camet Norte, una tranquila localidad costera del partido de Mar Chiquita, al sur de Santa Clara del Mar y a pocos kilómetros de Mar del Plata. Su misión es clara: promover el surf como un espacio de inclusión y libertad para personas con discapacidad que se animen a “surfear la ola”. “En el agua no hay barreras ni límites, nadie te dice hasta dónde podés llegar”, aseguró.

Para Giorgi, vivi con esa condición implica el uso de batones canadienses y, en ocasiones, silla de ruedas. Aun frente a las dificultades, tratamientos e intervenciones que atravesó, su personalidad aguerrida no la detuvo y la tabla de surf se convirtió en su principal herramienta para promover un cambio de mentalidad en la sociedad.

En noviembre de 2024, Georgina
En noviembre de 2024, Georgina obtuvo la medalla de bronce en la novena edición del ISA World Para Surfing Championship, en Huntington Beach, Estados Unidos. (Foto: @georgi.melatini)

Luis: — ¿Cuándo entendiste qué era tener mielomeningocele?

Georgina: — Desde chica ya supe que era lo que tenía, pero siempre lo llevé con naturalidad. Tal vez empecé a ver que era diferente, de alguna manera, porque otros me lo hicieron ver. Cuando iba a la escuela, obviamente que le da curiosidad a los chicos ver a un niño que camina diferente, que se mueve distinto y empiezan a preguntar: “¿Por qué es así?”. Ahí también empecé a darme cuenta que era un poco diferente a los demás.

Luis: — ¿Hubo algún momento de enojo en ese proceso?

Georgina: — Siempre lo acepté, desde que era muy chica, porque tuve una familia que me ayudó a aceptarlo. Ellos también me demostraron que, que la condición que tenía era una característica más de todo lo que soy como persona y que eso no tenía que definirme. Pero sí me han preguntado: “¿Te gustaría ser normal? ¿Alguna vez soñaste con ser normal?”.

"Me pasó que me preguntaran:
"Me pasó que me preguntaran: '¿Te gustaría ser normal? ¿Alguna vez soñaste con ser normal?'", recordó Georgina. (Candela Teicheira)

Luis: — ¿Normal?

Georgina: — Sí. Yo me pregunto qué es la normalidad porque para mí, mi normalidad, durante 26 años es vivir con esta condición que se llama espina bífida y es la más grave, de alguna manera, porque es la más profunda porque se abre más la columna. Espina bífida viene del latín y significa columna partida. Para mí sería totalmente anormal si mañana me despertara con la columna bien, sin usar bastones o silla de ruedas porque esa es mi realidad.

Luis: — ¿Cuándo descubriste que te gustaba el deporte?

Georgina: — Hago deporte desde muy chica, desde los 8 años, que mi familia me hizo incursionar dentro del deporte y fue una de las mejores cosas para mí porque me hizo desarrollar mucho físicamente y como persona porque el deporte tiene valores. Me hizo desarrollar la personalidad. Empecé con natación y competía, pero a lo 17 años descubrí el deporte que practico hasta hoy en día, que es el que más me gustó y con el que más logré una conexión: el surf.

Luis: — ¿Cómo lo conociste y cómo iniciaste esas prácticas?

Georgina: — Gracias a un amigo de mi mamá, Víctor Acuña. Ellos se conocían desde que eran muy chicos y hacía muchos años que no se veían. Un día lo encontramos de casualidad en la playa. Él era guardavida de la playa donde estábamos nosotros y me había visto ver a los surfistas. Como él hace surf desde hace muchos años, me preguntó si me animaba a entrar al mar y si quería empezar a probar porque sabía que yo nadaba. Ahí me animé, me subí a una de sus tablas sin saber mucho y él tampoco sabía sobre cómo manejar a una persona que tiene una discapacidad motriz. Fueron más desde sus ganas de que pueda conocer ese deporte y que lo pueda practicar.

Luis: — ¿Cómo fue esa sensación de subirte por primera vez a la tabla?

Georgina: — Él me ayudó. Yo surfeé la ola estando acostada panza abajo, mirando hacia adelante, hacia la costa, él me empujó en la ola y cuando sentí esa energía que tenía el mar, cómo empujaba la ola, cómo iba viendo todo desde arriba de la tabla, fue una locura, una sensación que no había sentido nunca. Fue algo re lindo porque también mi mamá me vio en ese momento y fue re mágico para todos. Ella siempre dice que hasta ese momento no me había visto una sonrisa tan grande como la que se me dibujó en la cara cuando me tiraron en esa primera ola. Obviamente que después me caí, iba a pasar, volqué en el agua, pero fue increíble.

“En el agua no hay
“En el agua no hay ninguna barrera, no hay alguien que diga: 'Hasta acá podés y hasta acá no'. Eso es lo que me gusta del surf”, explicó la parasurfista. (Foto: @georgi.melatini)

Luis: — ¿Cómo continuó después la formación y la práctica?

Georgina: — Empecé como un juego y él me fue enseñando algunas cosas: cómo tenía que mover los brazos, cómo era el posicionamiento arriba de la tabla y después de un tiempo me contó que había un chico en Mar del Plata que le enseñaba a personas con discapacidad. Pude conocer a este chico, que llevaba muchos años enseñando a personas con muchas discapacidades a aprender a surfear. Ahí empecé a conocer este mundo y descubrí que había gente que lo hacía a nivel profesional y competían.

Luis: — ¿En algún momento sentiste que no ibas a poder?

Georgina: — Soy muy aguerrida y me gustan los desafíos. Me di cada golpe, pero sin embargo quise seguir porque sentía que quería estar ahí, me gustaba y sentía una libertad que tal vez estando fuera del agua no la sentía y eso me pasa hasta el día de hoy. En el agua no hay ninguna barrera, no hay alguien que diga: “No, hasta acá podés y hasta acá no”. Eso es lo que me gusta del surf que soy yo arriba de la tabla y me muevo completamente sola.

Luis: — ¿De qué aprendiste más, de surfear una ola genialmente o del palo que te dabas en las primeras prácticas?

Georgina: — Creo que del error se aprende mucho más. De ese palo que te das y decís: “Ahora sé lo que tengo que corregir para que no me vuelva a pasar o que me pase lo menos posible”. Porque en realidad golpes te vas a dar siempre. Yo compito en un nivel profesional y los golpes siempre están. Es un deporte extremo. Cuando se entra al mar, que cambia todo el tiempo y no es como una pileta que siempre está igual, hay que entrar con mucha seguridad, pero también con mucho respeto porque no perdona a nadie. Yo que tengo una discapacidad y vos que no la tenés y a los dos no va a dar vuelta si quiere.

Luis: — ¿Cuándo te diste cuenta que hacía falta una escuela?

Georgina: — Creo que me tocó tanto el deporte y todo eso que sentía cuando entraba al mar que, en un momento, dije: “Quiero poder transmitirlo a todas las personas que tengan una discapacidad” para que puedan sentir eso mismo que sentí yo, ese momento que me metí por primera vez sobre una tabla y lo hemos conseguido después de trabajar un montón con todo el equipo que tengo, que son unos genios y me acompañan siempre en todas las locuras que se me ocurren. Hoy en día tengo Santasurf, mi escuela de surf adaptado en Santa Clara. Hace tres años que estamos con este proyecto y trabajamos con todo tipo de discapacidades. Este último año trabajamos mucho con discapacidades intelectuales, con Síndrome de Down, parálisis cerebral y autismo. Fui al mundial hace poco y los relatores mencionaban la escuela, así que estoy contenta que se conozca a nivel mundial.

“La escuela fue como una
“La escuela fue como una excusa para que la gente se pueda acercar a la playa”, reveló la entrevistada en diálogo con Luis Novaresio. (Candela Teicheira)

Luis: — ¿Qué se siente cuando está viniendo la ola?

Georgina: — En cada ola sentís algo diferente porque no todas son iguales. No hay una ola que se parezca a la otra, entonces hay distintas sensaciones en cada una. Particularmente lo que más siento es la libertad y la felicidad de poder subirme a esa ola. Yo no lo pienso como montar la ola sino fluir con ella.

Luis: — ¿Qué pasa cuando ves a tus alumnos fluir con las olas?

Georgina: — Es un momento único para todos. Los papás ven un cambio positivo en ellos con la práctica de este deportes. Algo que también hizo que surja la escuela fue que durante muchos años no podía llegar a la playa y veía a otras personas con discapacidad que les pasaba lo mismo. Yo decía: “Que loco que algo que es para todos, porque la playa está abierta para todos, no la podamos disfrutar”. La escuela fue como una excusa para que la gente se pueda acercar a la playa.

Luis: — ¿Qué le dirías a alguien que nos está viendo, tiene una discapacidad y dice: “Todo muy lindo, pero yo no puedo”?

Georgina: — Habría que ver qué es lo que cree que no puede y empezar a desarmarlo con herramientas porque no te podés quedar con el “no puedo”. Sería una salida fácil quedarme con decir: “No puedo hacer esto”. Yo también pensé muchas veces que no podía, pero a la vez empecé a pensar qué puedo hacer para cambiar ese no puedo, para no quedarme ahí y poder avanzar. Hay que empezar a buscar herramientas, gente, recursos para salir del no puedo porque siempre se puede hacer algo.

Santasurf

Es un espacio inclusivo, social y gratuito que ofrece recreación e iniciación deportiva. Es apto para todas las edades y condiciones. Esta escuela está dirigida por Georgina y la acompaña un equipo interdisciplinario de profesionales y un staff de instructores de surf, además de voluntarios y asistentes que otorgan seguridad tanto dentro como fuera del agua.

La escuela, reconocida por la Asociación de Surf Argentina y la Dirección de Deporte Adaptado de la Nación desde 2021, está en búsqueda de voluntarios, además recibe donaciones de materiales deportivos y convoca a empresas relacionadas con productos sostenibles a acompañar jornadas de aprendizaje sobre la disciplina, el cuidado del medio ambiente y hábitos saludables.

Para comunicarse con la institución, pueden hacerlo a través de los teléfonos 2234478857 y 1150395587, vía email a alejandramelatini1966@gmail.com o a través de Instagram: @Santasurf.surfadaptado y @Georgi.melatini

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