Cande Molfese cerró 2024 con un sueño cumplido, uno que le hacía ilusión cada noche antes de dormir. Se consagró ganadora de la primera edición de Bake Off Famosos, el reality show pastelero de Telefe. “Fue el poder de la manifestación, cerraba los ojos y me imaginaba en esas cocinas; realmente lo deseaba con todo mi corazón”, le cuenta a Infobae, en una charla donde no deja ningún tema sin tocar. Abre su corazón sobre su historia familiar, sus momentos personales más difíciles, el desafío de convivir con los haters, y lo que proyecta para el flamante 2025.
Después de su paso por la pantalla chica, se concentra en otra de sus grandes pasiones, el teatro. Estrenó la obra Escape Room, donde comparte elenco con Brenda Gandini, Gonzalo Suárez, y Agustín Sullivan. “Cuando compartís tantas horas sobre un escenario, lo más importante es lo humano, y me siento muy afortunada de que me han tocado grupos humanos muy lindos, que me empujan hacia adelante”, sostiene. Su regreso a las tablas convive con su amor por la cocina, y algunas de las recetas que le elogiaron las aplicó en Borja, el café de especialidad que la influencer tiene en la Ciudad de Buenos Aires.
La autenticidad es una de sus banderas en la vida, y entre risas cuenta que sus hermanas -son cinco mujeres en total- una vez le dijeron que esa es su mayor virtud. “También es mi gran defecto, porque se me nota todo en la cara, yo no la puedo caretear; por más que soy actriz, a mí cuando no me cierra algo no me sale disimular”, asegura. Confiesa que más de una vez se desvió de su esencia, y la invadieron muchas angustias y frustración. “Con Loft -el canal de streaming que creó junto a su expareja, el actor Gastón Soffritti, y que cerró a pocos meses de su lanzamiento-, me pasó por ejemplo que no me escuché a mí; escuché más a mi alrededor, y no lo que yo realmente necesitaba”, dice sin vueltas.
“La falla principal fue que no era auténtico, porque hoy cuando lo evalúo siento que no tenía nada que ver conmigo, desde la decoración hasta el concepto, no me representaba y falló por eso; mientras que la torta de la final de Bake Off fue lo más yo del mundo”, enfatiza.
Los últimos meses del año fueron intensos, porque ni bien termina la época de los balances personales, llega su cumpleaños, el 3 de enero. “Cumplí 34 años, que es una edad bastante power, donde te empezás a replantear cosas como ‘¿qué hice hasta ahora?’ ‘¿qué tengo?’; ‘¿qué quiero?’; ‘¿qué deseo?’; ‘¿quiero estar en pareja?’; ‘¿quiero ser madre?’; son muchas aristas abiertas”, expresa con absoluta transparencia.
—¿Cómo te encontrás con esas preguntas y qué te respondés?
—A veces me encuentro incómoda, porque es una edad donde te cuestionás y ves a tu alrededor. La vida que tienen mis amigas, la vida que tengo yo, a pensar un poco en todo. Trato de estar lo mejor posible, y creo que estoy en un lindo momento. Siempre que llega mi cumple no hay nadie en Buenos Aires, pero ahora había 30 personas a mi alrededor, que son mi primer cordón, súper cercanas, y estábamos felices, festejando. Me siento querida, acompañada, y contenta en mi profesión. Venía de una etapa un poco más difícil, más incómoda en lo laboral, donde las cosas no me estaban saliendo ni fluyendo, pero pasó lo de Bake Off y cerré el año con un moño.
—¿Decidiste fácil participar?
—Yo me moría por estar, siempre fui muy fan del formato, no solamente de Argentina, el de España lo vi todo. Cuando me llamaron me largué a llorar, y el día que arrancaban las grabaciones justo tenía un viaje, pero lo moví porque no me importaba nada, quería con todo mi corazón estar ahí.
—¡Y encima ganaste!
—Todavía no lo puedo creer. No me veía ni cerca en la final. Estoy muy feliz. Aprendí mucho, y te diría que fue uno de los proyectos más lindos de mi carrera. Me gustó el grupo, la exigencia, la dificultad, la competencia, la amorosidad, y el desafío. Todo fue muy lindo.
—Dijiste que el 2024 lo empezaste muy distinto, más para adentro. ¿Estabas triste?
—La verdad que sí, estuve bastante mal, medio enroscada con la separación. Además me agarré dengue, es como que me puso un freno el cuerpo. A mí lo de Loft me dio un hachazo, me golpeó fuerte. Me costó levantarme de esa, no por el resultado, sino por todo lo que trajo en consecuencia, básicamente todo el hate que recibí.
—¿Te criticaban por haberte ido de Luzu TV?
—Sí, se re calentaron todos, y hoy en día lo entiendo porque creo que me equivoqué en esa decisión, pero me parece que el hate es algo que se debería erradicar del mundo. Sé que es difícil porque estamos todos muy enojados, sensibles, angustiados y creemos que la mejor forma es esa, pero no. Además sentía que no había hecho nada tan malo, y todo parecía poco real, porque cuando estaba en Luzu era querida, buena onda, graciosa, y de repente, cuando dije que me iba a hacer Loft Stream, era la peor del mundo.
—¿Por qué crees que fue un error?
—Creo que no me escuché a mí. Escuché más a mi alrededor y no escuché realmente lo que yo necesitaba que era seguir donde estaba que en ese momento, que era un lugar donde creo que me habían abierto una puerta inmensa. Me corrí de un lugar donde estaba cómoda para experimentar algo que no estaba preparada, obviamente con el diario del lunes es fácil decir eso.
—Que se haya caído ese proyecto, ¿creés que tuvo que ver con la separación?
—Creo que sí, aunque eran varias cosas, pero eso nos distanció. Es muy difícil hacer algo, que te vaya mal, remarla y convivir. Estábamos hablando del tema 24/7. Y además el hate era todo contra mí. No era ni contra Loft, ni contra Gastón, era en mi contra. Creo que me corrí de un lugar donde estaba cómoda para experimentar algo que no estaba preparada, porque no era algo que venía de mis entrañas.
—¿Sentís que era más un deseo de Gastón ese?
—Un poco sí, porque a él lo inquietaba más esa idea que a mí. Y yo soy una persona que cuando estoy en pareja me inmolo un montón, doy mucho, y eso es algo que tengo que mejorar. Es un trabajo personal mío, que no tiene que ver con Gasti ni con nadie.
—¿Y cuando te separaste también aparecieron opiniones en redes?
—No tanto, al contrario, porque se dijo mucho que yo me quería separar porque no quería ser madre y hubo muchas mujeres que empatizaron conmigo, que entienden que hoy yo no estoy preparada para serlo, o que no me sale ese instinto maternal del que tanto se habla. Había una especie de banca, y la verdad es que hoy voy caminando por la calle y nadie me dice algo feo. Por eso estoy tan agradecida a Bake Off, porque ahí pude volver a mostrarme tal cual soy, era todo muy real.
—¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
—Uy, ayer. Por mi padre, que vive en México y ahora está en Argentina. Lo veo una vez por año. Cuando viene me moviliza, porque el vínculo con mi padre tiene que ver con sanar.
—Él se fue cuando vos eras chiquita.
—Sí, a mis 12 años.
—Y hay algo ahí que perdonaste, pero que también necesitaste.
—Creo que perdoné, entendí y supe siempre que era una oportunidad. Pero hubo una falta. Y bueno, esa falta uno las empieza a notar a la hora de sus vínculos sexoafectivos, o de ver ciertos manejos míos en la vida.
—¿Y se lo decís a él?
—Sí. Después, qué hace él con eso, es tema de él. Pero yo le digo todo y él se lo banca. No sé si hace un cambio desde el corazón, pero tampoco uno puede pretender eso de los padres.
—¿Te gustaría que viva acá?
—Creo que a él le vendría bien, porque ya va a cumplir 72 años, y acá tiene nietos y cinco hijas. Me parece que estaría mucho más contenido acá que en México, donde no tiene mucho más por qué quedarse, pero esa es una decisión de él. Le dije que sentía que acá iba a ser un poco más feliz.
—Y creés que algo de ese papá que se fue cuando vos eras chiquita, ¿impactó en cómo te relacionas con los hombres?
—Sin dudas. Al ser cinco mujeres, tuve una mamá muy todoterreno, y el rol del hombre está un poco desdibujado en mi familia. Internamente a mí me pasa que cuando estoy en pareja siempre me pongo muy empoderada y es difícil.
—¿Muy empoderada o muy mamá?
—Y todo. Vengo entendiendo que cuando uno está en pareja, justamente la palabra te lo dice, pareja. Tiene que ser parejo, sino hay un desbalance y no va a funcionar. Uno hace lo que puede y lo estoy trabajando.
— ¿Hoy en qué estás en el plano amoroso?
—Estoy sola. Pasándola bien, pero sin nada constante. Con ganas igual, que no es menor.
—Pasándola bien, ¿con cuánta gente?
—Dos o tres. Bueno, dos, pero ya estaría para renovar.
—Pero pará, ¿ninguno de esos dos va a prosperar en nada?
—No, no. Son amorosos, pero no. La verdad es que tengo ganas de conocer a alguien.
—¿Los conozco?
—A alguno sí, capaz.
—¿Alguno es Gastón Edul?
—No, Gastón es mi amigo.
—¿Qué pasó con Gastón Edul?
—Creo que nos pasó algo muy lindo de amistad, de llevarnos bien, y que la gente compró un poco también la historia. Todo lo que nos preguntaba Wanda se daba realmente natural. Todo lo que pasaba era de verdad, no actuábamos, nos reíamos, y nos re divertíamos. Lo quiero mucho y es uno de los compañeros con los que sigo hablando desde que terminó el programa. Es muy buen tipo, y estamos los dos en una etapa parecida, disfrutando de la vida, enfocados mucho en el trabajo.
—¿Con él en algún momento podría prosperar en otra cosa?
—Y no sé, y como yo no resisto archivo, no voy a decir ni que sí ni que no, porque no tengo idea. No quiero condicionar mi respuesta. Solo te puedo decir que es un compañero que quiero, que me llevo bien que me encantó conocer y que sigue en mi vida.
—Hablame de Wanda, que compartiste muchas horas ahí con ella. ¿Estás siguiendo todo el quilombo?
—Sí, olvidate.
—¿Sos Team Wanda?
—Sí, la verdad es que yo a Wanda la conocí, trabajé con ella, y obviamente no tengo una amistad porque tampoco es que se daba tanto, porque estaba por un lado el jurado con Wanda, y nosotros por otro. No tuve una relación como tuve con Eliana (Guercio), que fui a la casa.
—¿Pero no da para que le tires un mensajito y le digas “Wanda, necesitamos saber qué onda...”?
—No, para nada, no tengo esa confianza. Pero algo que admiré de ella es que es una mujer muy genuina, que para mí es muy verdadera. Dice lo que piensa, hace, deshace. No tiene miedo a las críticas. Y yo, que soy mucho más vulnerable, o tengo más miedos al hate, eso no me sale. Vi en ella una mujer empoderada. Ella sabía que yo recibía hate, y me dijo: “Cande, ¿qué te importa? Estás acá, en el mejor programa que podés estar”. Y tiene razón. Yo tengo mis amigas desde que tengo ocho años. Me aman, me eligen, no les importa si me fui de Luzu, si me fui de Loft, si me puse de novia con mengano. Me aman por la amiga que soy, por la mujer que soy, y yo me quiero quedar con eso.
—Wanda ahí te dio un buen consejo entonces.
—Si, Wanda en eso para mí la tiene clarísima, aunque no significa que no sufra. Eso no lo sé porque no tengo la cotidianidad para ver si está sufriendo o no, pero sí veo a una persona que no tiene problema en levantar un teléfono y decir lo que siente, opinar, y la admiro porque a mí eso me cuesta un poco más.
—Hablando de ser auténtico, ¿hay gente con la que no trabajarías más?
—No, yo soy muy profesional. Me llevo bien en general con todo el mundo. No tengo ningún tema. Pero sí hay laburos que son más difíciles, porque para mí la energía que se da con las personas es la que hace que las cosas salgan bien, que funcionen.
—¿Con Ruggero Pasquarelli volverías a trabajar?
—Sí, obvio.
—¿Con Gastón Soffritti?
—También. Sí, con los dos.
—Ya que hablamos sin tabúes, en streaming has hablado mucho de tus fantasías en el plano sexual.
—Sí, porque realmente no tengo tabúes a la hora de hablar de lo sexual, ni de lo que me pasa, porque siento que a todos nos pasan cosas, lo bueno, lo malo, lo más o menos, lo sexual. Y a mí no me inquieta tanto compartirlo.
—¿A qué famoso argentino sumarías a una noche apasionada si estuvieras en pareja?
—Al Chino Darín, y si es mujer, Natalie Pérez me parece que es una de las mujeres más lindas de la Argentina.
—Del uno al diez en una pareja, ¿qué puntaje tiene el plano sexual para vos?
—Un 60% diría, más de la mitad, pero no es todo tampoco.
—¿Te podrías quedar en una pareja si no tenés buen sexo?
—Sí, obvio. Lo trabajamos. Para mí el sexo es una construcción y es muy difícil. Me ha pasado que la primera vez está buena, pero después hay que trabajarlo un poco más, preguntar ‘¿qué te gusta?’, ‘¿qué necesitás?’, y yo soy muy charleta, así que hablo mucho de mis emociones y no me molesta para nada charlarlo.
—¿Te cuesta pedir disculpas si hace falta?
—Para nada, todo se charla y todo con amor.
—¿Cuándo fue la última vez que pediste disculpas?
—Hace poco, pero por otro tema que nada tiene que ver. Tuve una conversación linda y muy hermosa con Mel Lezcano, en casa, con mates, donde las dos nos hemos pedido disculpas. Había diferencias, pero yo la quiero mucho. Le dije que le pedía disculpas si ella se había sentido herida y ella lo mismo conmigo. Quedamos con mucho amor la una por la otra, y sé que si levanto un teléfono ella va a estar, y ella sabe lo mismo de mi parte.
—¿Cómo es el vínculo con tu mamá?
—Mi mamá es todo lo que está bien.
—Eran cinco, así que había quilombo.
—Si, y me acuerdo que cuando éramos chicas ella cerraba la puerta con llave de su cuarto. No podíamos entrar a su cuarto ni a su baño. Hoy en día la re entiendo y creo que haría lo mismo. La amo.
—¿Le decís lo suficiente que la querés?
—Todo el tiempo. Soy muy cariñosa. Cuando la llamo o ella me llama, nunca le digo: ‘Hola mamá’, sino: ‘Hola diosa del Olimpo, ¿cómo estás?’, así la trato siempre. Soy su mega fan. Nosotras nos decimos todo el tiempo que nos queremos. Somos un grupazo junto con mis hermanas. Para mí tener hermanas es la prueba más fiel de quién soy y de dónde vengo. Nadie entiende como mis hermanas lo que me pasa, son mi red, con quienes comparto mi felicidad. Hoy siento como si hubiese salido para afuera, contenta, en un estado al que pensé que no iba a llegar, motivada y con proyectos.