“Así descubrimos el pasado oculto que quedó bajo el agua”: entrevista a los arqueólogos de la Atlántida europea

Los investigadores del proyecto SUBNORDICA exploran Doggerland, un territorio inmenso de mar entre Gran Bretaña y Escandinavia que fue una civilización durante la Edad de Piedra. En diálogo con Infobae, los científicos explicaron cuáles son los desafíos y qué encontraron hasta el momento

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Los arqueólogos del proyecto SUBNORDICA
Los arqueólogos del proyecto SUBNORDICA buscan en el mar el pasado de las poblaciones que vivieron en la Edad de Piedra (Imagen ilustrativa generada con IA)

Hace miles de años, un territorio inmenso se extendía entre lo que hoy es Gran Bretaña, los Países Bajos y Escandinavia. Era una tierra fértil, con ríos y bosques, donde los cazadores y recolectores prehistóricos vivían y prosperaban. Luego, el mar subió y subió. Y subió aún más. Doggerland, como se la conoce hoy, quedó sumergida bajo las aguas del Mar del Norte y esconde un pasado que la ciencia apenas comienza a descifrar.

Un proyecto, SUBNORDICA, nuclea distintos centros de investigación europeos para desenterrar su historia con las herramientas más avanzadas de la arqueología moderna. Su propósito es ambicioso: reconstruir los paisajes perdidos y entender cómo vivían las comunidades costeras hace más de 9.000 años, antes de que el aumento del nivel del mar las cubriera por completo.

Tres de los investigadores que encabezan el proyecto dialogaron con Infobae. Explicaron cómo es la arqueología subacuática, cómo se trabaja en un entorno tan complejo como el mar y precisaron qué pretenden hallar en las ruinas que persisten tras miles de años de destrucción.

Para Vincent Gaffney, investigador de la Universidad de Bradford y líder de SUBNORDICA, el proyecto representa un paso crucial para iluminar un capítulo olvidado de la historia humana. “Hace veinte mil años, el nivel global del mar era 130 metros más bajo que en la actualidad. Con el calentamiento global progresivo y el aumento del nivel del mar, desaparecieron paisajes únicos, hogares de sociedades humanas durante milenios”.

infografia

A Doggerland también se la conoce como la “Atlántida de Europa”, un territorio que en su momento cubría un área más grande que la actual Inglaterra. Sin embargo, hasta unos años, los científicos sabían poco y nada sobre su existencia. “Sabíamos que debía haber sido habitable y probablemente una de las áreas de asentamiento más importantes para los cazadores-recolectores en el noroeste de Europa, pero no teníamos evidencias directas”, dijo Gaffney.

Eso comenzó a cambiar en las últimas dos décadas. Los arqueólogos lograron recrear la topografía de la región gracias a los datos sísmicos. Luego, con núcleos de sedimentos extraídos de antiguos canales de ríos, analizaron ADN para reconstruir la flora y fauna del paisaje perdido. “En 2024, recuperamos los primeros conjuntos de artefactos de las profundidades marinas a nivel mundial, resultado de la prospección y no de hallazgos casuales. Este es solo el comienzo de la exploración de esta área”, afirmó el líder del proyecto.

La tecnología -y todos sus avances de los últimos años- juega un rol central. SUBNORDICA emplea inteligencia artificial para analizar los grandes volúmenes de datos sísmicos que se obtienen en exploraciones para la industria petrolera y eólica. “La cantidad de datos es ahora tan grande que no podemos interpretarlos manualmente. Dependemos cada vez más de la IA para identificar zonas con potencial arqueológico”, detalló Gaffney. Además, los investigadores combinan exploraciones con buzos, perforaciones en el lecho marino y análisis genéticos para obtener la mayor cantidad de información posible.

一¿Qué esperan encontrar en estas ciudades sumergidas?

一Aunque los cazadores-recolectores no dejaron un legado material tan abundante como las civilizaciones agrícolas, existen indicios de que Doggerland albergaba estructuras y herramientas únicas. Sabemos que hay bosques fosilizados preservados en algunas áreas. Además, el hecho de que no haya sido alterada por la agricultura o la urbanización moderna significa que ciertos restos podrían estar sorprendentemente bien conservados.

一Además de Doggerland, ¿qué otras regiones están explorando?

一Los investigadores de Bradford están trabajando actualmente en el Mediterráneo y Japón. El aumento del nivel del mar fue un fenómeno global y se perdió una superficie tan grande como la de América del Norte tras la última glaciación y debido al cambio climático. Esta es una lección que tenemos que aprender.

La expansión de los parques eólicos marinos en el Mar del Norte es una realidad, y muchas de las áreas de interés arqueológico están en zonas donde se construirán infraestructuras energéticas. Para Gaffney, representa una oportunidad más que una amenaza. “El problema no es el daño, sino el acceso a áreas para la investigación antes de que se produzca el desarrollo. Trabajar en conjunto con la industria es clave”, consideró.

Es que SUBNORDICA, según sus impulsores, no solo busca reconstruir el pasado, sino también aportar información valiosa para el futuro. Entender cómo los humanos prehistóricos se adaptaron a un mundo en transformación puede ofrecer pistas cruciales en la era del cambio climático.

Una misión con obstáculos

Las áreas de tonalidades verdes
Las áreas de tonalidades verdes señalan lo que fue Doggerland

La exploración arqueológica subacuática es una misión llena de obstáculos. En las excavaciones en tierra firme, el trabajo puede organizarse con relativa facilidad, pero el buceo en aguas profundas impone limitaciones extremas. En el caso de SUBNORDICA, los arqueólogos no solo deben enfrentarse a las complejidades del medio acuático, sino también a la falta de visibilidad, las corrientes marinas y la dificultad de acceso a ciertas zonas.

Todo eso lo sabe bien Peter Moe Astrup, arqueólogo subacuático del Museo Moesgaard de Dinamarca. “Uno de los mayores desafíos a la hora de examinar los paisajes y yacimientos sumergidos es la evidente dificultad de trabajar bajo el agua con buzos. Se requiere una mayor planificación para trabajar bajo el agua. A mayores profundidades, donde es difícil trabajar con buzos, la búsqueda de pruebas arqueológicas se vuelve aún más complicada”, aseguró.

Según precisó, el proyecto investigará la importancia de las costas antiguas y sus recursos para los seres humanos. Con estudios de buceo en la bahía de Aarhus, Dinamarca, determinarán cuán extendidos estaban los asentamientos costeros en comparación con los del interior y deducirán cómo se explotaban los recursos marinos hace entre 9.000 y 8.500 años.

El trabajo en la bahía de Aarhus ya dio algunas pistas sobre la vida en las costas prehistóricas. Los arqueólogos identificaron un yacimiento de la Edad de Piedra de 8.400 años de antigüedad, sumergido a siete metros de profundidad. En él se encontraron restos de fauna marina, como peces y focas, lo que sugiere que la explotación de recursos acuáticos era más común de lo que se pensaba en la región.

El problema es que la mayoría de los yacimientos conocidos de la cultura Maglemose, que habitó la región entre el 9.500 y el 6.400 a. C., se descubrieron en antiguas zonas interiores, como ríos y lagos. Entonces, los enigmas emergen por sí solos: ¿qué sucedió con los asentamientos costeros cuando el nivel del mar comenzó a subir? ¿Fueron simplemente abandonados o las poblaciones se adaptaron de alguna manera?

Ejemplo de una excavación submarina
Ejemplo de una excavación submarina encabezada por el instituto de investigación alemán NIhK. (Foto: Christian Howe).

Para responder a esas preguntas, los investigadores aplican un enfoque sistemático para localizar y estudiar los restos sumergidos, aunque en la práctica se topan con un sinfín de escollos. La excavación bajo el agua es una tarea ardua. Los arqueólogos deben trabajar en pequeños espacios de un metro cuadrado, usando dragas submarinas para aspirar los sedimentos y recuperar cualquier artefacto que pueda encontrarse en el fondo marino. Todo debe registrarse meticulosamente, lo que requiere tiempo y precisión.

Si bien la mayoría de las excavaciones previstas en el proyecto son en aguas poco profundas a las que pueden acceder los buceadores, también hay áreas hondas que resultan de extrema complejidad. Allí pueden alojarse algunos de los restos arqueológicos más preciados. “Es claramente un gran desafío que debe abordarse en relación con los grandes proyectos de energía offshore”, señaló Astrup.

Los parques eólicos marinos, que están en pleno auge en el norte de Europa, representan un nuevo obstáculo, pero también una oportunidad. Muchas de las instalaciones requieren estudios geofísicos detallados del lecho marino antes de su construcción, lo cual brinda a los arqueólogos acceso a datos invaluables. La clave está en colaborar con la industria para garantizar que las evidencias no se pierdan antes de ser documentadas.

A pesar de los desafíos, Astrup cree que el campo de la arqueología subacuática seguirá creciendo. La inversión en energías renovables y en exploración marina podría traducirse en posibilidades para investigar el pasado sumergido. Pero, para eso, es fundamental contar con tecnologías avanzadas y un enfoque interdisciplinario que combine buceo, análisis de ADN, modelado digital y estudios sísmicos.

A Astrup le gustaría explorar todo lugar que haya sido desbordado por el mar, lugares que revelen cómo las sociedades humanas se adaptaron a los cambios climáticos de hace milenios. Yacimientos que devuelvan pistas -algunas de ellas ya detectadas- de cómo vivían esos pueblos hace miles de años.

Lo que se descubrió hasta ahora

El trabajo de investigación ya permitió echar al menos algo de luz respecto a cómo vivían las comunidades de la Edad de Piedra en lo que hoy es el fondo del mar. A pesar de los desafíos que implica la arqueología subacuática, los investigadores lograron recuperar piezas de gran valor que amplían el conocimiento sobre el pasado.

Svea Mahlstedt, especialista en la Edad de Piedra y arqueóloga subacuática del instituto alemán NIhK, es una de las responsables de los hallazgos. “Los yacimientos mejor conservados suelen estar en lagunas cercanas a la costa, donde los restos de la vida cotidiana quedaron atrapados en sedimentos húmedos junto con grandes cantidades de material orgánico. Allí encontramos herramientas de piedra con mangos de madera, arcos de caza, restos de huesos de animales, y hasta estructuras de pesca como trampas, cercas y lanzas para peces”, enumeró.

Uno de los puntos que más llama la atención es la conservación excepcional de materiales orgánicos, que deja que se analice al detalle la vida de aquellos grupos humanos. “Estos sitios también revelan rastros de comportamientos simbólicos o metafísicos, como depósitos intencionales de herramientas o incluso tumbas. Todo sugiere que estas poblaciones tenían rituales o creencias que aún estamos tratando de comprender”, agregó Mahlstedt.

Los investigadores principales de SUBNORDICA:
Los investigadores principales de SUBNORDICA: la Dra. Katrine Juul Andresen, el profesor Vincent Gaffney, la Dra. Svea Mahlstedt y el Dr. Peter Moe Astrup

Hay, claro, muchos misterios pendientes. Uno de ellos es cómo las comunidades interactuaban con su entorno. Los arqueólogos aún tienen más inquietudes que certezas sobre su forma de vida. Al parecer, tenían un gran conocimiento de los materiales naturales para fabricar herramientas, lo que hace suponer que también dominaban otros aspectos como la enseñanza y el comercio, según los expertos.

Otras de las grandes preguntas que guían la investigación de SUBNORDICA es cómo estos grupos se adaptaron al aumento del nivel del mar. ¿Cuánto se desplazaban de sus hogares? ¿Qué criterios usaban para elegir sus asentamientos? ¿Se dieron cuenta de la subida del nivel del mar? ¿Cómo reaccionaron ante ello?

El avance de la tecnología es clave para responder estas preguntas. “Los desarrollos en geofísica marina y teledetección revolucionaron el estudio de los paisajes inundados y sus habitantes. Sin estas herramientas, sería imposible identificar estructuras bajo el agua sin excavaciones directas”, destacó Mahlstedt.

El proyecto arqueológico también apuesta por la inteligencia artificial para mejorar la disciplina subacuática. “Estamos integrando IA para evaluar datos arqueológicos y geofísicos. La idea es optimizar la búsqueda de sitios sumergidos y desarrollar mejores estrategias para su estudio”, señaló.

El futuro de la arqueología subacuática parece prometedor. Aunque aún queda mucho por descubrir, los avances tecnológicos y el interés creciente en las investigaciones permiten recuperar fragmentos de historia que de otro modo quedarían en el olvido.

Explorar el pasado oculto bajo el agua es una tarea que exige paciencia, tecnología y, sobre todo, tiempo. Cada fragmento hallado es una pieza que completa un rompecabezas milenario que sigue incompleto. Con perseverancia, de tanto en tanto, el mar devuelve parte de una historia que parecía perdida para siempre.

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