
Si el cerrojo del Ministerio de Economía sobre las paritarias sigue sin flexibilizarse, la CGT quedará más cerca del cuarto paro general que de una negociación con el Gobierno porque ya no quedarán dialoguistas.
Es que el ministro Luis Caputo quiere que los aumentos salariales no superen el 1% mensual y uno de los recientes acuerdos que quedó en la mira es el de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), que firmó por un 5,4% en tres tramos (1,9% en abril, 1,8% en mayo y 1,7% en junio). Su titular, Armando Cavalieri, es un dialoguista de pura cepa que habla y negocia con todos los gobiernos desde hace 40 años, e incluso con la administración de Javier Milei viene firmando paritarias alineadas a la pauta que fija Economía.
“Nuestro objetivo es sostener el poder adquisitivo del salario ante una inflación que aún persiste -dijo el líder de Comercio tras rubricar el incremento salarial-. Este acuerdo es parte de un monitoreo constante que realizamos para proteger el ingreso de las familias trabajadoras”.

Según explicaron en el sindicato mercantil, el alza de la inflación de marzo, que llegó al 3,7%, acentuó el desfase salarial en la actividad y los porcentajes de mejora acordados con las cámaras “no son exagerados”.
No es lo que piensa Caputo, para quien, en sintonía con las previsiones de consultoras privadas, en abril bajará la inflación (se habla de un 3%), pero para mantener la tendencia descendente se requiere de precios y salarios que se mantengan por debajo del índice de costo de vida.
Por eso, el ministro de Economía busca que los incrementos salariales no superen el 1% mensual y la amenaza para los sindicatos que firmen por encima es, como viene sucediendo, la no homologación de los acuerdos.
En el caso de Comercio, el 5,4% trimestral prendió las luces amarillas en el tablero de Caputo, aunque el acuerdo firmado la semana pasada por Cavalieri y las tres cámaras del sector aún no llegó a la Secretaría de Trabajo que conduce Julio Cordero para ser analizado.

Hay otros aumentos salariales acordados en las últimas semanas que también traspasaron la pauta oficial: según el relevamiento que publica en X Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, por ejemplo, SMATA cerró un aumento salarial del 8,3% para el segundo trimestre del año y Sanidad acordó con las cámaras de laboratorios un incremento del 8,6% a partir de abril (en los hechos, para el trimestre abril-junio).
Pero la paritaria del Sindicato de Comercio siempre es clave porque alcanza a 1.200.000 trabajadores y sirve de referencia para otros sectores. Y, además, porque Cavalieri es un adalid del sindicalismo dialoguista que viene endureciendo su postura ante el Gobierno por algunas señales negativas en su actividad, que afectan el salario, el empleo y la recaudación sindical, pero si ahora no le homologan el acuerdo salarial podría romper su clásica actitud moderada.
Los topes a las paritarias, y la consecuente amenaza de no homologar los acuerdos que superen el techo oficial, es el gran tema que preocupa y unifica a todos los dirigentes gremiales. Antes de la marcha por el Día del Trabajador, el cotitular de la CGT Héctor Daer (Sanidad) dijo que “no puede haber libertad de precios y paritarias pisadas”.

Es el mismo dirigente cuya paritaria del período octubre-diciembre (11,4% en tres tramos) no fue homologada porque superaba la pauta oficial y en la siguiente negociación utilizó una fórmula distinta para adaptarse al esquema de Economía: para el trimestre febrero-abril firmó por un 5,2% en tres tramos (1,9%, 1,7% y 1,6%), aunque para que ese porcentaje fuera convalidado por Trabajo no incluyó ninguna mejora en enero, con lo cual, en la práctica, esos puntos por encima de la pauta oficial quedaron compensados en el total de 7 meses.
Algo similar le pasó a la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la Argentina (UTHGRA), que lidera Luis Barrionuevo: ante las presiones del Gobierno, en febrero aceptó replantear su paritaria del 16% por cuatro meses a una mejora del 7,6% que regirá por un semestre. De esta forma, los incrementos que habían sido pactados por un 5% y 6% mensual bajaron del 2% en diciembre hasta llegar al 0,5% en mayo, como quería Economía.
Ahora, en medio del intento por bajar costo de vida, en el Gobierno advirtieron que los sindicatos deben abandonar la idea de atar las paritarias a la inflación y que deben negociar los salarios básicos -más bajos- para permitir que las empresas tengan margen de otorgar aumentos más altos al personal que demuestre un incremento de la productividad, por ejemplo.

“La paritaria tiene que ir para abajo de la banda y después está el salario más alto, que es el que se le paga a los mejores”, definió un funcionario libertario, que propone una suerte de cambio cultural de los sindicalistas para negociar las paritarias sin la inflación como un parámetro.
Pero en la CGT alertan que algo así, en todo caso, podía hablarse si el costo de vida seguía en descenso. Después del 3,7% de marzo, y sin garantías de que vuelva a descender a partir de abril, ningún dirigente gremial quiere firmar paritarias a la baja, y mucho menos cuando algunos de ellos pondrán en juego su liderazgo este año en una serie decisiva de elecciones que habrá en una veintena de gremios líder. Y, obviamente, nadie puede asegurar los votos de sus afiliados si los salarios no mejoran sensiblemente.
La disputa salarial puede agravarse porque la mayoría de los sindicatos prevé reclamar la reapertura de las paritarias luego de que confirmó el 3,7% de inflación de marzo. Poco antes de que el INDEC difundiera esa cifra, incluso, la propia Secretaría de Trabajo confirmó en un relevamiento que de las 23 paritarias firmadas por los principales sindicatos para el período enero-marzo 2025, la mayoría estuvieron alineadas con la pauta que definió el Ministerio de Economía, pero sólo 2 tuvieron aumentos por encima de la inflación trimestral.
Por eso, si Caputo frena ahora los incrementos superiores al 1% mensual, la guerra con los gremios será inevitable.
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