
Mientras el resto de los candidatos para las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires habla de transporte, seguridad, higiene -es decir, las principales preocupaciones de los porteños-, Manuel Adorni y los referentes libertarios se enfocan centralmente en el gasto público y, en segundo plano, del concepto de “orden”. No muestran interés en dirigirse a los temas “de cercanía”, que sí abordan sus principales rivales: Silvia Lospennatto (PRO), Ramiro Marra (Libertad y Orden); Leandro Santoro (Es Ahora BA) y Horacio Rodríguez Larreta (Volvamos BA).
Cuando falta un mes y medio para los comicios del 18 de mayo, el vocero apenas se refirió a las inquietudes de los porteños que aparecen en las encuestas locales. Al contrario, en su conversación con el streaming Neura, el jueves, dijo que votarlo a él era equivalente a darle respaldo a Javier Milei.
Más allá de la “motosierra”, los representantes del Gobierno no tienen una batería de propuestas concretas para la Ciudad, a diferencia del oficialismo amarillo; del financista que disputa el concepto de libertad a los Milei o la oposición más férrea que lidera el radical-K. Pero no es una falla, aseguran, sino parte de un plan.
La nacionalización de la campaña fue premeditada, y el Gobierno empezó a activarla desde el primer día, con la visita, fotografiada y difundida, a la sede de la administración de Jorge Macri con el aparato rebanador en mano, como símbolo.
Ayer, la reforzaron. En un sábado fresco del incipiente otoño, hicieron bajar al territorio a tres referentes locales. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que lleva el concepto de “orden”, el único que coincide con las necesidades porteñas; el titular de Desregulación, Federico Sturzenegger, que tiene buena imagen y cuya presencia refuerza la intención de recortar el gasto del GCBA; y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, cuya participación se explica sólo por su relación con Karina Milei, pues proviene de La Rioja, lidera la Cámara de Diputados nacional y no registra índices altos de conocimiento o aprobación, más allá del apellido.

Los impuestos y el rol de los políticos (cuando son apreciados como ”casta”) aparecen en lo alto de la órbita de las preocupaciones nacionales. Pero no a nivel local, donde tallan fuerte otras, como el estado del tránsito y el transporte, la salud y la educación. Sin embargo, no hay planes de sumar a la campaña a los jefes de las áreas que inquietan a los vecinos. El secretario Franco Mogetta y los ministros Mario Lugones, aunque poderosos en el esquema de la administración nacional, tienen muy bajo perfil y brillan por su ausencia en la difusión de la plataforma de ideas libertarias para la Ciudad de Buenos Aires. Y por ahora no se informó que Sandra Pettovello, de Capital Humano, tenga planes de bajar a recorrer.
Hay ciertos pruritos internos con esta estrategia, donde prima la distancia conceptual del bastión que se busca conquistar. Y algunos funcionarios, inclusive en lo alto del Gobierno, se preguntan si los porteños estarán dispuestos a darle su voto a Milei, a través de Adorni y compañía, a pesar de que no les hablen sobre sus preocupaciones como vecinos, sino únicamente como ciudadanos nacionales.

Por ahora, esas voces no son escuchadas. “Lo único que importa es la marca”, repiten en el laboratorio elecotral de LLA que maneja Santiago Caputo. Y agregan que no los desvela que los reveses en la órbita nacional -como el caso de la criptomoneda $LIBRA, la volatilidad cambiaria o los cuestionamientos institucionales- pueden traer dudas sobre la imagen del vocero en el primer turno electoral de alto voltaje este año.
Las posiciones libertarias, de todas formas, son dinámicas. En los primeros meses del año, cuando aún no habían definido al candidato porteño, en la Casa Rosada aseguraban que no necesitaban sacrificar una figura conocida en una contienda para una Legislatura, porque bastaba con que el postulante, fuera quien fuese, tuviera el apoyo de Milei y compitiera con el sello violeta.
Al final, por el nivel de los rivales, se vieron obligados jugar a Manuel Adorni, a pesar de que el portavoz no quería rebajarse a una elección legislativa y de que les hubiera sido más útil en la pelea nacional por la Cámara de Diputados o el Senado. Por lo que nada asegura que con el pasar de las semanas, los libertarios desarrollen una plataforma más ambiciosa.
Es difícil que ocurra. Después de todo, la consigna madre del mileismo sigue siendo disminuir el rol del Estado. Por lo que cualquier promesa de acción sería contradictoria con el espíritu libertario nacional que buscan aplicar a la ciudad.
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