Todavía no sabe qué va a hacer. Horacio Rodríguez Larreta tiene en claro que seguirá en la actividad política y que buscará reinventar su carrera luego de su dura derrota ante Patricia Bullrich en las PASO de 2023. Y definió, además, que cualquier camino que elija será sin renunciar al PRO, aunque está convencido de que el partido que aún integra ya no es el mismo que ayudó a expandirse.
En su entorno, mucho más pequeño que su época de esplendor, aseguran que el ex jefe de Gobierno no descarta ninguna de las tres alternativas que medita sobre su futuro inmediato: presentarse como candidato a senador nacional por la ciudad de Buenos Aires, como postulante a legislador porteño o directamente no participar de las próximas elecciones legislativas y esperar a los comicios de 2027.
Quienes lo ven más seguido deslizan que en los últimos días dio señales de que no será candidato a nada, pero no descartan que finalmente lo haga. Rodríguez Larreta, de todas formas, estará presente en las elecciones de este año a través de una lista propia que liderará un reducido círculo de dirigentes leales a su figura como el legislador porteño Emmanuel Ferrario, la senadora nacional Guadalupe Tagliaferri y el ex ministro de Cultura del macrismo Pablo Avelluto, entre otros.
Como primera señal de ese próximo paso del larretismo, Tagliaferri publicó esta semana en su cuenta de X una foto junto con Ferrario y Avelluto y este texto: “Siempre es lindo encontrarse con @emmaferrario y @pabloavelluto, dos amigos que me dio la política y que sostienen sus valores y convicciones pase lo que pase. Recargando energías para un 2025 con muchos proyectos”.
Para Rodríguez Larreta, la decisión de Jorge Macri de desdoblar las elecciones legislativas le permitirá que él o su equipo se concentren en un proyecto netamente porteño, sin interferencias de la pelea que se dará a nivel nacional. Es lo que viene insinuando el propio ex jefe de Gobierno en sus redes sociales, donde publica mensajes y videos en los que aparece rescatando muchas de las obras de sus 8 años de gestión que mejoraron la ciudad de Buenos Aires, como el Metrobús, el Paseo del Bajo o la avenida Corrientes convertida en peatonal.
Tampoco es casual que en sus redes aparezcan imágenes de sus visitas a distintos barrios. En entorno afirman que Larreta dedica 3 horas por día a recorrer la ciudad y hablar con los vecinos. En esa vidriera no hay fotos ni videos en los que se muestre con políticos. No es casual. Casi a manera de autocrítica, dicen que el ex jefe de Gobierno siente que perdió las elecciones pese a haberse rodeado de dirigentes importantes de partidos reconocidos con los que cerró un acuerdo electoral y por eso ahora prefiere que lo vean acompañado por la gente común. Es casi un acercamiento a Javier Milei, de cuya ideología y estilo se ubica en las antípodas: “Nada de casta” parecería ser su consigna.
Rodríguez Larreta no habla con Mauricio Macri y tiene una relación tensa con su primo Jorge. No comparte el viraje del PRO hacia posturas extremas como las de La Libertad Avanza y cree que el partido se está desperfilando, pero mucho menos coincide con el salto sin red que dio Patricia Bullrich hacia las filas libertarias. De todas formas, en la intimidad, el ex alcalde porteño admite que Milei está mostrando buenos resultados económicos y que se encamina a un claro triunfo electoral. Cuando el Presidente asumió, el 10 de diciembre de 2023, Rodríguez Larreta estaba casi seguro de que la economía iba a naufragar.
Con las elecciones porteñas separadas de las nacionales, el ex jefe de Gobierno imagina que tiene una gran oportunidad. Sus amigos juran que muchos de los vecinos con los que habla en sus recorridas le dicen que lo extrañan y que la ciudad estaba mejor durante su gobierno. Incluso aseguran que en la calle no recibe agresiones ni insultos, como sucedió en la marcha universitaria de octubre pasado. Larreta tiene una visión muy crítica de la gestión de Jorge Macri y si se compite tratará de diferenciarse de la actual administración porteña haciendo hincapié en cómo estaba Buenos Aires cuando él tenía el poder.
Además de meditar entre las 3 alternativas, el ex candidato presidencial evalúa con quién podría aliarse en caso de volver al ruedo electoral. En el larretismo se da por descontado que una potencial socia será Elisa Carrió, aunque no tiene tan claro si estrechará filas con el radical Martín Lousteau, con algunos movimientos políticos que causan sospechas en el equipo del ex jefe de Gobierno. Sobre todo porque Larreta no quiere saber nada con el kirchnerismo, que en la ciudad de Buenos Aires, revelan, prepara una suerte de camuflaje a través de un nuevo partido que le permitiría, a través de la figura del ex radical Leandro Santoro, intentar captar a un electorado porteño reactivo a los K.
Sin los recursos de antes, los larretistas se manejan con encuestas del PJ porteño que le dan buenos números al ex alcalde, aunque, a la luz de la experiencia de 2023, ya no confían tanto en los sondeos. Pero, aun así, suponen que cualquier porcentaje significativo que obtenga una eventual candidatura de Rodríguez Larreta podría conspirar contra el triunfo de Jorge Macri en la ciudad, que tiene en La Libertad Avanza un competidor electoral temible en el bastión político del PRO.
Por eso los alfiles del larretismo suponen que los Macri lo terminarán llamando para intentar algún acuerdo electoral que unifique la propuesta del PRO y evite la dispersión electoral del partido. Hasta ahora, hay contactos entre las segundas y terceras líneas, pero los máximos líderes no dialogan. Si se suspenden las PASO en la ciudad, como quiere Jorge Macri, la elección a legisladores porteños se anticiparía a mayo o junio. Esa jugada, en el fondo, apunta a descolocar al mileísmo para que no pueda competir eficazmente en el distrito. De todas formas, Larreta no quiere estrechar filas con el macrismo si profundiza el giro a la derecha dura para disputarle el electorado a La Libertad Avanza.
El ex jefe de Gobierno, de todas formas, presentó en agosto pasado el Movimiento al Desarrollo (MAD), un think tank político centrado en el desarrollismo y la cooperación público-privada, pero no tiene en claro desde qué sello partidario se presentará eventualmente como candidato.
Más allá de su última debacle electoral, Larreta sigue reivindicando la necesidad de una fuerza política de centro, pluralista, que sirva de alternativa a las ideas extremas de Milei, y discrepa con el silencio del PRO conducido por Mauricio Macri, que hasta ahora, se indignan en el larretismo, no tomó distancia de la postura “intolerante y fundamentalista” del Presidente en el Foro de Davos.
Pese a las diferencias respecto del gobierno de Milei, Larreta sigue teniendo reuniones periódicas con Diego Santilli, a quien los larretistas visualizan apenas a un paso de pasarse a la tropa libertaria. En esas charlas de amigos, que ya no comparten el mismo camino político, también aparece la disyuntiva que hoy desvela a Larreta: candidato a senador, a legislador porteño o a nada. El riesgo de competir hoy es arriesgarse a un nuevo traspié electoral. Esperar hasta 2027 también puede ser peligroso para la supervivencia política del dirigente que parecía cerca de la Presidencia y terminó lejos de todo.