Desde Washington, Estados Unidos) Javier Milei y Marco Rubio, futuro secretario de Estado, se encontraron en la Gala Inaugural Starlight, donde aprovecharon la oportunidad para analizar la agenda de América Latina que está atravesada por las dictaduras en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Junto al presidente se alineó el canciller Gerardo Werthein, mientras Karina Milei conversaba con otros invitados especiales de la Gala.
El evento, organizado en honor a la asunción de Donald Trump y su vicepresidente J.D Vance, sucedió muy cerca del Capitolio, en Unión Station. A la espera de la llegada del Presidente de los Estados Unidos, una banda tocaba covers y los invitados se apiñaban sobre unos escones con salmón, que fue de lo poco que se sirvió.
Antes del encuentro informal con Rubio -que mañana asume oficialmente como secretario de Estado-, Milei puso cara de selfie al menos 250 veces. “Es Mick Jagger, la gente hacía cola para sacarse una foto con el presidente”, aseguró un invitado especial al evento.
A pocos metros del jefe de Estado, Mike Tyson también era requerido por los donantes de la campaña de Trump, que habían sido invitados para sacarse una foto con el presidente. Tyson es republicano, como Sylvester Stallone, que ya ha cenado varias veces en Mar -a- Lago.
Cuando finalmente pudo evitar las selfies, Milei junto a Werthein dialogaron con Rubio acerca de América Latina con hincapié en la dictadura de Venezuela. El secretario de Estado tiene una posición crítica del regimen que controla Nicolás Maduro, y las coincidencias con Milei son absolutas.
Rubio considera que Maduro hizo fraude, que la dictadura venezolana sobrevive por la corrupción trasnacional, y que es necesario profundizar las sanciones económicas y financieras para sellar el futuro político del regimen caribeño.
Milei tiene idéntico pronóstico sobre Venezuela y cree que el futuro secretario de Estado empujará una agenda diplomática que permita -al menos- contener las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que cometen Miguel -Diaz Canel, Daniel Ortega y Maduro.
La intención de Milei era dialogar con Rubio, saludar a los invitados especiales, y aguardar la llegada de Trump y Vance. Pero la espera se hizo larga, y los termómetros digitales marcaban 13 grados bajo de cero de sensación térmica.
Cuando los relojes dieron las 11 PM (una de la madrugada en Argentina), el presidente, Karina Milei y Werthein pidieron sus autos oficiales y se fueron sin escalas al hotel que ocupan en Georgetown.
A la medianoche, Trump y Vance llegaron a Unión Station. Con el clásico de Frank Sinatra A mi manera, el presidente de los Estados Unidos junto a Melanie ocuparon el centro de la pista de baile.
Si no ocurre un hecho político por afuera de la agenda oficial, Milei ya no verá a Trump durante esta gira por Washington. Estuvo con él ayer a la mañana, cuando la familia presidencial concurrió a la ceremonia protocolar en Saint John, una pequeña iglesia muy cerca de la Casa Blanca.
Al terminar el oficio religioso, Trump, Melania y el resto de la familia presidencial salieron por un pasillo cercano a la ubicación de Milei. Trump lo saludó y tuvo un gesto afectivo, mientras ciertos miembros de su familia le pidieron a Milei una selfie. El jefe de Estado aceptó inmediatamente, y desde ese momento el clima protocolar se rompió en mil pedazos.
“Ahí metí entre 20 y 30 selfies corridas. Con la gente que estaba en la iglesia”, le comentó Milei a un miembro de la delegación oficial.
-¿Y Trump que te dijo?, le preguntaron al presidente.
-Me saludó como un amigo-, contestó.
El presidente volará hoy a Davos para participar del Foro Económico Mundial, adonde tiene previsto explicar su mirada del mundo tras la llegada de Trump a la Casa Blanca.