
Marcelo D’Alessio, el falso abogado que es el eje de la primera causa que se inició en la justicia de Dolores para analizar el funcionamiento de servicios de inteligencia “paralelos”, fracasó este jueves en su intento por convertirse en “arrepentido” en el expediente, revelaron a Infobae fuentes del caso. Es que, después de escucharlo, el fiscal Juan Pablo Curi resolvió no aceptarlo como imputado-colaborador porque la información que aportó no permitían generar “un avance significativo” para la causa, que ya se encuentra a las puertas de ser elevada a juicio oral.
“La información aportada no reunía los requisitos previsto por la ley. No permiten un resultado significativo ni permite individualizar a otros autores”, señalaron las fuentes consultadas por Infobae. La declaración de D’Alessio se habría remitido a una reedición de lo que ya dijo cuando buscaba convertirse en arrepentido, al inicio de la causa y no lo logró.
D’Alessio llegó esta mañana desde el penal de Ezeiza donde está preso, con una gran cantidad de documentación. Vestía una chomba blanca Hugo Boss y fue ubicado en una sala junto a su abogado, Claudio Foggar, y una asistente de la fiscalía. En otra sala, por videoconferencia, lo escuchaba el fiscal Curi. Es que, por protocolo covid, no había un lugar amplio para que entraran todos.
En la audiencia con el fiscal, D’Alessio habló durante casi cinco horas. Y luego esperó la decisión del fiscal de aceptarlo o no. La respuesta llegó minutos antes de las 18, con una negativa.
Los detalles de su aporte no pueden trascender porque así lo impone la ley del arrepentido. Sin embargo, fuentes del caso señalaron a Infobae que D’Alessio reiteró dichos que ya habían expresado en el inicio de la causa. En aquella oportunidad, el falso abogado sí había conseguido un acuerdo con la fiscalía, pero fue el juez Alejo Ramos Padilla el que rechazó convalidarlo como arrepentido porque sus aportes no eran sustanciales para la causa. Nunca trascendieron cuáles habían sido sus revelaciones.

D’Alessió, que solía aparecer en televisión hablando como un experto de terrorismo y narcotráfico y se codeaba con funcionarios políticos y judiciales, es la pieza central de la causa que investiga una asociación ilícita que se dedicaba a llevar adelante distintas maniobras de extorsión y lavado de dinero. Para Ramos Padilla, existió una banda “paraestatal que, a través de variadas y complejas acciones vinculadas al espionaje y la inteligencia ilegal, llevó adelante todo tipo de planes y operaciones sobre políticos, empresarios, periodistas, el Poder Judicial y la opinión pública”.
A esa causa, están “atadas” por conexidad otros dos expedientes con voltaje político: el presunto espionaje político desde las bases AMBA y el seguimiento a los familiares de las víctimas del Ara San Juan, por el que fue llamado a indagatoria el ex presidente Mauricio Macri.
El tiempo de D’Alessio para convertirse en arrepentido es corto. Es que el juez Martín Bava -que reemplazó en ese cargo a Alejo Ramos Padilla, ahora en el juzgado federal de La Plata- consideró que la instrucción ya estaba completa, pese a que hay una docena de apelaciones pendientes ante la Cámara Federal de Mar del Plata. En ese contexto, Bava ya le comenzó a preguntar a las partes si había que elevar el expediente a la etapa de juicio oral. Las querellas ya contestaron, pero los plazos se interrumpieron a la espera de una serie de documentación que solicitó el Ministerio Público para pronunciarse. Luego, le tocará a las defensas. Una vez que el expediente sea remitido a esa etapa, ningún acusado tendrá chances de convertirse en arrepentido y así garantizarse una condena por el mínimo del delito por el que se lo acuse.
El caso D’Alessio cobró un alto voltaje político. Hasta la propia Cristina Kirchner le recomendó al tribunal que la juzga por la causa Vialidad que analizaran ese expediente para saber cómo funcionaban las causas armadas.
D’Alessio era un hombre que se presentaba como abogado que lograba llegar a políticos, periodistas y empresarios jactándose de ser un agente de inteligencia. Precisamente, lo que nunca se espera que revele un espía. D’Alessio se hizo famoso en febrero cuando se conoció que el empresario agropecuario, Pedro Etchebest, lo había filmado y grabado hablando de sus vínculos con el fiscal Stornelli y reclamándole 300 mil dólares para garantizarle que quedaría a salvo de la causa de los cuadernos en donde -le dijo- lo había mencionado un arrepentido. Eso era mentira. Etchebest, dijo en la Justicia, creyó en la versión de D’Alessio cuando fue hasta Pinamar y tuvo un breve apretón de manos con el fiscal Stornelli.
En agosto pasado, D’Alessio fue condenado a cuatro años de prisión por intento de extorsión. Fue por la llamada causa Traficante, un ex despachante de Aduanas que denunció que D’Alessio, vecino suyo en el country Saint Thomas de Canning, le había pedido dinero para ayudarlo en la causa de la mafia de los contenedores, el escándalo que se había iniciado a comienzos de la gestión macrista con una denuncia contra el entonces jefe de la Aduana Juan José Gómez Centurión y que luego terminó metiendo preso a Claudio Minnicelli. En ese caso también fueron condenados otros dos protagonistas de la causa D’Alessio: el suspendido fiscal de Mercedes Juan Ignacio Bidone y el ex agentes de la AFI Rolando Barreiro.
Antes de escuchar su condena, D’Alessio dijo sus últimas palabras insistiendo en que la extorsión no existió y que Traficante “fue a buscar un servicio” porque “estaba en pánico”. También habló de cuando lo arrestaron en 2019. “Lo ideal era que me suicide”, afirmó. “Si es que existe esa trillada grieta, me dejaron bien en el medio”, afirmó. También se quejó de que el tribunal lo conociera “tal vez como un agente anti k, un operador judicial, un espía de potencias imperialistas y no se cuántas barbaridades más”, afirmó. “Más me dolió la canallada de los que corrieron en estado de pánico a usar los medios diciendo que era un loquito, un fabulador o que dialogaba sobre narcotráfico o calibres de proyectiles sónicos con un nietito”.
Hace una semana, el Tribunal Oral Federal 2 -que lo condenó- le concedió la excarcelación en una votación dividida, en base al tiempo que ya pasó detenido en función de su condena y por su “conducta ejemplar” dentro de prisión. Sin embargo, D’Alessio aún no puede salir de prisión porque sigue preso en la causa de Dolores.
Un detalle que llamó la atención de los seguidores de la causa es que el falso abogado no insistió en pedir su domiciliaria o excarcelación en Dolores teniendo en cuenta que está por cumplirse tres años de instrucción sin que la causa se haya elevado a juicio y comparándose con la suerte de otros implicados, indicaron a Infobae fuentes judiciales.
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