El desastre de Perú se explica en la inestabilidad en la banca: tres entrenadores por cada seis fechas en Eliminatorias 2026

La desprolijidad de la Federación Peruana de Fútbol empujó a la selección nacional al abismo. Gran responsabilidad recae en Juan Reynoso, Jorge Fossati y Óscar Ibáñez, técnicos de muy mal paso

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Juan Reynoso, Jorge Fossati y
Juan Reynoso, Jorge Fossati y Óscar Ibáñez, los entrenadores de la hecatombe con Perú en Eliminatorias 2026. - Crédito: AFP / Reuters / FPF

Debe entenderse el desastre de la selección peruana en las Eliminatorias Sudamericanas 2026 como el resultado de una concatenación de malas decisiones a la hora de ejecutar la contratación de un entrenador que sucediera en el cargo principal a Ricardo Gareca, quien hasta el día de hoy es algo más que un prócer nacional por haber llevado a la ‘bicolor’ a una Copa del Mundo (2018) cuando nuestro alicaído fútbol no estaba siquiera preparado para tal suceso.

La responsabilidad recayó en Agustín Lozano, controversial presidente de la Federación Peruana de Fútbol al que se le responsabiliza por todos los males habidos y por haber en los fueros internos de la Villa Deportiva Nacional, y Juan Carlos Oblitas, un federativo que pasó de héroe a villano por secundar una gestión tan infame como inefable. El primer nombre que obtuvo el consenso general, incluso también de la prensa especializada, fue Juan Reynoso.

No es menos cierto que el ‘Ajedrecista’ era el hombre ideal por su loable palmarés a nivel de clubes, siendo un campeón histórico en la Liga MX y un reconocido líder profesional en varios clubes de la Liga 1. Eso sí, lo único que faltaba comprobar era su peso como técnico en una selección, apartado que al final pudo apreciarse con fatalidad al momento que fue desmarcado por una mala campaña.

Juan Reynoso fracasó en su
Juan Reynoso fracasó en su experiencia como seleccionador de Perú. - Crédito: AFP

A Reynoso no le acompañaron los resultados en las Clasificatorias CONMEBOL y apenas tuvo cierta aprobación en los enfrentamientos preparatorios, aunque todos saben que lo más importante es el circuito FIFA para el Mundial. Y allí falló estrepitosamente: no ganó un solo partido oficial, pero lo peor fue que su rácana estrategia (defensa a ultranza) derivó en una nulidad total en ataque, que se reflejó en cero remates al arco contrario. A su salida, después de seis fechas de terror, Perú se ubicaba en el sótano con dos unidades de 18 posibles.

No hubo mejor idea para la Federación Peruana de Fútbol que cerrar filas con Jorge Fossati, un entrenador veterano respaldado por su amplio bagaje mundial y reciente consecución del campeonato nacional con Universitario (2023). El único problema de esa incorporación fue la ausencia de un estudio integral relacionado a su método de trabajo, en el que prioriza más su dogma que las herramientas a disposición. Dicho de otro modo, su confianza ciega al sistema matriz 3-5-2 alejando a la ‘blanquirroja’ de su clásico estilo atractivo y creativo.

A la administración del ‘Nonno’ también se le observaron polémicas como la cancelación de un partido de prueba de altísimo nivel contra Italia para priorizar una preparación más modesta con Nicaragua, en Lima, y la impensada inclusión de un inactivo Christian Cueva para la Copa América 2024, en la que dicho sea de paso se realizó un desempeño deplorable quedando últimos, sin triunfos y sin goles anotados. Misma tendencia que el proceso anterior.

El defensa abrió el marcador de cabeza en el estadio Nacional. (Video: Movistar Deportes)

Ya en la reanudación de las Clasificatorias Sudamericanas, Perú se levantó un poco con respecto a carácter, pero faltó el peso ofensivo por la ausencia de efectivos con juventud y jerarquía, una problemática que se agudizó con el avance de las jornadas. Del tiempo de Fossati en la parcela técnica solo se puede rescatar la igualada a uno contra Colombia, llegada como vigente subcampeón de América, y la primera victoria en la carrera sobre Uruguay, en el estadio Nacional. Del resto, mejor no hablar. Y sí, otras seis fechas después el bloque nacional quedó acéfalo.

En cuanto a lo que siguió, ningún técnico de categoría con dos dedos de frente quiso asumir el fierro caliente. Por eso no sorprendió demasiado que la cúpula que rige el fútbol nacional, ya con un Juan Carlos Oblitas afuera del sistema, se decantara por un interino como Óscar Ibáñez para intentar suavizar el contexto y cerrar con decoro un horrible proceso.

Con el peruano se quiso prolongar la sombra de Ricardo Gareca, en cuestiones de juego y comprensión, pero se logró poco. Debutó auspiciosamente ganándole 3-1 a Bolivia, pero en adelante solo hubo reveses reflejados en empates y derrotas. Su adiós inminente coincide con otras seis fechas más; tampoco se puede rescatar algo favorable. En definitiva, la selección nacional contó con tres entrenadores por cada seis fechas de Eliminatorias; una desprolijidad sin precedentes que explica la devastación que vive la ‘bicolor’.

Óscar Ibáñez luchó hasta el
Óscar Ibáñez luchó hasta el final en las Eliminatorias 2026. - Crédito: AFP