La participación de Guillermo Dávila en El valor de la verdad no solo estuvo marcada por confesiones del pasado, sino también por un momento inesperado que removió emociones profundas y expuso, en vivo, la relación que mantiene con su hijo Vasco Madueño.
Sentado en el sillón rojo y frente a Beto Ortiz, el cantante venezolano ya había abordado temas delicados relacionados con su paternidad, entre ellos el hecho de haber negado inicialmente a Vasco y la polémica frase sobre que su nacimiento habría sido producto de un “accidente”, aclarando que se refería a una posible falla de un método anticonceptivo.
Sin embargo, nada lo preparó para el instante en que el programa convocó a Vasco Madueño para formularle una pregunta directa, cara a cara, como parte del juego que definiría si continuaba avanzando hacia el premio.

El ingreso del joven generó un giro inesperado en el ambiente del set. Con un tono directo y llamándolo “viejo”, Vasco se dirigió primero a Beto Ortiz y luego a su padre. “Hola Beto, hola viejo (...) Papá, ¿estás orgulloso de mí?”, lanzó sin rodeos, dejando en suspenso a todos los presentes. La interrogante, simple en apariencia, provocó una reacción inmediata y exaltada en Guillermo Dávila, quien lejos de responder de manera directa, encaró a su hijo con visible incomodidad.
El cantante se mostró sorprendido e incluso molesto por la formulación de la pregunta. Para él, el cuestionamiento resultaba obvio, considerando que Vasco había compartido escenario con él en diversos conciertos y lo había acompañado en parte de su carrera musical.
“¿Quién se cree este peludo? ¿Tú qué te crees? ¿Crees que vas a cantar conmigo porque me pagaste? ¿Porque me convenciste? Nada”, expresó con la voz elevada, mirando a las cámaras y dejando ver una mezcla de enojo y emoción contenida.

A pesar del tono inicial, Guillermo Dávila no tardó en dejar en claro el sentimiento que realmente lo atraviesa. “Estoy muy orgulloso de ti y quisiera poderte ayudar el resto de mi vida”, afirmó, marcando un contraste entre su reacción impulsiva y el mensaje de fondo que buscaba transmitir. El momento fue tan intenso que Beto Ortiz intervino para reconducir la dinámica del programa y exigirle que respondiera de manera concreta, tal como lo exigía el formato.
“No te digo más nada, está bien, Vasco que te llamas, sí”, respondió finalmente Dávila, de forma tajante, confirmando que la respuesta era afirmativa. Acto seguido, el sistema del programa validó la contestación como verdadera, permitiéndole continuar en el juego y acercarse al premio económico.
Lejos de quedarse en esa respuesta cerrada, Guillermo Dávila decidió ampliar su sentir y dedicó palabras emotivas a su hijo, explicando cómo fue el proceso interno que vivió desde el momento en que finalmente lo conoció. “El orgullo es por el simple hecho que conocí a Vasco, pude empezar a aprender quién es realmente Vasco”, manifestó.

El cantante confesó que el acercamiento no fue sencillo y que estuvo atravesado por la exposición mediática y lo que él considera manipulaciones en su contra. “Vasco es un ser humano que no conocía, empecé a dibujar, primero su rostro, a familiarizarme con él, a sufrir esos embates de la prensa, la injusticia, las manipulaciones”, relató, evidenciando que el proceso de reconocerse como padre no fue inmediato ni libre de conflictos.
En ese mismo testimonio, Guillermo Dávila aseguró que ha intentado mostrarse tal como es, sin máscaras, con la intención de generar confianza en su hijo.
“Yo tratando de explicarle quién soy porque estoy interesado de que pueda confiar en mí, soy una pasta diferente, no una celestial, diferente, que soy soñador, que tengo mucho de él, él tiene mucho de mí”, expresó, dejando entrever un deseo genuino de construir un vínculo más sólido.




