
Entre enero y agosto de 2025, la temperatura media cercana a la superficie fue 1.42 °C (± 0.12 °C) superior al promedio de la era preindustrial. Esta tendencia continúa amplificando el impacto sobre los territorios. Los océanos alcanzaron máximos históricos superando los valores del 2024 y, con ello, la energía acumulada en el sistema climático aumentó de forma peligrosa.
El calentamiento global está alterando directamente a los ecosistemas. Desde la pérdida acelerada de corales y la expansión de zonas muertas en el océano, hasta el desplazamiento de especies hacia zonas más frías y la degradación de bosques que funcionan como reservas críticas de carbono. Estos cambios desestabilizan cadenas alimentarias, reducen la biodiversidad y ponen en riesgo los servicios ecosistémicos que sostienen la economía, nuestro bienestar y el de nuestros territorios.
¿Qué fenómenos frecuentes se han intensificado?
La intensificación del calor está asociada a un aumento en la frecuencia, duración y severidad de múltiples eventos climáticos, entre ellos:
Olas de calor extremas, cada vez más prolongadas, que afectan tanto a zonas urbanas y rurales, elevando las tasas de mortalidad humana.
Sequías más severas, que afectan la agricultura, incrementan el riesgo de incendios forestales y reducen la disponibilidad de agua.
Precipitaciones extremas que generan inundaciones súbitas y deslizamientos en regiones donde antes no eran habituales.
Tormentas tropicales más intensas, ocasionadas por la temperatura récord de la superficie del mar.
Blanqueamiento masivo de corales, que se ha vuelto casi anual en algunas regiones, alterando hábitats enteros.
Esta aceleración de impactos climáticos amenaza la salud, la seguridad alimentaria y evidencia la urgencia de reducir nuestras emisiones, fortalecer la vigilancia ambiental y avanzar hacia políticas de adaptación más seguras para el medioambiente.
El mundo ya está experimentando cambios profundos y este es un momento para fortalecer soluciones y aprovechar el conocimiento para adaptarnos mejor. Con acción conjunta, innovación y políticas consistentes, aún podemos encaminar un futuro más seguro y resiliente para todos.
Escrito por el Dr. Gabriel Carrasco, director de InnovaLab de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, con la contribución de Andrea Coombes.



