
La ciencia de campo avanza cuando la observación se vuelve constante y el territorio participa del proceso. En una zona donde la información sobre fauna resultaba fragmentaria, una red de dispositivos silenciosos empezó a ordenar datos, tiempos y presencias. La Reserva Comunal Ashaninka, ubicada en el VRAEM, inicia una etapa de observación permanente que cambia la escala del conocimiento disponible.
El proyecto coloca tecnología y método en un espacio con diversidad alta y presiones conocidas. La iniciativa combina investigación aplicada, gestión pública y participación indígena, con un diseño que prioriza continuidad y análisis. La apuesta no se limita a obtener imágenes: busca sostener un sistema de monitoreo que dialogue con decisiones de conservación.
En ese marco, la Reserva Comunal Ashaninka incorpora cámaras trampa permanentes por primera vez. La acción reúne a Amazon Research Internacional (ARI), la jefatura de la RCASH, el SERNANP, EcoAshaninka y el respaldo de On The Edge, organización especializada en la conservación de especies EDGE. El objetivo se centra en registrar fauna poco estudiada o en riesgo, con un enfoque científico y comunitario.
Monitoreo permanente en territorio indígena

Las cámaras trampa permiten registros continuos sin interferir con el entorno. El plan prioriza especies con alto valor evolutivo y riesgo de extinción, como el tapir amazónico (Tapirus terrestris) y el armadillo gigante (Priodontes maximus), ambos reconocidos como especies EDGE. El diseño metodológico define puntos estratégicos, periodos de revisión y protocolos de análisis.
La implementación ocurre junto a guardaparques indígenas Ashaninka del SERNANP. Ellos participan en la planificación, la instalación y el análisis de datos. Este esquema fortalece la calidad del monitoreo y asegura pertinencia territorial. La experiencia integra conocimiento local con criterios científicos, sin intermediaciones innecesarias.
Registros que amplían el mapa de especies

Los primeros datos superaron las expectativas del equipo técnico. Las cámaras registraron jaguares (Panthera onca), pumas (Puma concolor), jaguarundíes, pecaríes y una diversidad de aves del bosque profundo. Estos registros confirman la presencia de depredadores y presas en equilibrio dinámico, un indicador clave para la gestión del área.
Entre los registros, uno destaca por su relevancia regional: la presencia de un oso andino (Tremarctos ornatus). La especie no contaba con reportes previos en esta zona del VRAEM. El registro reconfigura el alcance geográfico conocido y abre nuevas líneas de estudio sobre conectividad ecológica.
“Este es un avance histórico para la ciencia peruana y para el VRAEM. Los guardaparques están demostrando liderazgo científico y profundo conocimiento del territorio”, señaló la Dra. Rosa Vásquez Espinoza, directora de Amazon Research Internacional. La declaración subraya el rol de los equipos locales en la producción de evidencia.
Tecnología que vuelve visible lo invisible
La Reserva Comunal Ashaninka comunicó el valor operativo de las cámaras permanentes. En un pronunciamiento institucional, precisó que estos dispositivos permiten ver lo que antes resultaba “invisible e imposible de evidenciar”. La información obtenida aporta insumos para fortalecer estrategias de conservación y priorizar acciones en campo.
La continuidad del monitoreo ofrece series de datos comparables en el tiempo. Con ello, los equipos pueden identificar patrones de uso del espacio, horarios de actividad y coexistencia entre especies. Este nivel de detalle mejora la toma de decisiones y reduce la incertidumbre.
El trabajo conjunto dará origen al primer artículo científico sobre cámaras trampa con co-liderazgo de comunidades indígenas en el país. La publicación proyecta un modelo de investigación participativa con estándares académicos y autoría compartida. El proceso reconoce aportes técnicos y conocimiento territorial en igualdad de condiciones.
Los datos resultan claves para proteger especies vulnerables y diseñar políticas locales de conservación. Zonas críticas como Satipo requieren información sólida frente a riesgos asociados a la pérdida de espacio natural. La iniciativa aporta evidencia directa para la gestión pública y el diálogo con actores locales.
El proyecto consolida una práctica científica con presencia permanente en campo, alianzas claras y participación activa de los pueblos indígenas. La Reserva Comunal Ashaninka incorpora así una herramienta que ordena información, amplía registros y sostiene decisiones basadas en datos verificables.



