La familia de I. A., un adolescente de quince años desaparecido durante casi un mes en San Juan de Lurigancho, enfrenta una nueva preocupación tras su encuentro: el joven no reconoce a su madre ni ha retomado el habla.
El 24 de octubre se perdió el rastro de I., quien vivía con su madre y sus hermanos. Durante varios días, la búsqueda estuvo marcada por la incertidumbre sobre su paradero y su estado. Sin embargo, su progenitora nunca pensó que no volvería a interactuar con su menor.
Tras el reencuentro, Isaías no identificó a su madre, permaneció en silencio y mostró dificultad para responder a estimulación afectiva o verbal.

Preocupación por su estado de salud
Desde la muerte de su padre, el menor se convirtió en apoyo principal para su madre, Sara Nínive, y sus hermanos.
“Es un buen hijo, es un buen hermano, que siempre... En su condición, que estaba mal, él me ayudaba. Sí, me ayudaba. ‘No te preocupes, mamá, quiero ser militar’, me dijo. Estudiaba, se esforzaba. Tiene un cuaderno escrito donde me dice: ‘Mamá, me voy a esforzar mucho para cuando tú estés viejita, no sufras’”, relató su madre.
A partir de junio de este año, la familia notó un cambio en el comportamiento del adolescente. Presentó episodios de distracción y perdió la concentración. Su madre decidió buscar atención profesional y recibió una evaluación psicológica que vinculó el estado emocional de Isaías con la ausencia de su padre, indicando que estas manifestaciones eran frecuentes en adolescentes que han atravesado el duelo.

“Desde el mes de junio fue que me dijo que no lo mande porque él se paraba y caminaba y perdió la concentración”, recordó Sara Nínive. Según el informe recibido por la familia, el joven atravesaba un proceso emocional, pero su entorno jamás anticipó una desaparición.
Desde aquel momento, no respondió a intentos de diálogo ni reconoció a su madre. Ella insistió en que debían salir juntos, sugiriendo actividades cotidianas.
El temor principal de la familia es que el adolescente pueda volver a ausentarse sin aviso. A pocos meses de cumplir 17 años, la madre pide ayuda de los expertos y autoridades para conocer qué pasó con el menor.
La familia espera acceder a información que explique los motivos por los cuales muestra este comportamiento y no logra establecer comunicación con su entorno.
Canales de atención
Línea 114 (Ministerio de Salud): Ofrece atención psicológica gratuita, orientación sobre salud mental y soporte emocional a personas que atraviesan situaciones de crisis o requieren asistencia especializada.
Línea 100 (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables): Brinda atención integral y orientación en casos de violencia familiar, desaparición de menores y riesgos asociados, canalizando denuncias y ofreciendo apoyo inmediato a quienes lo necesiten.
Sistema de Búsqueda de Personas Desaparecidas – Policía Nacional del Perú (PNP): Permite denunciar desapariciones, obtener información sobre procedimientos y acceder a acompañamiento policial durante todo el proceso.
La Línea 100 ofrece atención especializada, orientación y derivación en casos de violencia familiar, desaparición de menores y situaciones de riesgo.



