La extorsión volvió a paralizar el transporte público en Lima. Una empresa que cubre la ruta Ate–Callao mantiene sus unidades fuera de circulación desde hace tres días, luego de que sus conductores recibieran amenazas directas de una banda criminal que exige el pago de cupos. La decisión de suspender el servicio responde, según los propios choferes, a la necesidad de priorizar la vida frente a un escenario de riesgo permanente.
Los chóferes de la empresa de transportes Carmen de la Punta decidieron no salir a laborar por tercer día consecutivo tras recibir mensajes intimidatorios atribuidos a los autodenominados “Malditos de la Avenida Venezuela”. La exigencia económica incluye un pago inicial y una cuota mensual, bajo la advertencia de represalias si no se cumple con el pedido.
“Señores de la empresa ETCAPSA, les habla los Malditos de la Avenida Venezuela. Queremos el apoyo de su empresa con diez mil soles de inscripción y diez mil soles mensual. Caso contrario, de no tener respuesta de ustedes en el plazo de veinticuatro horas, chóferes serán los afectados. Ojo que en ruta nadie los cuida”, señala uno de los mensajes recibidos por los transportistas.

Desde el viernes, las unidades dejaron de circular. “No voy al taller. Hay peligro”, respondió uno de los conductores al ser consultado sobre si saldría a ruta. La suspensión del servicio se extendió durante el fin de semana y continuó el lunes, afectando directamente sus ingresos diarios.
“Sí, imagínese, como se le dice, trabajamos del día a día y el dinero también llega día a día. Pues, este, si no trabaja, no come, como se dice”, relató otro de los trabajadores afectados por la paralización.
Miedo en la ruta
Para los conductores de la línea 71 A, el temor no se limita a la cochera inicial en Ate, sino que se extiende a lo largo de toda la ruta hasta el Callao. El trabajo diario se ha transformado en un estado de alerta constante, marcado por el miedo a ataques repentinos.
“Cada moto que pasa. Por otro lado, podemos perder nuestra vida, una moto pasa y nos asustamos. Asustados, ya no podemos trabajar tranquilo”, expresó un transportista. El riesgo, señalan, no solo los afecta a ellos, sino también a los pasajeros.

Los choferes reconocen que existe presencia policial en la cochera de Ate, pero consideran insuficiente la seguridad durante el recorrido. “Acá en la empresa, sí, los policías están perenne, están a cada rato, están dando la vuelta”, indicó uno de ellos. Sin embargo, advirtió que el mayor peligro se presenta en la ruta: “Lo que nos quejamos, sí puede ser es, es ruta que pueda pasar una cosa. Claro, hasta Callao”.
Mientras tanto, desde la directiva de la empresa no se ha emitido un pronunciamiento público. Este martes, algunos chóferes optaron por retomar sus actividades, aunque el servicio se está brindando con menos unidades.

Cinco mil buses fuera de circulación por extorsiones
En medio de la creciente inseguridad ciudadana, alrededor de cinco mil buses de transporte público han dejado de operar en Lima debido al cobro de cupos, atentados y amenazas de bandas criminales. Esta situación ha reducido la oferta de transporte formal y ha encendido alertas sobre un posible incremento de la informalidad.
El director de la Cámara Internacional de la Industria de Transporte, Martín Ojeda, explicó que el problema responde a factores estructurales que se agravan en el contexto nacional. Según señaló, el impacto de la extorsión va más allá de la paralización temporal de rutas.
“En el tema del Perú, más la problemática de ilegalidad, más la problemática de la extorsión, no creo que sea algo muy atractivo ser conductor profesional”, advirtió. La consecuencia directa sería una escasez de choferes y un deterioro progresivo del sistema de transporte público.
“Y si no hay conductores, va a pasar dos situaciones: o no hay servicio porque alguien quiere respetar la norma de jornada, o lamentablemente, la ilegalidad que va a ir más allá de la buena calidad del servicio. El sistema se va a depredar más”, afirmó.



