La segunda parte de la participación de Tilsa Lozano en El Valor de la Verdad volvió a generar polémica, esta vez para una confesión íntima que expuso con crudeza una dinámica de control, celos y dependencia emocional dentro de una relación pasada. Frente a Beto Ortiz, la exmodelo respondió una de las preguntas más duras de la noche, una que condensó años de silencios, discusiones y normalizaciones que hoy observa con distancia crítica.
“¿Tilsa, te llamó prostituta Jackson?”, lanzó el conductor, mientras sus invitados en el estudio quedaba en absoluto silencio. Tras una pausa de veintidós segundos, cargada de tensión, llegó la respuesta: “Verdad”. La música marcó el momento, pero el impacto no quedó en el efecto televisivo, sino en lo que vendría después.
Beto Ortiz intentó relativizar el hecho y preguntó si se trataba de “otro loquito celoso”. Tilsa respondió con matices: “No sé si loquito, pero sí celoso”, dejando en claro que no buscaba caricaturizar a su expareja, sino describir una conducta específica que marcó un antes y un después. A partir de ahí, la también empresaria reconstruyó la escena con precisión.

Le dijo prostituta
Explicó que todo ocurrió durante un evento privado en Punta Hermosa, organizado por una constructora que inauguraba un dúplex. Ella asistiría acompañada de su entonces esposo, una pareja de amigos y su padre. Sin embargo, en los momentos previos al evento, surgió una discusión. “Yo ya estaba maquillada, vestida, producida, todo”, recordó, cuando él le dijo que ya no irían a ningún lado. Tilsa se negó a aceptar la orden y respondió con firmeza: “Tú no irás, yo voy a ir”.
Fue en ese instante cuando recibió la frase que la marcó profundamente. “Solo una prostituta saldría de su casa sin su marido”, le dijo él. La exmodelo reconoció que la frase fue extraña, incluso para ella, porque no correspondía al perfil que conocía. “Raro en él, de verdad”, señaló, explicando que, en contraste, ella siempre se había considerado la impulsiva, la de carácter fuerte, la que no mide palabras cuando discute.
Aun así, dejó claro que nada justificaba el insulto recibido. “Fue este año y creo que esto fue como el primer sacudón que yo tuve”, confesó, al reconocer que ese episodio le abrió los ojos sobre una dinámica que hasta entonces había minimizado.

¿Los celos?
Cuando Beto insistió en que el comentario parecía motivado por celos, Tilsa Lozano profundizó aún más. Dijo creer que a su expareja le agradaba una versión específica de ella: “La Tilsa versión ama de casa, la Tilsa versión madre, la Tilsa versión esposa”, pero no la Tilsa empoderada, la que salía, trabajaba y tenía exposición pública. “Ni celebridad”, agregó el conductor, a lo que ella respondió con un tajante “No”.
La conversación dio un giro cuando se abordó el tema económico. “¿Es cierto que él te dio una tarjeta de crédito para que no trabajaras?”, preguntó Ortiz. Tilsa respondió sin rodeos: “Sí, me dio una tarjeta de crédito, que él la pagaba”. Reconoció que su esposo era generoso y que muchas veces le decía que no fuera a trabajar, que no tenía necesidad, que se quedara con la familia. En ese momento de su vida, admitió, cayó en una zona de confort.
“La acepté. Era mi esposo”, dijo, asumiendo su responsabilidad. Aclaró que no busca culpar ni victimizarse, sino reconocer decisiones. “Todos somos responsables de lo que aceptamos y de lo que hacemos”, reflexionó. Para ella, el problema no era el apoyo económico en sí, sino lo que vino después: la pérdida progresiva de independencia, algo que en ese momento no supo identificar como una carencia.

Su independencia
Beto fue directo: “Te faltaba independencia”. La exvengadora aceptó que entonces no lo veía así, porque su sueño siempre había sido formar una familia. Sin embargo, el conductor volvió a poner sobre la mesa la gravedad del insulto. “Un hombre que te dice: ‘Solo una prostituta sale sin su marido’…”. Tilsa reconoció que fue un hecho que la marcó profundamente, aunque aclaró que no era una conducta diaria ni un trato constante de agresión verbal.
Aun así, dejó claro que no justificaba lo ocurrido. “Fue algo superfuerte para mí y yo igual salí. Es más, me fui con mi papá”, reveló. Y sí, respondió al insulto. “Le respondí de todo”, confesó, describiéndose sin filtros como una mujer impulsiva, explosiva, que no se queda callada cuando es provocada. “Si me buscas la boca, me la vas a encontrar”, dijo, reivindicando su carácter sin maquillarlo.
Finalmente, contó que asistió a la fiesta acompañada de su padre y amigos. Al volver, encontró a su pareja en una actitud ofendida, indignada. Describió una dinámica desgastante: él insistía, ella ignoraba, hasta que explotaba. “Soltaba el demonio que tengo amaestrado”, dijo con ironía, reconociendo que nada de eso era sano. “No suena muy saludable todo eso”, comentó otra voz en el set. Tilsa coincidió sin rodeos: “No, nadie ha dicho que sea saludable”, admitiendo que esa etapa, sobre todo los últimos meses, estuvo marcada por una relación emocionalmente dañina.




