La Municipalidad de Lima modificó su política sobre el control de acceso en el emporio comercial de Mesa Redonda. Según el informe de Panamericana, la autoridad local informó que no cerrará los accesos al recinto una vez alcanzado el aforo máximo permitido, pese a los anuncios previos realizados por el propio municipio.
El alcalde de Lima, Renzo Reggiardo, había declarado en entrevistas previas que “si llegamos al 100 % de este aforo, la instrucción es el cierre total. No hay excepciones, no hay negociación”. La cifra máxima estipulada es de 39 mil 859 personas dentro del área. No obstante, fue modificada, y las rejas de ingreso no se cerrarán ante el tope de asistentes.
Mario Casaretto, gerente de Gestión de Riesgos del municipio, explicó que la decisión fue revisada.
“Eso no va a pasar nunca. Está prohibido cerrar donde hay masas de gente. Hay que saberlo manejar. Y para eso está ahora la inteligencia artificial, que es la que nos permite saber en qué momento desviamos ingresos y habilitamos salidas”, declaró.

El sistema de cámaras con inteligencia artificial instalado en la zona permite monitorear la cantidad de personas y actuar en tiempo real para evitar riesgos por aglomeraciones.
Durante los últimos feriados, el área de Mesa Redonda se observó colmada de público, y el enrejado de los accesos presentó signos de saturación. Testigos relataron a la emisora que algunos asistentes abrieron rejas que permanecían cerradas, alentando cuestionamientos acerca del funcionamiento del sistema de control anunciado por la Municipalidad de Lima.
¿Qué sucederá cuando se llegue al aforo límite?
El equipo de Panamericana accedió a la central de vigilancia del municipio, ubicada cerca del cruce de los jirones Cusco con Ayacucho, donde se visualizan en tiempo real las cifras de ingreso y salida.
Casaretto explicó que cuando se detecta alta concentración de público en alguno de los accesos, los agentes municipales reciben la instrucción de redireccionar el flujo hacia otras puertas.

“Si en alguna puerta de aquí yo veo que está colapsada, que la gente está a este nivel de congestionado, a estas personas que son de las diferentes gerencias se les avisa: desviar a las personas a la siguiente puerta. Y así hacemos recircular a la gente”, puntualizó.
La situación ha generado incomodidad y preocupación entre los visitantes porque se sienten “enrejados” y temen por su vida ante cualquier emergencia.
“Creo que eso aporta más a que la congestión suceda, se vuelve bastante abrumadora, no se puede pasar, todo el mundo te choca. A veces te marcan también”, señaló una persona.

Otra usuaria manifestó: “¿Por qué nos tienen que enrejar? Yo me siento presidiaria sin haber cometido delito porque estoy enrejada por todos lados. Si aquí hay un evento, un sismo o hay un incendio, ¿cómo vamos a hacer nosotros para salir de aquí?”, manifestó enojada.
Mientras tanto, comerciantes con carnet del CONADIS reubicados manifestaron a que el flujo de compradores en la nueva zona es escaso. A pesar de ello, los ambulantes se continúan viendo en los jirones principales en medio de la campaña navideña,



