
La garganta cumple funciones esenciales: permitirnos hablar, respirar, tragar alimentos, y defender al cuerpo de agentes externos. Proteger su salud es fundamental, especialmente en países como el Perú, donde las infecciones respiratorias son frecuentes, sobre todo en temporadas de frío. El Ministerio de Salud (Minsa) advierte reiteradamente sobre la aparición de resfriados, gripes y otras enfermedades respiratorias que suelen manifestarse con dolor de garganta.
Por su parte, el Seguro Social de Salud (EsSalud) recomienda a la población mantener hábitos de higiene, ventilación adecuada, evitar el humo y acudir al médico si se experimentan molestias persistentes en la garganta. Ante la frecuencia de estos problemas, resulta clave distinguir cuándo se trata simplemente de un dolor de garganta pasajero y cuándo podría estar en juego una faringitis.
El dolor de garganta
El dolor de garganta es un síntoma: una sensación de irritación, picazón o molestia en la garganta, que puede empeorar al tragar, hablar o respirar. Puede aparecer como consecuencia de causas diversas: resfriados, gripe, cambios de clima, alergias, aire demasiado seco, contaminación, irritación por humo, uso excesivo de la voz, o incluso reflujo gastroesofágico. Suele ser breve, dura pocos días y en muchos casos mejora por sí sola con reposo, hidratación y cuidado básico. Si le acompañan otros síntomas menores (un poco de congestión, malestar leve, tos) suele considerarse un problema leve y transitorio.
La faringitis

La faringitis es una condición médica más específica que consiste en la inflamación de la faringe (la parte posterior de la garganta entre las amígdalas y la laringe). Esa inflamación puede deberse a una infección viral (como resfriado común, gripe, mononucleosis), a una infección bacteriana (por ejemplo causada por la bacteria estreptococo) o, en casos menos comunes, a hongos, irritantes, alergias o reflujo.
Cuando la faringitis es infecciosa, a menudo se acompaña de síntomas adicionales: dolor al tragar o al hablar, garganta roja o con inflamación, amígdalas hinchadas, ganglios del cuello inflamados, fiebre, malestar general, dolor de cabeza o corporal, congestión nasal, tos o secreción nasal. En algunos casos pueden aparecer placas blancas o pus en las amígdalas si hay infección bacteriana. La faringitis puede clasificarse en aguda (si dura pocos días) o crónica (si se repite o persiste por semanas), sobre todo si hay causas persistentes como alergias, irritación ambiental o reflujo.
Diferencia entre dolor de garganta y faringitis
La principal diferencia entre dolor de garganta y faringitis radica en su naturaleza: el dolor de garganta es un síntoma, mientras la faringitis es una inflamación concreta de la faringe, que puede ser causada por infecciones u otros factores.

Cuando hablamos de un dolor de garganta ocasional muchas veces el origen es leve: irritación por aire seco, uso excesivo de la voz, cambios bruscos de temperatura, alergias o un resfriado pasajero. Es una molestia transitoria que suele ceder con cuidados básicos como beber agua, reposo y evitar irritantes. En cambio la faringitis implica inflamación visible de la faringe, con signos claros (garganta rojiza, amígdalas inflamadas, ganglios, a veces pus o placas), y suele venir acompañada de otros síntomas como fiebre, dolor general, congestión o malestar. Su causa puede ser una infección viral o bacteriana, lo que implica que en ciertos casos requiere tratamiento médico (como antibióticos si es bacteriana).
En resumen, todo caso de faringitis incluye dolor de garganta, pero no todo dolor de garganta se debe a faringitis. Esa distinción es clave para saber cuándo preocuparse, cuándo cuidarse en casa y cuándo acudir al médico. Además, la duración y la intensidad ayudan a diferenciar. Un dolor leve que dura pocos días y mejora solo, probablemente no sea faringitis. Pero si el malestar persiste, empeora al tragar, aparecen fiebre, inflamación, placas o síntomas generales, lo más prudente es consultar con un profesional de salud.
Conocer la diferencia entre dolor de garganta y faringitis permite actuar con sentido común: cuidar con reposo e hidratación en casos leves, aplicar medidas de prevención como ventilación, evitar humo, proteger del frío, y acudir al médico cuando hay signos de inflamación o infección. Así protegemos la salud de la garganta y evitamos complicaciones.



