La grave crisis que atraviesa el sistema de salud peruano tiene una explicación que trasciende la gestión de turno: una absoluta falta de planificación que se arrastra desde hace décadas. En recientes declaraciones, el ministro de Salud, Luis Quiroz, confirmó que el sistema hospitalario nacional padece un retraso en infraestructura y equipamiento de “no menos de 30 años” y, lo que es aún más alarmante, que el Estado no tiene un registro claro ni un plan de cuántos hospitales y profesionales de la salud necesita realmente.
Al ser consultado sobre las “carencias espantosas” y la “calamidad” en un sector que atiende al 70% de la población (unos 27 millones de afiliados al SIS), reconoció la dura realidad y apuntó a la raíz del problema. En entrevista con Milagros Leiva Entrevista, desmintió que la crisis se deba únicamente a la falta de presupuesto, señalando, en cambio, un vacío de gestión que se ha mantenido durante generaciones de funcionarios.
“¿Me puedes creer que no existe un plan nacional de infraestructura y equipamiento de salud en el país? Nunca nadie lo hizo. Por lo tanto, ¿cómo puedo yo saber exactamente cuáles son los requerimientos de infraestructura y equipamiento? ¿Me puedes creer que no existe un plan nacional de brecha de recursos humanos en salud en el país? Tampoco existe un plan nacional de calidad en salud y seguridad del paciente“, expresó.
Esta confesión implica que el sector Salud ha navegado durante años sin una “carta de navegación”, lo que justifica la persistente ineficiencia y corrupción. La ausencia de estos planes fundamentales significa que el país no puede saber dónde construir, qué tipo de equipos comprar, ni cuántos especialistas formar y distribuir regionalmente.

La consecuencia directa de este vacío es la centralización de la atención compleja. El Ministro señaló que el retraso en la capacidad resolutiva regional obliga constantemente a referir pacientes del interior del país a Lima, saturando los hospitales de la capital que, a su vez, también están colapsados y con equipos obsoletos.
Aunque el Ministro admitió que los hospitales con obras paralizadas sí están “mapeados”, reveló que la cifra asciende a “aproximadamente 85 hospitales que están en vías de ejecución y algunos inconclusos”. El problema, sin embargo, persiste en el desconocimiento de las necesidades reales, lo que impide priorizar la inversión de forma técnica.
El compromiso de la actual gestión es elaborar y finalizar estos planes de brecha de infraestructura, recursos humanos y calidad de atención, para lo cual ya se han convocado a comités que incluirán a la Sociedad Nacional de Industrias, la Asociación de Clínicas Privadas y los colegios profesionales de la salud.
En otro momento, el ministro Quiroz abordó el uso del SINADEF (Sistema Nacional de Defunciones) para medir la seguridad ciudadana. El titular del MINSA alertó que la plataforma fue creada exclusivamente para fines sanitarios y epidemiológicos, y no para criminalidad.
Aclaró que el SINADEF solo registra la causa de muerte como “homicidio” o “proyectil de arma de fuego”, pero no detalla si fue por sicariato, extorsión o violencia intrafamiliar. Quiroz advirtió que la mayoría de los analistas que recurren a esta fuente para medir la criminalidad están haciendo una “mala lectura” o una “lectura distorsionada”. Planteó la necesidad de integrar el sistema con el Observatorio de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior para crear una fuente única y precisa sobre la violencia en el país.



