La violencia urbana no da tregua en las calles de Lima, ni siquiera bajo el actual estado de emergencia decretado para combatir la criminalidad. La noche del sábado 22 de noviembre, la Policía Nacional del Perú (PNP) reportó un cruento doble homicidio en la zona de Huaycán, distrito de Ate, sumando otro capítulo trágico a la ola de crímenes que sacude a la capital y el norte chico.
La alerta se activó poco después de las 9:00 p.m. en el Grupo H, UCV 123-A, Lote 01, cerca de la institución educativa Señor de los Milagros N.º 185 y del Óvalo Alfonso Barrantes. Una mujer que transitaba por la zona, alarmada por las detonaciones de arma de fuego, avisó de inmediato a las autoridades. Al llegar a la escena, los agentes encontraron los cuerpos sin vida de Maycol Sánchez Bejarano (34 años) y Gustavo Rivas Huaringa (35 años). Ambas víctimas presentaban impactos mortales en la cabeza, sin signos vitales, y yacían en medio de la calle rodeados por más de nueve casquillos de bala y botellas de licor, elementos recogidos como evidencia.
Según relataron testigos, al menos dos individuos encapuchados llegaron a pie, dispararon a quemarropa y escaparon a toda prisa por rutas desconocidas. La PNP acordonó el área y la Comisaría de Huaycán asumió el control del operativo, mientras la División de Criminalística inició las primeras pericias balísticas y recolección de pruebas. Entre las hipótesis figuran el sicariato, las disputas territoriales y posibles ajustes de cuentas ligados a extorsión.

Más víctimas del crimen
La noche fatídica en Huaycán no fue un hecho aislado. Este mismo fin de semana, la violencia se trasladó al norte chico de Lima, donde el asesinato de Luis Romero, mototaxista de Huacho, conmocionó a la población. Su cuerpo fue hallado sin vida en su unidad de trabajo, en la avenida El Milagro, distrito de Santa María. En la escena se recogieron siete casquillos de bala, evidenciando un ataque directo y premeditado. La esposa y los hijos de la víctima llegaron consternados a la zona y protagonizaron dolorosas escenas ante el crimen.

El motivo que la PNP investiga en Huacho es el cobro de cupos y la extorsión que azotan, sobretodo, al sector de transporte informal. Los agentes no descartan que el asesinato esté vinculado a las “préstamos gota a gota”, modalidad criminal mediante la cual bandas organizadas amenazan y atacan a quienes no pagan, fenómeno en alza en distintos puntos del país. La policía pide el apoyo de vecinos para revisar cámaras de seguridad y sumar información clave para dar con los responsables.
Solo días antes, el 20 de noviembre, se produjo otro ataque fatal en Lima Sur. Un mototaxista fue asesinado por dos sujetos armados en motocicleta en Villa María del Triunfo, cerca del cruce de avenida El Sol y Pista Nueva. El modus operandi —atentados en la vía pública, a plena luz y sin temor a la autoridad— refuerza la percepción de impunidad y vulnerabilidad, en especial entre quienes trabajan en transporte o rubros informales.

Seguridad en entredicho y temor ciudadano
Estos crímenes ponen en tela de juicio la efectividad del estado de emergencia implementado por el gobierno, que busca frenar el avance de la delincuencia organizada, el sicariato y la extorsión en Lima y otras regiones con alto índice criminal. Pese a los patrullajes reforzados, operativos nocturnos y la coordinación con municipios y juntas vecinales, la frecuencia y brutalidad de los ataques mantiene en vilo a la población.
La Policía Nacional sostiene que continúa con investigaciones a fondo en Ate, Huacho y VMT, priorizando la identificación de bandas y asesinos a sueldo. “Estamos en operativo permanente, seguimos el rastro a organizaciones criminales y analizamos posibles conexiones entre los casos”, señalaron fuentes policiales, insistiendo en que el apoyo ciudadano será crucial.
Para las familias de las víctimas y los habitantes de barrios vulnerables, la justicia se convierte en una expectativa largamente esperada. Las próximas semanas serán decisivas para determinar si la respuesta institucional logra frenar esta tendencia alarmante o si la inseguridad continúa consolidándose como el mayor reto para la convivencia social en Lima y el resto del país.
Mientras las investigaciones avanzan y la PNP refuerza su presencia, el temor y el dolor de las familias en Huaycán, Huacho y Villa María del Triunfo siguen siendo el recordatorio más duro de que sin seguridad real y prevención eficaz, el estado de emergencia resulta apenas un remedio temporal ante un problema estructural profundo.



