
Desde la ciudad de Belém, donde se lleva a cabo la trigésima edición de la Conferencia de las Partes (COP30), Pedro Barreto definió este encuentro como “un signo de esperanza”, aunque advirtió que los acuerdos alcanzados tras tres décadas de cumbres climáticas han resultado “tímidos” e “ineficaces” para responder a la gravedad de la crisis ambiental. El prelado subrayó que la urgencia actual exige que esta conferencia se distinga por la eficacia de sus resultados y la incorporación de la justicia socioambiental en sus deliberaciones.
El líder de la CEAMA convocó a todos los actores sociales, desde gobiernos y empresarios hasta integrantes de organizaciones religiosas y ciudadanía en general, a asumir un papel activo ante el riesgo de alcanzar un punto de no retorno en el deterioro climático global. “Esta COP treinta tenemos que hacerla real, eficaz y urgente”, subrayó Barreto, remarcando que la trayectoria de cumbres previas evidencia la necesidad de adoptar medidas inmediatas y decisivas.
La Iglesia católica, dijo Barreto, actúa como parte de la familia humana y apoya su compromiso en el cuidado del planeta sobre una base educativa y profética. Destacó el deber pastoral de la Iglesia tanto en la promoción de una “educación para el combate” de los efectos del cambio climático como en la función de denuncia de prácticas que amenazan el equilibrio ambiental, tomando inspiración en mensajes papales desde Juan Pablo II hasta Francisco. “La Iglesia tiene que ser una profecía socioambiental”, remarcó.

En la reunión global de Belém, la representación eclesiástica incluye la presencia de cardenales responsables de conferencias episcopales de África, Asia y América Latina, así como congregaciones religiosas comprometidas con la protección de la Amazonía. El líder de la CEAMA subrayó la magnitud del reto para la región, señalando que el 17% del territorio amazónico —que abarca nueve países y 7 millones de kilómetros cuadrados— ya presenta señales de crítica alteración ambiental: “Si llegamos al veinte por ciento, ya este pulmón... no va a ayudar a una regeneración del clima”, sostuvo.
Barreto advirtió sobre la inminencia de un colapso climático, reforzando la importancia de “creer en los científicos”, aunque también confió en que la fe puede aportar esperanza donde los recursos humanos parecen limitarse. El prelado insistió en la necesidad de escuchar y dar espacio a los pueblos indígenas, a quienes reconoció como “guardianes” de la selva, especialmente en el contexto amazónico, y destacó el valor de la interculturalidad para la construcción de respuestas globales al cambio climático.
La COP30 se desarrolla bajo la exigencia de que la acción conjunta y coordinada de todos los sectores sociales y políticos logre revertir el riesgo ambiental actual y evite sobrepasar el umbral de daños irreversibles en el planeta.
Importante encuentro

La COP30 fue la trigésima edición de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Este evento internacional reunió a representantes de gobiernos, organizaciones no gubernamentales, científicos y líderes de la sociedad civil con el fin de negociar y coordinar acciones ante el cambio climático a nivel global.
La COP30 se desarrolló en Belém, Brasil, en 2025, y tuvo como objetivo principal dar continuidad a la aplicación del Acuerdo de París, orientado a limitar el aumento de la temperatura mundial a menos de 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales. La conferencia congregó a negociadores de aproximadamente 200 países, junto a observadores y expertos, para revisar el cumplimiento de los compromisos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y establecer nuevas metas más ambiciosas.
Durante el evento, se promovieron debates sobre financiamiento climático, adaptación, protección de los ecosistemas y el papel de las comunidades indígenas en la defensa ambiental. COP30 se consideró clave porque permitió evaluar los resultados de las políticas adoptadas hasta ese momento y definir nuevas estrategias urgentes ante la creciente evidencia del impacto del cambio climático en diversas regiones.



