
El Ministerio de Cultura reconoció a cinco destacados portadores de la música y la danza de las tijeras, una de las expresiones más representativas del patrimonio cultural andino. La ceremonia se realizó en el Encuentro Nacional de Música y Danza de las Tijeras, actividad central por el Día Nacional de la Danza de las Tijeras y por el décimo quinto aniversario de su incorporación a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
El reconocimiento forma parte de las acciones del Estado para fortalecer la salvaguardia de esta manifestación, que se transmite de generación en generación en diversas comunidades de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Las distinciones valoran tanto la trayectoria de los maestros como su papel en la continuidad viva del arte.
Una de las primeras mujeres danzantes

Uno de los reconocimientos fue para Sonia Rosa López Ancco, conocida como Perlita de Santa Rosa de Chipao, natural de Ayacucho. Es considerada una de las primeras mujeres danzantes de tijeras del país, hecho que marcó un punto de quiebre en una tradición históricamente masculina. Su presencia abrió espacio para la participación femenina, llamadas las warmi danzaq, ampliando la diversidad de portadores y fortaleciendo el proceso de transmisión cultural.
El Mincul destacó su rol pionero, su contribución artística y su trabajo formativo dentro de su comunidad, donde enseña a niñas, adolescentes y jóvenes a acercarse a esta práctica.
El legado de los maestros tradicionales
Otro de los homenajeados fue Sirvelión Simón Licla, conocido como Boyllucha, también representante de Ayacucho. Formado directamente por maestros tradicionales, se distingue por su destreza escénica, el dominio de pruebas complejas y su labor como formador en comunidades rurales.

El Ministerio de Cultura resaltó su constante participación en asociaciones de portadores, así como su compromiso con la organización de festividades que mantienen vigente esta práctica ritual.
Más de cinco décadas de música
La música es un componente esencial de la danza de las tijeras, y por ello el reconocimiento también alcanzó a dos maestros instrumentistas. El violinista Mauro Gamboa García, conocido como Gringucha de Sucre, fue declarado Personalidad Meritoria de la Cultura por sus cincuenta años de trayectoria dedicados a preservar el acompañamiento tradicional que sostiene la coreografía y estructura ritual de esta danza.
Su aporte ha permitido que nuevas generaciones de músicos aprendan estilos, variaciones y técnicas que definen el sonido característico de la expresión.

Un reconocimiento póstumo
El Ministerio también otorgó una distinción póstuma al danzante Víctor Julio Huamancha Marca, conocido como Águila Huamancha. Durante más de cinco décadas desarrolló una intensa labor formativa y fue una figura clave en su comunidad desde mediados de los años ochenta.
Impulsó la creación de espacios culturales como la Casa de los Danzantes de Tijeras en Lucanas, donde contribuyó a la transmisión de saberes y a la formación de nuevos intérpretes.
Maestro del arpa tradicional
Finalmente, se distinguió al arpista Adrián Berrocal Arango, conocido como Yunque, de Cabana Sur (Ayacucho). Con más de cinco décadas de trabajo musical, es uno de los principales referentes de la ejecución del arpa tradicional, instrumento indispensable en la interpretación de la danza.

Su trayectoria combina el desempeño artístico con la enseñanza en comunidades andinas, así como su participación en organizaciones que agrupan a portadores y músicos.
Una celebración para la salvaguardia del patrimonio vivo
Los cinco reconocimientos resaltan el rol fundamental de quienes sostienen la danza de las tijeras desde la interpretación, formación y práctica comunitaria. El Ministerio de Cultura destacó que estas distinciones buscan fortalecer el vínculo con las comunidades portadoras y reafirmar la importancia de asegurar la continuidad de este patrimonio en un contexto de constante transformación social.
Cada 16 de noviembre, el Perú conmemora el Día Nacional de la Danza de las Tijeras, establecido mediante la Ley N.º 30691, una fecha que recuerda la vigencia y el enorme valor cultural de esta expresión ancestral que continúa desarrollándose en los Andes y proyectándose a nivel nacional e internacional.


