El nuevo motor

Las nuevas dinámicas del mercado han empujado a miles de familias y emprendedores a priorizar vehículos accesibles, de financiamiento flexible y alta rotación

Guardar
AAP - autos
AAP - autos

El mercado automotor peruano atraviesa una transformación silenciosa. Durante años, los reflectores estuvieron solo sobre la venta de vehículos nuevos, pero hoy la realidad es otra: el pulso de la industria se está trasladando al mercado de seminuevos y usados. Ya no es un segmento alternativo, se va convirtiendo en eje de la movilidad peruana. El auto seminuevo dejó de ser una segunda opción; ahora es, para muchos, la decisión racional de compra.

¿Por qué? Porque el contexto económico ha cambiado el comportamiento del consumidor peruano. Las nuevas dinámicas del mercado han empujado a miles de familias y emprendedores a priorizar vehículos accesibles, de financiamiento flexible y alta rotación. En ese escenario, el auto usado se convirtió en la herramienta de trabajo del taxista, en la solución logística de la pequeña empresa, en la alternativa de movilidad de la clase media emergente y en la optimización de la inversión en un bien inmueble.

Tres usados por cada nuevo

Los números permiten dimensionar el fenómeno. Según la Asociación Automotriz del Perú (AAP), al cierre de agosto se habían transferido más de 360,000 vehículos livianos en lo que va del 2025, frente a las menos de 120,000 inmatriculaciones. Es decir, se vienen transfiriendo tres autos usados por cada venta de auto nuevo. Sin embargo, más allá de la demanda creciente, el mercado seminuevo está aún fragmentado, con altos niveles de desconfianza y con procesos poco ágiles, lo que impide conocer realmente al consumidor y sus necesidades.

Más SUVs, más mujeres, más eléctricos

No es la única tendencia que se acelera: el boom de la electromovilidad ya se siente en seminuevos. La participación de híbridos y eléctricos pasó de menos del 1% en 2021 al 3% este año, siendo Toyota, Volvo y Audi las marcas mejor posicionadas. El mercado peruano está en transición.

En cuanto a la distribución por género, la plataforma evidencia una creciente participación femenina en la decisión de compra vehicular, con una proporción cada vez más equilibrada entre hombres y mujeres, variación significativa frente al escenario prepandemia, cuando más del 75% del tráfico provenía de hombres.

Esta evolución en el perfil del comprador viene acompañada de una mayor descentralización geográfica del mercado. Aunque Lima concentra el 70% de la audiencia, dicha participación era superior al 80% antes de la pandemia. Hoy, ciudades como Arequipa y Trujillo se consolidan como los principales polos de interés automotor fuera de la capital, reflejando una demanda más distribuida y diversa.

Financiamiento y oportunidades

En paralelo, otra transformación relevante viene del lado del financiamiento. A pesar del dinamismo del mercado, el crédito para seminuevos aún tiene amplio espacio para crecer: actualmente representa menos del 1% de penetración, muy por debajo de otros países de la región, donde supera el 20%. No obstante, la tendencia empieza a moverse en la dirección correcta: cada vez más usuarios consideran alternativas de financiamiento digital y las entidades financieras comienzan a desarrollar productos específicos para este segmento, lo que abre una oportunidad significativa para acelerar el acceso a vehículos seminuevos en el país.

El reto de la formalidad

Pero detrás de estas cifras hay una característica inherente al mercado peruano: menos del 5% de las transferencias de autos usados se realiza en un patio de ventas formal. La venta de persona a persona sigue marcando la pauta, recayendo la responsabilidad comercial en el propio comprador, quien —en la mayoría de los casos— no cuenta con el conocimiento necesario para verificar requisitos documentarios mínimos y garantizar una transferencia fluida.

Según un análisis dentro del mercado digital automotor peruano, más del 50% de los vehículos evaluados no está listo para una transferencia segura. Las razones son contundentes: 40% tiene impuestos vehiculares pendientes, 30% presenta revisión técnica vencida, 20% acumula papeletas sin pagar y 10% circula con SOAT vencido. Comprar un auto usado en el Perú sigue siendo, para muchos, una ruleta rusa.

Informalidad digital

A esto se suma otro fenómeno: la informalidad digital. El crecimiento de canales paralelos ha “democratizado” la oferta, pero también ha multiplicado los riesgos. Allí no hay verificación documental, no hay financiamiento formal, no hay seguridad de transacción y, peor aún, no hay forma de rastrear responsabilidad en casos de estafa o fraude.

La buena noticia es que el mercado comenzó a ordenarse desde dentro. El comprador digital peruano ya no es improvisado: invierte tiempo, compara y analiza. En promedio, un visitante de NeoAuto revisa entre 7 y 10 autos en cada visita antes de contactar a un vendedor. Además, los vehículos con señales de transparencia documental —como el sello de “auto verificado”— reciben 15% más contactos. La confianza se convirtió en un diferencial comercial.

El mapa del 2026 ya está dibujado. Veremos más marcas chinas en rotación, más SUV, más híbridos usados en el país y mayor participación del mercado interno.

En conjunto, estas tendencias reflejan un mercado automotor que evoluciona y un consumidor cada vez más informado y exigente. El desafío ahora es seguir fortaleciendo la confianza, ampliando el acceso al financiamiento y mejorando la experiencia de compra. Si el país continúa avanzando en esta dirección, el segmento de seminuevos no solo sostendrá su dinamismo, sino que también aportará de manera decisiva a una movilidad más moderna, accesible y eficiente para todos.