
El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, encargado de filtrar las toxinas, metabolizar los nutrientes y producir sustancias esenciales para la digestión. Cuidar su salud es fundamental, ya que cuando el hígado se enferma, el resto del organismo se ve afectado. En el Perú, las enfermedades hepáticas representan una causa significativa de morbilidad, y entre ellas destaca la hepatitis B, una infección viral que puede causar inflamación, daño crónico e incluso cáncer de hígado.
Según el Ministerio de Salud (Minsa), en el país existen miles de personas que viven con el virus de la hepatitis B, muchas sin saberlo. De hecho, se estima que alrededor del 2 % de la población peruana está infectada, lo que la convierte en un problema de salud pública. Por su parte, el Seguro Social de Salud (EsSalud) advierte que la mayoría de los casos se detectan en etapas avanzadas porque los síntomas suelen pasar desapercibidos en los primeros meses. Por ello, reconocer las señales tempranas puede marcar la diferencia entre un tratamiento oportuno y una complicación grave.
Hepatitis B: un mes antes de esta enfermedad del hígado tu cuerpo te da las siguientes señales
La hepatitis B es causada por el virus de la hepatitis B (VHB), que se transmite principalmente por contacto con sangre, fluidos corporales o relaciones sexuales sin protección. Tras la exposición, el virus puede tardar entre 30 y 180 días en manifestarse, y durante ese tiempo el cuerpo empieza a emitir señales que suelen confundirse con malestares leves.

Un mes antes de que la enfermedad se manifieste por completo, es posible notar síntomas tempranos como:
- Cansancio extremo o debilidad sin causa aparente: el hígado comienza a inflamarse y su capacidad de eliminar toxinas se ve afectada, lo que provoca fatiga persistente.
- Fiebre leve y dolores musculares o articulares: muchas personas confunden estos síntomas con un resfriado o gripe, pero son señales de que el cuerpo está reaccionando al virus.
- Pérdida del apetito y náuseas: el hígado inflamado altera la digestión de las grasas, lo que genera sensación de pesadez, náuseas o rechazo a ciertos alimentos.
- Orina oscura y heces claras: esto ocurre porque el hígado no procesa correctamente la bilirrubina, un pigmento que da color a la bilis.
- Dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen: el hígado inflamado puede causar una sensación de presión o incomodidad debajo de las costillas.
- Picazón en la piel o aparición de moretones fáciles: el mal funcionamiento hepático afecta la circulación de la bilis y la coagulación sanguínea.
- Color amarillento en la piel o los ojos (ictericia): es una señal clásica del daño hepático y suele aparecer en las fases más avanzadas.
Si estos síntomas se presentan durante varias semanas, es fundamental acudir al médico para realizar análisis de sangre que detecten la presencia del virus. Un diagnóstico temprano puede evitar complicaciones como cirrosis o cáncer de hígado.
Factores de riesgo de la hepatitis B
Cualquier persona puede contraer hepatitis B, pero existen factores de riesgo que aumentan las probabilidades de infección:
- Transmisión perinatal: cuando una madre infectada transmite el virus a su bebé durante el parto.
- Relaciones sexuales sin protección: especialmente con múltiples parejas o con personas infectadas.
- Uso compartido de agujas o jeringas: común en personas que usan drogas intravenosas o en contextos médicos inseguros.
- Exposición ocupacional: trabajadores de la salud corren riesgo por contacto con sangre o fluidos corporales.
- Tatuajes o perforaciones con instrumentos no esterilizados: el virus puede sobrevivir fuera del cuerpo hasta siete días.
- Convivir con personas portadoras del virus: el contacto con objetos personales contaminados (como cepillos o afeitadoras) puede transmitir la infección.

En el Perú, el Minsa ha identificado zonas endémicas de hepatitis B, especialmente en regiones amazónicas como Ucayali, Huánuco y Loreto, donde se han implementado campañas de vacunación masiva para reducir los contagios.
Cómo prevenir la hepatitis B
La buena noticia es que la hepatitis B se puede prevenir de manera efectiva. Las principales medidas de prevención incluyen:
- Vacunación: es la forma más segura y eficaz de evitar la infección. El Minsa incluye la vacuna contra la hepatitis B en el Esquema Nacional de Vacunación, y se aplica desde recién nacidos hasta adultos no inmunizados.
- Uso de preservativos: protege contra la transmisión sexual del virus.
- Evitar compartir objetos personales: como cepillos de dientes, cortaúñas, agujas o cuchillas.
- Asegurar condiciones de higiene en tatuajes o perforaciones: verificar que se utilicen agujas nuevas y materiales esterilizados.
- Realizar pruebas periódicas: especialmente si se pertenece a un grupo de riesgo o se vive en zonas con alta prevalencia del virus.
- Adoptar hábitos saludables para el hígado: evitar el consumo excesivo de alcohol, mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente ayuda a fortalecer la función hepática.



