
La conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama nos recuerda la importancia de la detección temprana de esta enfermedad, que en el Perú afecta a muchas mujeres. Según datos del Ministerio de Salud (Minsa), el cáncer de mama representa la segunda neoplasia más frecuente en el país, con una incidencia estimada de 28 casos por cada 100 mil habitantes. Además, el Seguro Social de Salud (EsSalud) informa que cada año se brindan decenas de miles de atenciones por esta enfermedad, lo que refleja su carga en el sistema de salud peruano.
La mamografía es una de las herramientas más eficaces para el despistaje del cáncer de mama en fase temprana, cuando aún no hay síntomas. Realizarla con la edad y frecuencia adecuada puede marcar la diferencia entre un tratamiento temprano y uno tardío, con mejores resultados y menos complicaciones. Por ello, conviene conocer cuándo empezar a hacerla y cada cuánto repetirla, según las recomendaciones oficiales del país.
¿A qué edad deben comenzar las mamografías y cada cuánto deben hacerse?
En el Perú, el Minsa establece que el examen de mamografía bilateral para tamizaje está dirigido a mujeres entre 40 y 69 años que no estén embarazadas o con sospecha de embarazo, y debe realizarse de manera anual para detectar la enfermedad en su etapa inicial. Además, la Guía de Práctica Clínica del Instituto Nacional de Salud (INS) recomienda que mujeres asintomáticas de entre 40 y 69 años deban realizarse mamografía cada dos años como parte del tamizaje.
Por su parte, EsSalud señala que sus centros ofrecen mamografía preventiva a mujeres a partir de los 40 años, o antes si existen factores de riesgo.
En resumen:
- Edad de inicio habitual: 40 años.
- Frecuencia sugerida para mujeres sin síntomas ni factores de alto riesgo: cada 1 o 2 años.
- Mujeres con factores de riesgo (antecedentes familiares, densidad mamaria alta, mutaciones genéticas) podrían necesitar iniciar antes o con mayor frecuencia, lo cual debe evaluarse con un especialista.
¿Por qué son importantes las mamografías?

Realizar mamografías regularmente permite detectar lesiones mamarias malignas en etapas muy tempranas, cuando aún no hay síntomas palpables. Esto incrementa considerablemente las posibilidades de cura o de manejar la enfermedad con tratamientos menos agresivos. Según el Minsa, cuando el cáncer de mama se detecta a tiempo, tiene hasta un 90 % de probabilidad de curación.
La detección precoz reduce la mortalidad por cáncer de mama, disminuye la necesidad de tratamientos intensivos (como mastectomías extensas, quimioterapia agresiva o radioterapia extensa) y mejora la calidad de vida de las afectadas. Las mamografías ayudan a ver microcalcificaciones, tumores muy pequeños o anomalías aún asintomáticas.
Además, la regularidad en la prueba genera una especie de “historia mamaria” en la mujer, facilitando la comparación año a año y permitiendo ver cambios sutiles en la glándula mamaria. Esto es clave en mujeres con mamas densas o con antecedentes, donde las imágenes previas ayudan a interpretar mejor lo que se observa.
Tratamiento para el cáncer de mama

Cuando la mamografía u otros exámenes detectan un tumor, el tratamiento del cáncer de mama se guía por factores como el tipo de cáncer (por ejemplo, HER2-positivo, receptores hormonales positivos/negativos, triple negativo), el estadío, la edad de la paciente y sus condiciones generales de salud.
El tratamiento es multidisciplinario y suele incluir:
- Cirugía: extirpación del tumor o de la mama (mastectomía) o cirugía conservadora (lumpectomía) según el caso.
- Radioterapia: dirigida al tejido mamario, pared torácica o ganglios si está indicado, sirve para prevenir recaídas locales.
- Terapia sistémica: que incluye quimioterapia, hormonoterapia o terapias dirigidas según el subtipo del cáncer. Por ejemplo, en los tumores HER2 positivos se usan fármacos específicos que mejoran el pronóstico.
- Seguimiento y rehabilitación: incluye controles periódicos, soporte psicológico, cuidados de reconstrucción mamaria y atención a efectos secundarios.
En el Perú, por ejemplo, el Hospital Almenara señaló que gracias a tratamientos conservadores, en el 50 % de los casos de su ámbito se logra conservar la mama, lo que demuestra avances en el tratamiento oportuno. El objetivo final es lograr la curación o, si no es posible, mantener la enfermedad controlada, preservar la calidad de vida y reducir la mortalidad.



