La guardiana de los libros de Mario Vargas Llosa: la mujer que resguarda en Arequipa el legado del Nobel y sus más de 23 mil libros

La Biblioteca Personal del escritor abre un nuevo capítulo: más de 11 mil volúmenes con notas y subrayados del autor se ponen al alcance de los investigadores, revelando su universo creativo más íntimo

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Nelly Miranda Véliz ha dedicado
Nelly Miranda Véliz ha dedicado casi una década a cuidar los 23,501 libros donados por Mario Vargas Llosa a Arequipa. (Composición: Infobae / Andina)

Desde hace casi una década, una mujer custodia con disciplina y respeto la memoria literaria de Mario Vargas Llosa en su ciudad natal. Su nombre es Nelly Miranda Véliz, trabajadora del Gobierno Regional de Arequipa y responsable de cuidar los 23 mil 501 libros que el Nobel de Literatura 2010 donó a la biblioteca que lleva su nombre. Entre esos ejemplares, algunos guardan anotaciones, subrayados y reflexiones del propio escritor, que por decisión suya permanecieron bajo llave durante años, hasta después de su partida.

La historia de Nelly está profundamente ligada al legado del autor arequipeño. En 2015 fue designada para laborar en la Biblioteca Personal de Mario Vargas Llosa, una casona adaptada especialmente para albergar los volúmenes que el escritor donó a Arequipa. Desde el primer envío, en 2017, asumió una tarea tan delicada como simbólica: velar porque se cumpla la voluntad del novelista de no exponer los libros con anotaciones hasta después de su muerte.

Durante años, Nelly fue la responsable de garantizar que esa disposición se mantuviera intacta. Entre los ejemplares, el personal de la biblioteca identificó 11 mil 271 con anotaciones en sus páginas interiores. Desde el 14 de octubre, estos libros pueden ser consultados y analizados, lo que marca un nuevo capítulo en la relación entre Arequipa y su hijo más ilustre.

“Me pongo así porque esos libros que tanto cuidó don Mario Vargas Llosa y que aprendí a querer, y al ser abiertos al público, me recuerda que él ya no está entre nosotros”, expresó con emoción Nelly Miranda, quien se convirtió en la protectora silenciosa de una de las colecciones más importantes del país.

La designación y el encuentro inesperado

El Nobel dispuso que los
El Nobel dispuso que los ejemplares con anotaciones personales permanecieran bajo llave hasta después de su fallecimiento. (Andina)

En julio de 2019, Nelly vivió un episodio que consolidó su vínculo con el escritor. Por aquel entonces atravesaba momentos difíciles en su centro laboral debido a su insistencia en respetar la voluntad de Vargas Llosa. Un director de la biblioteca intentó desconocer el acuerdo firmado con el Gobierno Regional de Arequipa y presionó para exhibir los libros anotados antes de tiempo.

“Después de unos meses llegué incluso a pedir mi cambio”, recuerda Nelly. “Luego decidí escribir un correo electrónico a la familia de don Mario informando lo que estaba ocurriendo. Unas semanas después me respondieron diciendo que esperara y así lo hice”. Lo que no imaginaba era que el propio Premio Nobel llegaría a la biblioteca para intervenir personalmente.

Aquel día, el escritor visitó la casona sin previo aviso. Se reunió con el director de turno y le manifestó su deseo de que Nelly continuara al frente del cuidado de sus libros. “Nunca pensé que sería el mismo Premio Nobel quien llegaría hasta la biblioteca para pedir mi permanencia en el cargo”, relató conmovida. Desde entonces, su presencia en el recinto quedó asegurada.

La vida entre libros y memorias

Nelly defendió el cumplimiento de
Nelly defendió el cumplimiento de esa decisión, incluso frente a presiones internas para exhibir los libros antes de tiempo. (Andina)

Hoy, Nelly Miranda sigue recorriendo las salas donde reposan los más de 23 mil ejemplares donados por el escritor arequipeño. Llaves en mano, revisa cada vitrina, supervisa las condiciones de conservación y mantiene el orden de un legado que considera una extensión del propio autor. “Imagino que para don Mario fue difícil donar sus libros, eso se nota porque al abrir las cajas que llegaban se podía ver que todos los ejemplares estaban muy bien cuidados”, señaló.

Para ella, esa entrega solo se explica por el cariño que Vargas Llosa sintió por su ciudad. “Solo su amor por Arequipa hizo que los donara a su ciudad”, añadió con convicción.

La Biblioteca Personal Mario Vargas Llosa no solo guarda libros, sino también la huella intelectual y humana del autor. Cada anotación, cada comentario al margen, representa una puerta hacia su proceso creativo y su pensamiento. Hoy, esos textos pueden ser consultados por investigadores, estudiantes y lectores que buscan entender más al escritor y a su obra.

Mientras tanto, Nelly continúa en su puesto, fiel al encargo que un día recibió del propio Vargas Llosa: proteger su biblioteca como si fuera la suya. Y lo cumple con la misma dedicación que ha mantenido desde el primer día en que las cajas con libros llegaron a la ciudad blanca.