“Si es feo es acoso, si es guapo es coqueteo”: mitos sobre el acoso sexual

La idea de que la apariencia del agresor define si algo es acoso o solo halago trivializa la experiencia de muchas víctimas

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El acoso sexual laboral ocurre
El acoso sexual laboral ocurre cuando en el trabajo alguien ejerce poder o subordinación para imponer conductas sexuales (Estrategia Medios)

Aunque cada vez se habla más de acoso sexual en Perú, aún circulan varios mitos que distorsionan lo que es realmente esta forma de violencia que puede ocurrir en la escuela, el trabajo, la calle y el transporte público e incluso en el ámbito digital. Las instituciones como el Ministerio de Salud (Minsa) y el Seguro Social de Salud (EsSalud) han señalado en distintos informes que muchas mujeres siguen sin denunciar por vergüenza, temor o por creer que lo que sufren “no es tan grave”. Además, EsSalud advirtió recientemente sobre el incremento del ciberacoso (grooming) entre menores, con impactos en su salud mental y rendimiento escolar.

Uno de los mitos más extendidos es: “Si es feo es acoso, si es guapo es coqueteo”. La idea de que la apariencia del agresor define si algo es acoso o solo halago trivializa la experiencia de muchas víctimas, y libera de responsabilidad a quienes actúan de forma inapropiada hacia las mujeres. Pero hay otros mitos que también es vital desmentir.

Mitos sobre el acoso sexual

La frase “si es feo es acoso, si es guapo es coqueteo” resume una de las creencias más dañinas sobre el acoso sexual: la idea de que la gravedad de la conducta depende del atractivo físico del agresor y no del consentimiento o del respeto hacia la otra persona.

Cuando alguien nos hace sentir incómodas, invadidas o vulneradas, no importa si la persona es atractiva o no: lo que cuenta es cómo nos sentimos y si la acción fue deseada o no deseada. El acoso no tiene que ver con belleza, sino con poder, con el intento de dominar o reducir al otro a un objeto de deseo.

Algunos ejemplos del acoso sexual
Algunos ejemplos del acoso sexual callejero son comentarios, silbidos, gestos, hostigamiento verbal o físico en la vía pública (Andina: Agencia Peruana de Noticias)

Este mito refleja una cultura que enseña a las mujeres a dudar de su propia incomodidad. Nos hace pensar que deberíamos sentirnos halagadas si el acosador es “guapo” o “popular”, y avergonzadas si no lo es. Pero el consentimiento no se mide por el rostro del otro, sino por la libertad con la que podemos decir sí o no.

Otro mito frecuente es creer que el acoso solo existe cuando hay contacto físico. En realidad, puede manifestarse en miradas insistentes, comentarios sexuales, mensajes no solicitados, insinuaciones o gestos obscenos. También se suele pensar que si alguien no se defiende con firmeza o usando la fuerza, entonces el acoso no fue tan grave. Sin embargo, muchas mujeres callan o permanecen inmóviles por miedo, sorpresa o parálisis emocional.

También persiste la idea de que la víctima provoca el acoso por su forma de vestir, su manera de hablar o por salir sola de noche. Este mito culpabiliza a la víctima y libera al agresor de toda responsabilidad, reforzando estereotipos de género que justifican la violencia sexual.

Desmontar estos mitos implica reconocer que el acoso sexual es una cuestión de límites y consentimiento, no de gustos o apariencias. Significa también comprender que el acoso se sostiene en una estructura de poder que todavía privilegia la mirada y el deseo masculino, mientras silencia el derecho de las mujeres a decidir cómo, cuándo y con quién interactuar.

Todavía persiste la idea de
Todavía persiste la idea de que la víctima provoca el acoso por su forma de vestir, su manera de hablar o por salir sola de noche (Composición Infobae)

Tipos de acoso sexual

Para entender mejor lo que se está hablando, estos son algunos tipos de acoso sexual:

  • Acoso sexual callejero: comentarios, silbidos, gestos, hostigamiento verbal o físico en la vía pública, transporte, espacios abiertos.
  • Acoso sexual laboral: cuando en el trabajo alguien ejerce poder o subordinación para imponer conductas sexuales, proponer favores sexuales a cambio de beneficios, usar el rechazo como motivo de represalias o maltrato.
  • Ciberacoso sexual: mensajes sexuales no solicitados vía redes, chantaje, difusión de imágenes sexualizadas sin consentimiento, grooming a menores. EsSalud alertó que muchos menores afectados por ciberacoso presentan variabilidad del ánimo, aislamiento, tristeza.
  • Hostigamiento sexual en espacios educativos: cuando profesores, compañeros o autoridades realizan conductas sexuales no deseadas, insinuaciones, contacto físico, gestos, etc.