La noche en el set de ‘Yo Soy’ tuvo un instante de magia cuando Gabriela, una joven imitadora de Arequipa, apareció vestida como Michael Jackson. Desde su ingreso al escenario, la energía cambió.
Con la seguridad de quien ha soñado este momento desde la infancia, saludó al jurado y se presentó. Su pasión por la música, inspirada por su padre y por el ícono del pop, la llevó a esta audición donde cada detalle —el vestuario, la voz y los movimientos— recreó la esencia del “Rey del Pop”.
El público estalló en aplausos mientras Ricardo Morán y sus compañeros quedaban asombrados por la entrega y talento de la concursante.
Un tributo que nació de la infancia

Gabriela, con la voz serena pero decidida, contó que su vínculo con la música comenzó siendo niña. Recordó que cuando tomó conciencia del mundo artístico, Michael Jackson ya había fallecido. A partir de entonces, su admiración se convirtió en inspiración. “Fue por mi papá que decidí interpretarlo, verlo y escuchar toda su música. He esperado este momento toda mi vida”, confesó.
La concursante explicó que, aunque ha tenido acercamientos previos con el personaje en pequeños concursos y presentaciones locales, nunca se había enfrentado a una prueba televisiva de esta magnitud. Su preparación no se limita al canto o la coreografía, sino a una comprensión más profunda del artista que marcó generaciones.
Ricardo Morán, notoriamente impresionado por su apariencia y actitud, le preguntó sobre su desempeño en el baile y el canto. Gabriela respondió sin titubeos: “Soy muy buena bailando y canto desde pequeña. Michael es un reto inmenso, su registro es impecable, pero estoy lista para asumirlo”.
La firmeza de su voz reveló no solo seguridad sino respeto por el legado que buscaba representar. Para ella, la imitación no es un simple acto de copia, sino una forma de conectar con una figura que le enseñó disciplina, entrega y sensibilidad artística.
El impacto en el jurado y el público

El momento en que Gabriela subió al escenario fue una mezcla de expectativa y sorpresa. Ricardo Morán, con su característico ojo crítico, notó de inmediato la dedicación detrás del vestuario y maquillaje. “¡Qué buena caracterización!”, exclamó, mientras Jely Reátegui sonreía y la recibía con un cálido “Welcome! ¡Hola!”.
Desde ese instante, el set se llenó de una energía distinta. El jurado observaba con atención cada gesto, cada palabra. Morán no tardó en preguntar si era la misma persona que días antes había sorprendido en la plaza de Arequipa con una imitación del artista. Gabriela negó con una sonrisa: “No, hay otro Michael Jackson”.
Su naturalidad despertó simpatía. Más allá del parecido físico, transmitía emoción genuina. Cuando llegó el momento de presentarse formalmente, respiró profundo y dijo con firmeza: “Yo soy Michael Jackson”. Esa frase marcó el inicio de una interpretación que dejó sin palabras a los presentes.
Los movimientos precisos, el dominio corporal y la actitud escénica crearon un retrato vivo del ídolo. Cada paso y gesto evocaba el recuerdo del artista original, pero con un sello personal que la diferenciaba. No imitaba mecánicamente: interpretaba con alma.
El público, atrapado por la nostalgia y la destreza, respondió con una ovación. Los jueces intercambiaron miradas de asombro. Morán, tras unos segundos de silencio, aplaudió con fuerza. El momento se transformó en un homenaje colectivo a la música y a la pasión que despierta.
Un talento que busca su propio camino

Pese al asombro que generó su actuación, Gabriela aclaró que no se dedica profesionalmente a la imitación de Michael Jackson. “No es algo que haga todo el tiempo”, explicó. “Participé en un concurso en una discoteca, gané y desde entonces quedó como una parte especial de lo que hago, pero mi meta es mi música”.
La joven artista reveló que escribe sus propias letras y que se siente atraída por el rap y la música urbana. Su intención es ingresar a una escuela de canto para perfeccionar su técnica y abrirse paso en la industria. “Estoy preparándome para eso. Es mi sueño”, dijo con entusiasmo.
Morán escuchó con atención y destacó su versatilidad. “Cuántos universos hay alrededor tuyo, Gabriela”, comentó con asombro. Esa frase sintetizó lo que la noche había dejado en evidencia: más allá de su impresionante tributo, la joven posee una identidad artística propia que busca consolidar.
Antes de comenzar su interpretación, Ricardo Morán la invitó a respirar hondo. “Yo voy a tomar aire también. Dinos con fuerza quién eres y canta”. Ella respondió con una sonrisa y una frase que retumbó en el set: “I’m ready. Yo soy Michael Jackson”.
El público contuvo el aliento mientras la imitadora se preparaba para su número. En esa escena, cada segundo pareció suspenderse. Lo que vino después fue una demostración de energía, precisión y carisma. El espíritu de Michael Jackson volvió a sentirse en el escenario de ‘Yo Soy’, pero con el rostro y la voz de una artista que, sin renunciar al tributo, busca su propio espacio en la música peruana.
La reacción final fue unánime: aplausos, sonrisas y miradas de admiración. Gabriela, emocionada, agradeció con un gesto humilde antes de abandonar el escenario. Detrás de ella quedó el eco de una noche en la que el talento y la pasión recordaron que la música, cuando nace del alma, trasciende el tiempo y las imitaciones.



