
Desde 2008, cada 15 de octubre el planeta revive la memoria de que un gesto tan sencillo como lavar las manos puede marcar la diferencia entre salud y enfermedad.
A través del recuerdo de ese acto diario —sumergir las manos en agua, aplicar jabón, frotar, enjuagar—se plantea una exigencia global: que cada persona tenga acceso real a esos elementos básicos.
En muchos lugares aún no es posible. En la infancia, en las escuelas, en los centros de salud, el déficit en infraestructura y recursos convierte ese acto elemental en privilegio. Y mientras tanto, millones de manos quedan sin abrigo.
Los orígenes y su propósito

La celebración del 15 de octubre fue instaurada por la Asociación Mundial para el Lavado de Manos con el fin de convertir el acto de lavar las manos con agua y jabón en una rutina universal.
Desde su lanzamiento en 2008, ha contado con el respaldo de organismos internacionales, gobiernos, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil.
Su propósito es claro: mostrar que una acción básica, accesible y diaria puede prevenir enfermedades como la diarrea o las infecciones respiratorias. Además, busca impulsar que las políticas de salud pública incluyan la higiene de manos como prioridad.
Brechas vigentes y retos mundiales
A pesar de los avances, persisten grandes desigualdades: más de 2 mil millones de personas carecen de una instalación básica para lavarse las manos en sus hogares.
En los países con menores ingresos, esa cifra se agrava.
Asimismo, se estima que dos de cada cinco escuelas no disponen de servicios elementales de higiene con agua y jabón, afectando a cientos de millones de estudiantes.
En el ámbito sanitario, un tercio de los centros no tiene puntos de higiene disponibles en áreas de atención, lo que incrementa la propagación de infecciones asociadas a la atención médica. Estas carencias se vuelven aún más críticas en contextos frágiles o en zonas rurales sin cobertura adecuada de agua potable.
El rol de la campaña 2025 y el debate de los guantes

La campaña global de 2025, bajo el lema “It might be gloves. It’s always hand hygiene” (A veces se usan guantes, pero la limpieza de manos nunca se omite), alerta sobre la falsa creencia de que los guantes pueden reemplazar el lavado de manos.
Se insta a que los guantes se utilicen solo cuando estén estrictamente indicados, y siempre acompañados de una limpieza adecuada de las manos. Además, la iniciativa enfatiza el impacto ambiental del uso desmedido de guantes, cuyos residuos pueden tardar siglos en degradarse.
En el entorno hospitalario, la estrategia de los“5 momentos” para la higiene de manos recobra importancia: antes y después de tocar al paciente, antes de procedimientos limpios, después de exposición a fluidos y tras contacto con el entorno inmediato.
La dimensión infantil y educativa
Los niños y niñas son especialmente vulnerables ante enfermedades transmitidas por manos sucias. Se señala que mediante una práctica constante del lavado de manos con jabón antes de comer o después del baño, el riesgo de padecer diarrea puede reducirse significativamente, al igual que el de infecciones respiratorias.
En muchas escuelas, sin embargo, faltan los lavabos adecuados o recursos para jabón y agua limpia, lo que limita la enseñanza de un hábito vital.
Las campañas educativas vinculadas a esta jornada suelen incluir talleres, demostraciones y entrega de materiales visuales pensados para despertar la conciencia en edades tempranas.
Un llamado a la responsabilidad compartida

Cada individuo, institución y gobierno está convocado a actuar: no basta con recordar una fecha al año, sino con transformar la higiene de manos en hábito cotidiano y obligación moral.
La meta no es simbólica: elevar las cifras de acceso básico hasta que ninguna persona carezca de un lugar donde asear sus manos.
En esta conmemoración, la aspiración es que cada gota, cada fricción con jabón, se convierta en un puente hacia un mundo más saludable, donde el gesto más simple se vuelva insustituible.