El amor entre Carol Reali y Rafael Cardozo terminó tiempo antes de lo que el público imaginó. En una entrevista con América Hoy, la modelo brasileña, conocida como Cachaza, confesó que no sentía nada por su entonces pareja cuando este decidió pedirle la mano.
La revelación desató sorpresa y una mezcla de reacciones, especialmente porque Cardozo aseguró que, en aquel momento, todavía estaba profundamente enamorado.
Entre confesiones y reproches, ambos expusieron la distancia emocional que ya marcaba su historia, dejando ver que la famosa propuesta no fue un inicio, sino un intento tardío por revivir lo que ya se había apagado.
Una pedida sin amor: la confesión de Cachaza

Durante su participación en el programa televisivo, Carol Reali fue clara y serena. Contó que, cuando Rafael Cardozo se arrodilló para pedirle matrimonio, su relación ya estaba en crisis. “Yo creo que la pedida tiene que venir cuando hay amor, cuando hay cariño, cuando uno sueña con construir algo junto con la persona, no para recuperar algo que ya se había perdido”, expresó con firmeza.
Sus palabras causaron silencio en el set y asombro entre los conductores, quienes no ocultaron su sorpresa. La modelo reconoció que el gesto de Cardozo fue respetable, aunque lo consideró tardío. “Intentó hacer lo que pudo y, bueno, ya se había terminado”, dijo. Con tono amable, añadió que valoraba el esfuerzo, pero dejó claro que en ese momento ya no había sentimientos que rescatar.
Los comentarios de las presentadoras Janet Barboza y Ethel Pozo reflejaron el impacto de la revelación. “Ay, no, me dolió a mí”, dijo Barboza. “Qué pena, Rafael”, agregó Pozo, al percibir la emoción contenida en el estudio.
Rafael Cardozo: “Yo sí estaba enamorado”

Al escuchar las declaraciones de Cachaza, Rafael Cardozo no escondió su incomodidad ni su desconcierto. Con una sonrisa forzada y tono pausado, intervino para aclarar que él actuó movido por sentimientos verdaderos. “En ese momento yo estaba enamorado y trataba de recuperar algo”, aseguró frente a las cámaras.
El brasileño admitió que desconocía que su relación estaba tan deteriorada como ella afirmó. “Si ella tenía ese sentimiento, tenía que decirme no”, insistió, dejando ver que aún no comprendía por completo el fin del vínculo. Con ironía y cierta tristeza, aceptó que su propuesta no fue el inicio de una nueva etapa, sino el cierre definitivo de una historia que ya no tenía retorno.
Rafael también recordó el contexto de aquel momento. “Me arrodillé pidiendo la mano, y ella, pues, no sabía que se había terminado”, comentó. Su declaración generó murmullos y risas entre los panelistas, que trataron de suavizar la tensión. Aun así, el actor fue claro: “Yo hice todo con sentimiento”.
Su gesto fue interpretado por muchos como un intento desesperado por salvar la relación. La famosa pedida, con un anillo costoso y una puesta en escena emotiva, se transformó con el tiempo en símbolo de un amor que ya no existía.
Entre gestos y despedidas

Rafael Cardozo no ocultó su desilusión. Escuchar de la propia voz de Cachaza que ya no sentía nada fue, según sus palabras, un golpe inesperado. “Me acabo de enterar en este momento, de su boca, que cuando le pedí la mano ya no sentía nada por mí”, dijo, visiblemente afectado.
Las presentadoras intentaron contener la incomodidad con humor. Janet Barboza recordó con ironía que la pedida incluyó “una roca de veinte mil dólares” y un despliegue de lujo, comentario que provocó risas en el set. Sin embargo, detrás de la broma se percibía la tristeza del ex chico reality, que revivía una escena ya marcada por el desencuentro.
Cachaza, por su parte, mantuvo la serenidad y reiteró que el gesto fue noble, pero ineficaz. No hubo rencor en su voz, sino una mezcla de respeto y distancia. La modelo, hoy enfocada en su vida personal y profesional, ha preferido mantener bajo perfil tras la entrevista.
El intercambio televisivo mostró dos verdades que convivieron en paralelo: la de él, que aún creía en un futuro compartido, y la de ella, que ya había cerrado el ciclo. En ese cruce de sentimientos, quedó la imagen de una pedida que fue más un adiós que una promesa.