Durante el paro nacional de transportistas realizado el 6 de octubre, un grupo de choferes de la línea ‘El Rápido’ intentó llegar al Congreso de la República en Lima para denunciar la ola de extorsiones y asesinatos que afecta al sector, según reportó Latina.
La caravana de buses recorrió la avenida Trapiche rumbo al centro de la capital con la finalidad de exponer públicamente su preocupación ante la inseguridad que asfixia al gremio. Quienes participaron, tanto conductores como cobradores, reclamaron la atención urgente de las autoridades para frenar la violencia y proteger sus vidas.
En medio del camino, agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) bloquearon el avance de la delegación en una de las principales vías de ingreso. El encuentro generó un enfrentamiento verbal entre manifestantes y policías, en el que ambas partes defendieron sus posturas frente a numerosos transeúntes y medios.
De acuerdo con el reporte de Latina, la situación se mantuvo tensa durante varios minutos. “No vamos a detenernos, exigimos que escuchen nuestro reclamo”, expresó uno de los conductores durante el intercambio con la PNP. Pese a la presión, la protesta se mantuvo en el ámbito verbal, sin registrarse incidentes de violencia física ni la utilización de gases lacrimógenos.
Luego de las gestiones de líderes del grupo y ante el compromiso de transitar de forma ordenada, los policías permitieron el paso de la caravana y los transportistas pudieron avanzar hasta las inmediaciones del Congreso, donde buscan reiterar su llamado a la acción estatal ante la grave crisis de seguridad que enfrenta el sector.
Vías bloqueadas
El 6 de octubre, el paro de transportistas generó bloqueos en vías principales de varios distritos de Lima. Manifestantes interrumpieron la circulación en San Juan de Lurigancho, especialmente en las inmediaciones de la estación Bayóvar del Metro de Lima, donde instaron a conductores de transporte informal a sumarse a la movilización. En este sector, los organizadores detuvieron vehículos y exigieron que abandonaran sus actividades como muestra de apoyo a la protesta.
La medida se replicó en otros puntos de la capital, como Comas y Carabayllo, donde el servicio del Metropolitano fue suspendido temporalmente y se formaron aglomeraciones de pasajeros. Enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales se registraron al intentar liberar las vías bloqueadas, y algunas personas resultaron heridas durante estos incidentes.
La convocatoria responde a la preocupación por el incremento de extorsiones y hechos violentos que afecta al gremio, motivo por el cual los transportistas demandan una respuesta efectiva de las autoridades. Dirigentes del sector argumentaron que la inseguridad ha generado un ambiente de temor y propiciado la reacción colectiva a través del paro y los bloqueos.
La escasez de transporte formal provocó que usuarios aguardaran varias horas en los paraderos o recurrieran a colectivos informales, servicios cuyos precios duplicaron los habituales debido a la alta demanda. Varias personas viajaron colgadas de las puertas de estos vehículos mientras los agentes policiales intentaban organizar el flujo y facilitar el abordaje de los escasos buses en circulación.