
Enrique Ciriani Suito, una de las figuras más influyentes en la arquitectura peruana y latinoamericana contemporánea, falleció a los 88 años. Formado en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en Lima y radicado en Francia desde los años sesenta, Ciriani es recordado por haber impulsado una visión social y humana en el urbanismo moderno en Perú.
“Las viviendas sociales no son para pobres, sino para dar arquitectura a quienes no pueden tener acceso a ella”, afirmaba, dejando clara su defensa inquebrantable del derecho a una vivienda digna.

Residencial San Felipe y la génesis de una comunidad urbana
Uno de sus mayores aportes en Perú es la Residencial San Felipe, en el distrito de Jesús María. Junto a Mario Bernuy, Ciriani planteó la primera versión del proyecto: cuatro edificios simétricos de 14 pisos dispuestos en los vértices de un ágora central, con 268 viviendas distribuidas en flats, dúplex y casas adosadas.
El proyecto incluyó calles elevadas y recorridos peatonales que fomentan la comunicación entre vecinos, reforzando el sentido comunitario. La Residencial San Felipe marcó un hito y se mantiene como modelo de integración urbana y calidad de vida.

El joven Ciriani y la conclusión de Matute
Con apenas 24 años y recién egresado, Ciriani asumió en 1963 la responsabilidad de concluir la Unidad Vecinal de Matute en La Victoria. El conjunto, pionero en Latinoamérica, había quedado inconcluso tras una primera etapa.
Diez años después de que se frenaran las obras, el joven arquitecto supo adaptar y completar el proyecto para convertirlo en un referente de urbanismo moderno en Lima, poniendo el énfasis en la vida comunitaria y los espacios públicos para las familias.

Visión y enseñanzas sobre el compromiso social
Además de su vasta obra construida, Ciriani se destacó como docente. Enseñó en la École Nationale Supérieure d’Architecture de Paris-Belleville (ENSAPB) hasta 2002 y en el Perú dictó talleres de posgrado en universidades como la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Inspiró a generaciones con su “fe inquebrantable en el espacio moderno”, defendiendo una arquitectura ética. “El espacio debe servir a la vida y a la comunidad”, propugnaba. Además, sostenía que la verdadera arquitectura debía democratizar calidad y dignidad para todos.

Años antes de morir, propuso una construcción para el Bicentenario, la cual consistía en unir las cimas de tres cerros de El Agustino con una plataforma que se asemeja a los portaviones. “La idea era que quien viviera ahí no se sintiera jamás pobre, sino un privilegiado”.
Otras obras en Perú y el mundo
La obra de Ciriani es un referente tanto en el Perú como en el extranjero. Entre sus proyectos más recordados figuran, además de la Residencial San Felipe y la Unidad Vecinal de Matute, la Casa Santillana en Punta Negra.
En Francia desarrolló obras emblemáticas como la Ville Neuve en Grenoble, el bloque de viviendas La Noiseraie en Marne-la-Vallée, el Museo Arqueológico de Arles y el Palacio de Justicia de Pontoise. Su creatividad y rigor le valieron premios como el Gran Premio Nacional de Arquitectura de Francia (1983) y la Medalla de Oro de la Academia de Arquitectura Francesa en 2012. En Perú fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Nacional de Ingeniería.

Su compromiso con la ciudad, la vivienda social y la cultura arquitectónica seguirá inspirando a arquitectos, estudiantes y a quienes habitan los espacios transformados por su genialidad.