A nivel global, la discusión sobre la movilidad humana se enfoca en las comunidades migrantes. Sin embargo, un estudio presentado por Ayuda en Acción, organización dedicada a generar oportunidades de crecimiento y desarrollo en 11 países de América Latina y el Caribe, revela la condición de inmovilidad que experimentan diferentes poblaciones vulnerables en países de la región, entre ellos Perú. Este fenómeno, que se ha convertido en un punto ciego para las políticas públicas, ayuda a explicar por qué muchas personas deciden permanecer en sus territorios aun cuando viven en contextos de perturbaciones políticas, económicas o ambientales.
El estudio “Inmovilidad en Contextos Frágiles: Entre la Dignidad, el Arraigo y la Migración. Un estudio comparativo en América Latina”, contó con el apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (CIID) de Canadá y la Cátedra de Investigación sobre Desplazamiento Forzado del CIID de la Universidad del Pacífico de Perú, y compara la situación de inmovilidad de personas migrantes de zonas rurales, fronterizas y urbanas en condición de vulnerabilidad en México, Colombia y Ecuador.
“El fenómeno de arraigo avanza de manera silenciosa a nivel global, en la que millones de personas experimentan una elección impuesta que opaca su deseo de migrar. Sumado a esta decisión, la inmovilidad rompe con la percepción general de un mundo en constante movimiento, ya que tan solo el 3,6% de la población es migrante, lo que demuestra que lejos de ser una anomalía, es una realidad predominante muchas veces invisibilizada por las políticas y programas de atención internacional”, declaró Jorge Gálvez, Coordinador Nacional Proyecto Movilidad Ayuda en Acción Perú.

Inmovilidad en Perú, un fenómeno
En el marco de la investigación, la organización presentó un análisis sobre la condición de inmovilidad en el país. Esta destaca que cerca de 1,6 millones de personas venezolanas deciden establecerse en Perú, haciendo de este, el segundo principal receptor de esta población en América Latina.
El establecimiento de familias venezolanas responde a las condiciones económicas, sociales y políticas de su país de origen, que las impulsaron a migrar en busca de estabilidad y mejores oportunidades, convirtiendo a Perú en uno de los países elegidos dada su cercanía geográfica y rutas desde el norte.
Esta realidad plantea retos urgentes de política pública como garantizar su protección social y jurídica, facilitar su integración económica en igualdad de condiciones y promover la cohesión social con las comunidades de acogida. La decisión de estas familias de arraigarse en el Perú no solo expresa una búsqueda de estabilidad y dignidad, sino que también abre la posibilidad de aprovechar su aporte al Producto Bruto Interno nacional y al desarrollo del país, siempre que existan las condiciones adecuadas para que permanezcan y se desarrollen como cualquier ciudadano peruano.

Además, se resaltó que el trabajo articulado entre distintos sectores hace posible la transición de la percepción marginal del arraigo a una elección voluntaria y que genera bienestar. “Nuestra experiencia de Lima Norte con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo nos confirma que, cuando Estado, empresas y cooperación internacional trabajamos de manera articulada, es posible transformar la migración en una oportunidad de desarrollo sostenible. Es urgente replicar este modelo en otros territorios del país”, agregó Gálvez.
Tras los hallazgos encontrados, Ayuda en Acción resaltó la importancia de construir sistemas de protección social y prosperidad económica que sean inclusivos y estén basados en los derechos de quienes migran o permanecen en un lugar bajo presión, muchas veces por necesidad y en silencio. En este sentido, la organización hace un llamado a fortalecer, tanto a nivel nacional como regional, las estrategias de cooperación internacional y las políticas públicas. El objetivo es claro: que la permanencia sea una elección digna y no una imposición del contexto, y que ninguna persona se vea obligada a migrar o quedarse en su país en condiciones de vulnerabilidad.
El modelo de integración en Lima Norte
En el Perú, Ayuda en Acción y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) implementan en Lima Norte un modelo de integración socioeconómica entre población migrante y comunidades de acogida. Más de 2,000 personas han participado en capacitaciones laborales, mentorías de emprendimiento, procesos de regularización migratoria y actividades culturales que fortalecen la convivencia. El proyecto incluye además Escuelas de Ciudadanía para adolescentes, laboratorios digitales en colegios públicos y talleres de Artes por la Integración, articulando a gobiernos locales, empresas y organizaciones comunitarias. Esta experiencia demuestra que la migración, lejos de ser una carga, puede convertirse en un motor de desarrollo compartido cuando se generan condiciones adecuadas de cohesión, protección e inclusión económica.