
El impacto de la anemia infantil sigue representando uno de los problemas más graves de salud pública en el Perú, con una prevalencia del 43,7% en niñas y niños entre 6 y 35 meses, de acuerdo con cifras oficiales. Expertos advierten que el desconocimiento sobre la enfermedad y la falta de controles médicos dificultan su detección temprana y aumentan el riesgo de secuelas en el desarrollo de los menores.
La anemia provoca alteraciones en el progreso físico y cognitivo de los niños. El asesor médico de Laboratorios Elifarma, Álvaro Altamirano, indica que “los cuadros de anemia llevan al retraso en el desarrollo, bajo crecimiento y dificultades en el rendimiento escolar”. Según el especialista, la condición puede causar también problemas emocionales y sociales, manifestados por conductas retraídas, poca interacción e irritabilidad.
Los síntomas de la anemia
El principal origen de la anemia infantil reside en la falta de hierro, un mineral esencial para la formación de hemoglobina y el adecuado funcionamiento cerebral. Bebés cuyas madres presentan anemia durante el embarazo tienen mayores probabilidades de carecer de reservas adecuadas desde el nacimiento. Estas reservas pueden disminuir de manera crítica antes de los seis meses de vida, lo que incrementa el riesgo en esa etapa.

Los síntomas iniciales de la anemia suelen ser sutiles y por eso es fundamental su identificación temprana. Uno de los signos más evidentes es la palidez en la piel, labios o párpados, además de una menor energía, cansancio excesivo, somnolencia y disminución del apetito. Entre escolares, suele aparecer disminución en la concentración y bajo rendimiento académico. Según Altamirano, “en los casos más severos pueden presentarse mareos y desmayos”. Este indicador amerita una consulta médica inmediata.
El diagnóstico de la anemia se realiza a través de un examen de sangre sencillo, recomendado a partir de los seis meses de edad, o antes si existen antecedentes maternos o signos de alerta. Detectar la enfermedad en sus fases iniciales permite intervenir rápido y evitar daños permanentes en el desarrollo.
Prevención y tratamiento
En materia de prevención, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y una dieta rica en hierro, que incluya carnes rojas, hígado, legumbres y espinaca, son factores recomendados por especialistas. La combinación de estos alimentos con frutas o verduras fuente de vitamina C favorece la absorción del mineral. También es fundamental mantener la higiene para evitar infecciones que puedan contribuir al desarrollo de anemia.
El tratamiento de la anemia infantil se basa en una alimentación adecuada y la administración controlada de suplementos de hierro. El Dr. Altamirano remarca que “la dosis y duración de los suplementos deben ser siempre supervisadas por un especialista”. En los casos más avanzados, el tratamiento puede requerir transfusiones de sangre.
Sobre ‘Futuro de Hierro’
La campaña ‘Futuro de Hierro’, liderada por Laboratorios Elifarma en alianza con Cáritas Lima, identificó que el 40% de los menores evaluados en una jornada de salud en Río Seco, Cieneguilla, presentaba anemia, lo cual refleja la extensión del problema. Según el equipo médico, los niños diagnosticados y sus familias recibirán acompañamiento y atención especializada durante la recuperación.
El control y la prevención de la anemia infantil requieren el compromiso de las familias y el seguimiento médico periódico. La identificación rápida de los síntomas de alerta constituye el primer paso para proteger la salud y el potencial futuro de los niños peruanos.



