
El hallazgo de un nuevo sitio prehispánico en la sierra liberteña despertó el interés de arqueólogos y autoridades, que buscan dar un paso firme en la preservación del patrimonio cultural. La provincia de Sánchez Carrión, ya reconocida por custodiar al complejo monumental de Marcahuamachuco, vuelve a ponerse en el centro de la investigación arqueológica con la identificación de estructuras antiguas en el caserío La Viña, distrito de Cochorco.
El Ministerio de Cultura, mediante la Unidad Ejecutora 007 Marcahuamachuco, llevó a cabo una prospección en el terreno con el propósito de reconocer restos arquitectónicos y fragmentos de cerámica que confirmen la ocupación prehispánica en el lugar. La acción formó parte del proceso de saneamiento físico-legal de bienes arqueológicos, un requisito indispensable para asegurar su protección formal.
Durante la inspección se levantó información sobre recintos de forma rectangular, algunos con muros que alcanzan más de dos metros de altura. Estos espacios, de entre 3 y 12 metros de lado, revelan la magnitud de la ocupación precolombina y la necesidad de establecer con claridad la poligonal que garantice su delimitación. Con ello, se podrá elaborar un expediente que otorgue respaldo legal a este nuevo sitio.
El responsable de la Unidad Ejecutora 007 Marcahuamachuco, César Pérez Muñoz, destacó que la zona explorada abarca cerca de una hectárea. Indicó la importancia del proceso al afirmar: “La provincia de Sánchez Carrión, conocida por su rica herencia cultural, nos presenta un gran desafío para la delimitación de los bienes arqueológicos presentes en sus ocho distritos. Por ello, tenemos el objetivo de implementar acciones para elaborar, de manera progresiva, los expedientes de delimitación en cada uno de ellos”.
Prospección en La Viña

El trabajo realizado en La Viña no solo permitió ubicar estructuras y restos materiales, también generó un espacio de cooperación entre instituciones y comunidad. Autoridades del caserío y del centro poblado Succha Centro participaron activamente en las coordinaciones. Pérez Muñoz expresó su reconocimiento: “Agradecemos el apoyo y acompañamiento de las autoridades del caserío La Viña y del centro poblado Succha Centro, por su participación en las acciones de coordinación y respaldo durante la prospección del sitio arqueológico”.
El Ministerio de Cultura, a través de la unidad encargada de Marcahuamachuco, reafirmó su compromiso con la identificación y delimitación de sitios arqueológicos en la región. La estrategia busca no solo registrar, sino también integrar a las comunidades en un trabajo conjunto que permita proteger los restos y, en un futuro, abrir posibilidades de investigación y uso social.
El nuevo hallazgo en Cochorco cobra mayor relevancia cuando se le relaciona con el complejo de Marcahuamachuco, considerado por los investigadores como uno de los centros más importantes del norte andino antes de la expansión inca. Ubicado a 3.575 metros sobre el nivel del mar, en una planicie a tres kilómetros de Huamachuco, este sitio fue descrito por algunos como “el Machu Picchu del Norte” y también como “la Joya de La Libertad”.
Los estudios arqueológicos señalan que Marcahuamachuco comenzó a construirse hacia el final del periodo Intermedio Temprano (500 a. C. – 700 d. C.), alcanzando su auge durante el Horizonte Medio (700 – 1000 d. C.) y extendiéndose incluso al Intermedio Tardío (1000 – 1400 d. C.). Sus murallas y recintos monumentales sirvieron a funciones religiosas, políticas y militares. Investigadores sugieren que también pudo convertirse en un espacio de enterramiento en sus últimas etapas.
Su influencia se proyectó sobre amplias regiones del norte del Perú y el sur del actual Ecuador. El intercambio comercial con culturas vecinas, como los Mochica, Recuay y Cajamarca, fortaleció su importancia estratégica. La magnitud de sus construcciones llevó al Gobierno peruano a crear la Unidad Ejecutora 007 Marcahuamachuco, organismo que busca asegurar su conservación y difusión.
Investigaciones y exploradores

El interés por Marcahuamachuco no es reciente. Desde finales del siglo XIX, viajeros como Charles Wiener y Ernst Middendorf ofrecieron las primeras descripciones topográficas y relatos de sus componentes arquitectónicos. En el siglo XX, arqueólogos de la talla de Max Uhle y Julio C. Tello dedicaron esfuerzos a descifrar la identidad de sus constructores, mientras que Theodore McCown excavó en 1940 galerías y recintos con el fin de precisar su cronología.
Más tarde, en 2011, el Global Heritage Fund anunció el financiamiento y apoyo técnico para la conservación de este complejo. En esa misma línea, el entonces ministro de Cultura, Juan Ossio Acuña, resaltó la necesidad de impulsar a Marcahuamachuco como destino arqueológico de proyección internacional.
Los recientes trabajos en La Viña forman parte de una estrategia más amplia de preservación. Con la delimitación de nuevos sitios, las autoridades buscan asegurar que el patrimonio cultural se mantenga bajo resguardo legal y técnico. La tarea no solo comprende la protección material, también implica un diálogo con las comunidades, cuyo rol resulta esencial para la vigilancia y valoración de los restos.