Más allá de la electricidad: los verdaderos desafíos para reducir emisiones en Perú

Es importante recordar que, a partir de la puesta en marcha de Camisea, el Perú vivió una transición energética que sacó al carbón de su matriz eléctrica

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El mundo antes los desafíos
El mundo antes los desafíos y compromisos para la reducción de emisiones y la neutralidad de carbono (Imagen Ilustrativa Infobae)

La semana pasada durante el Foro de Transición Energética Minera, en el marco del Perumin 37, se evidenció cómo el debate nacional se equivoca en poner al sector eléctrico en el centro de la discusión sobre cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el Perú. Al hacerlo, dejamos de lado al elefante en la habitación, la deforestación y el uso de tierras.

¿Por qué se insiste en enfocar la política climática en el sector eléctrico?

Una posible explicación es el mimetismo internacional: se adoptan recetas globales sin considerar las particularidades locales.

En el mundo, el sector electricidad y calefacción es el principal emisor de gases de efecto invernadero (GEI). En 2022, según Our World in Data, el sector eléctrico a nivel mundial generó 16.7 billones de toneladas de GEI. Esto es más del doble que las emisiones que genera el transporte, con 8.1 billones de toneladas de CO2eq.

En Perú, sin embargo, la realidad es diferente. El sector que más emisiones de GEI genera es el cambio de uso del suelo y manejo forestal. Según la misma fuente, este sector generó 90 millones de toneladas de CO2eq en 2022. Le siguen la agricultura con 27.9 millones de toneladas, el transporte con 27.5 millones, y recién en cuarto lugar aparece el sector eléctrico con 15.4 millones de toneladas de CO2eq. Un estudio de Videnza Instituto, como parte de Rumbo Energético, estima que sustituir el 40% de la generación eléctrica a gas natural por fuentes renovables no convencionales lograría una reducción anual equivalente a apenas el 2.1% del total nacional de emisiones de GEI.

Así, a diferencia del mundo, donde el énfasis en descarbonizar el sector eléctrico tiene sentido por su intensivo uso en carbón, en Perú el sector eléctrico destaca por una matriz de generación limpia, diversificada, eficiente y segura. En 2024, el 60% de la energía eléctrica provino de fuentes renovables, principalmente hidroeléctricas, junto a renovables no convencionales como la eólica y la solar. El otro 40% provino de térmicas a gas natural, hidrocarburo de bajas emisiones de carbono. Generar un megavatio hora de electricidad con gas natural produce la mitad de emisiones de GEI que hacerlo con diésel.

Es importante recordar que, a partir de la puesta en marcha de Camisea, el Perú vivió una transición energética que sacó al carbón de su matriz eléctrica. Hoy el principal objetivo debería ser minimizar el uso de diésel, lo que se puede lograr con más generación renovable y con el gas natural como facilitador.

Hacia dónde debemos mirar

Si se quiere maximizar el efecto de la política climática en la reducción de GEI, se debe poner el foco en los sectores que más contaminan. Un sector crítico lo representan las economías ilegales, especialmente la minería y tala ilegal. Estas actividades no solo generan emisiones directas, sino que destruyen ecosistemas que capturan carbono, como los bosques amazónicos. La agricultura de roza y quema también contribuye significativamente a las emisiones y recibe poca atención en la política climática nacional.

Por el lado del transporte, las políticas actuales —como la devolución del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) al diésel, el fondo de compensación a los combustibles, o el impuesto a los vehículos nuevos— terminan incentivando el uso de tecnologías más contaminantes.

Para que la política climática en el Perú sea efectiva, es necesario reorientar el enfoque hacia los sectores que realmente contaminan. Esto implica decisiones difíciles, como enfrentar intereses económicos y políticos, pero también es una oportunidad para construir una agenda climática más justa, eficiente y basada en evidencia.