
Cusco, epicentro cultural y agrícola, atraviesa una de las peores temporadas de incendios forestales de los últimos años. Tan solo la semana pasada, se han registrado tres siniestros en la región, de lo cuales, dos aún permanecen activos.
El último siniestro afecta al Valle Sagrado de los Incas, específicamente entre las provincias distritales de Calca y Urubamba. El evento ha sumado una víctima mortal a la lista de vidas cobradas por incendios en Cusco, resultando cuatro pérdidas humanas en lo que va del año.
Juan Gutiérrez Meza, de 82 años, resultó gravemente quemado cuando intentaba contener el fuego en el sector K’urpakancha, distrito de Pomacanchi, provincia de Acomayo.
Este adulto mayor fue trasladado al Hospital Regional de Cusco, donde falleció el día siguiente. Su caso se suma a los de otros adultos mayores fallecidos este año en los distritos de Lucre (Quispicanchi), Llusco (Chumbivilcas) y Yanaoca, según confirmaron autoridades de la OGRDS.

Miguel Oscco Abarca, director de la Oficina de Gestión de Riesgo de Desastres y Seguridad de Cusco, destacó la recurrencia de víctimas fatales entre comuneros que, ante la falta de recursos suficientes, afrontan los incendios con herramientas mínimas y sin equipos de protección.
Zonas críticas y familias amenazadas
El 28 de septiembre, el fuego inició en la comunidad de Unuraqui (Calca) y en Huychu, distrito de Huayllabamba (Urubamba), extendiéndose de manera incontrolable debido a las condiciones de sequía y los fuertes vientos.
Las cuadrillas de pobladores, con apoyo de bomberos de Pisaq y Calca, solo lograron frenar el fuego de manera parcial. Horas después, nuevas ráfagas reavivaron las llamas, complicando las tareas de contención. “El incendio no se ha podido controlar. La magnitud es muy alta, ha alcanzado casi seis metros de altura”, alertó un comunero a RPP.
En el sector Huandar, en el límite provincial entre Calca y Urubamba, dos familias cuyas viviendas se encuentran próximas a los focos de fuego debieron evacuar la zona por el avance de las llamas. Testimonios recogidos por RPP dan cuenta de la desesperación de los pobladores y la insuficiencia de respuesta a pesar de la presencia de bomberos.
Respuesta de la comunidad y pedidos de apoyo
La emergencia ha movilizado desde la madrugada del 29 de septiembre a decenas de comuneros de la zona de Pitusiray, quienes luchan por impedir que las llamas arrasen viviendas y cultivos. Sin el equipamiento adecuado, se exponen a graves riesgos, como lo demuestran las víctimas recientes.
Wilber Romero, fiscal comunitario, emitió un llamado a las autoridades: “Solicitamos apoyo urgente de las autoridades y solidaridad de la población para controlar el fuego y evitar pérdidas de vida silvestre, así como daños a las propiedades aledañas”. La colaboración ciudadana se ha convertido en la principal barrera para evitar una tragedia mayor, aunque la demanda de recursos técnicos y humanos persiste.
El fiscal de la junta de saneamiento de Urubamba junto a Miguel Quispe Huamán, presidente del Comité de Regantes, subrayaron la necesidad de reforzar la asistencia con brigadas especializadas y logística suficiente.
Daños ambientales en Cusco

En Paruro, un incendio iniciado días atrás arrasó más de 1.200 hectáreas, afectando pastizales, bosques y zonas agrícolas. La pérdida de fauna es especialmente dolorosa para las comunidades locales, puesto que al menos diez caballos y dos vacas perecieron en consecuencia directa del siniestro, según la OGRDS.
La policía reportó la detención de una persona vinculada al inicio del fuego en este distrito.
Las autoridades alertan que en muchos casos las prácticas agrícolas y la limpieza de terrenos mediante la quema, sumadas a la sequía y los vientos, fueron el origen de los incendios. Miguel Oscco advirtió: “Cualquier chispa termina en un incendio forestal”.
275 incendios forestales en lo que va del año
Durante el 2025, según cifras oficiales de la OGRDS, se han registrado 275 incendios forestales hasta finales de septiembre y 7.500 hectáreas han sido afectadas. Aunque el consumo de cobertura natural en 50% menor que en 2024, el impacto ambiental sigue siendo considerable.
Además, la cantidad de siniestros registrados hasta septiembre, representa un leve incremento respecto al periodo anterior. Hasta el tercer trimestre del año pasado, los eventos sumaban 260.
Las autoridades destacan que la mayoría de los focos se originó por actividades humanas, principalmente quemas para limpieza de terrenos que, a causa de los vientos y la sequía, se descontrolan con rapidez. Esta combinación de factores convierte a la región en un escenario especialmente vulnerable, donde cada nuevo foco pone a prueba la capacidad de respuesta de la comunidad y las instituciones.