La noche del jueves 18 de septiembre, la zona de Comas fue escenario de un ataque a balazos que terminó con la vida de Mireya Flores Bazán, de 37 años. La abogada viajaba en su camioneta Audi Q3 acompañada de sus dos hijas y su mascota cuando fue interceptada por dos sicarios en motocicleta en el cruce de las avenidas Túpac Amaru y Los Incas. Testigos indicaron que los atacantes dispararon varias veces contra el vehículo mientras la víctima esperaba la luz del semáforo, impactando directamente a Mireya en la cabeza y el cuello. La camioneta perdió el control y se estrelló contra un poste, lo que intensificó la escena de violencia en plena vía pública.
Las menores resultaron heridas por los proyectiles y fueron trasladadas de emergencia al hospital Sergio Bernales de Collique, donde permanecen bajo supervisión médica. Su mascota fue rescatada ilesa poco después del incidente. Este hecho generó alarma entre los vecinos, que señalaron la zona como un punto crítico para la acción de bandas criminales. Las autoridades policiales iniciaron un operativo inmediato para intentar dar con los responsables, quienes lograron escapar pese a los intentos de bloqueo con patrulleros.
La sombra de ‘Loco Joe’
De acuerdo con el periodista Omar Chira, el ataque no habría sido un hecho aislado, sino parte de un ajuste de cuentas dentro de la criminalidad organizada en Lima Norte. La Policía Nacional investiga a Luis Vargas Marín, alias ‘Loco Joe’, líder de la organización Los Chimbotanos, como presunto autor intelectual del crimen. Esta banda mantiene enfrentamientos con grupos rivales, buscando consolidar su dominio territorial tras la caída de cabecillas anteriores. Según fuentes policiales, ‘Loco Joe’ estaría eliminando a asociados de Adam Smith Lucano Cotrina, alias ‘El Jorobado’, exlíder de un grupo rival actualmente recluido en el penal de Piedras Gordas.

Un audio filtrado atribuido a ‘Loco Joe’ señala: “Uno está preso como un perro y el otro está escondido como una rata”, en referencia a ‘El Jorobado’ y su socio Erick Moreno Hernández, alias ‘El Monstruo’. La declaración refleja la pugna entre bandas por el control de Lima Norte, con estrategias que incluyen la eliminación de rivales y asociados de la organización adversaria. La Policía continúa el rastreo de los sicarios que participaron en el ataque, mientras investiga si se trató de un objetivo directo o de una víctima colateral dentro de la disputa criminal.
Vínculos familiares con la investigación
La investigación reveló que el esposo de Mireya Flores, Éder Alexander Santos Olascoaga, alias ‘Pichón’, estaría vinculado con la red de ‘El Jorobado’. Según las autoridades, ‘Pichón’ es considerado hombre de confianza de esta organización y se le vincula con actividades relacionadas con el cobro de cupos y la administración de territorios delictivos en Lima Norte. Fuentes policiales indicaron que él logró escapar de un intento de asesinato el mismo día en que su esposa fue asesinada. Este vínculo ha llevado a las autoridades a considerar que el ataque contra Mireya podría haber sido un error de los sicarios o un mensaje directo hacia su círculo cercano.
Además, la Policía evalúa que la presencia de ‘Pichón’ en la estructura delictiva podría haber motivado la elección del objetivo por parte de los sicarios de ‘Loco Joe’. Si bien Mireya no estaba involucrada en actividades ilícitas, su asesinato evidencia cómo los vínculos familiares con personas de organizaciones criminales pueden convertir a ciudadanos en víctimas de violencia selectiva. Este hecho ha reforzado el enfoque de la Policía en la identificación de todas las conexiones y la protección de posibles objetivos colaterales.

La lucha por el control del hampa
El asesinato de Mireya Flores Bazán evidencia la creciente disputa por el poder criminal en Lima Norte. Tras la caída de ‘El Monstruo’ y su socio ‘JJ’, exagente de la Policía Nacional, se generó un vacío de poder que otras organizaciones buscan ocupar. ‘Loco Joe’ ha aprovechado esta oportunidad para consolidar su influencia en la zona, eliminando competidores y debilitando a grupos rivales. La pugna por el cobro de cupos y la expansión territorial se ha intensificado, generando alertas entre las autoridades y la comunidad.
La Policía continúa con operativos y labores de inteligencia para rastrear a los responsables y desarticular la red delictiva. Mientras tanto, el caso ha puesto de relieve la compleja estructura de las bandas criminales en Lima Norte y la manera en que las disputas internas pueden derivar en homicidios públicos, afectando a civiles inocentes.