Las fricciones entre Paco Bazán y Erick Delgado se intensificaron durante la última entrega del programa que comparten, ‘Ni loco ni santo’ después de que el conductor manifestara sentirse menospreciado por la actitud del exfutbolista.
Bazán denunció frente a cámaras haber sido objeto de burlas y ataques directos a su persona, mientras reclamó que sus palabras y gestos habrían causado impacto negativo en su estado emocional.
El enfrentamiento no dejó espacio para reconciliaciones, ya que ambos protagonistas rechazaron públicamente cualquier posibilidad de acercamiento personal y optaron por subrayar únicamente su relación profesional en adelante.
Los orígenes del conflicto: Desencuentros personales al aire

La reciente transmisión del programa destapó una discusión protagonizada por Paco Bazán y Erick Delgado, en la que ambos expusieron desacuerdos que habrían venido gestándose desde hace semanas.
En un pasaje del diálogo, Bazán reclamó que “no la paso bien en el podcast porque siento que tú con esa posición que tienes sí perjudicas temas sensibles para mí en este momento". La tensión aumentó tras escuchar las palabras de Delgado, quien individualizó la responsabilidad: “O sea, yo tengo la culpa. ¿Yo tengo la culpa? ¿De las situaciones que tú provocas? Yo no tengo nada que ver”, rechazando toda imputación y marcando distancia respecto del problema.
Durante el intercambio, Bazán reiteró sentirse afectado por los comentarios y el tono del exarquero, esgrimiendo que "te encanta hacer basura mi imagen. Tú eres el que siempre te pone para el show. Te encanta". Delgado, en respuesta, negó haberlo denigrado y sugirió que el conductor dramatizaba su situación ante la audiencia: “Ese Bazán se victimiza para luego sostener que ha cambiado”.
Declaraciones cruzadas y acusaciones al límite

La conversación dejó espacio para intervenciones de otros integrantes, como Tita, quien pidió una aclaración sobre las verdaderas causas del altercado, comentando: “Tienes que sacar cara por mí, no por él”. Poco después, Delgado reforzó su postura y señaló: “No entiendo qué tanto tema, hermano. Tú crees que es dueño de la verdad. Nadie te obliga a venir”.
En ese tono, Bazán reprochó la actitud de su colega e insistió en su incomodidad: “No se puede con él, no entiende”. Por su parte, Delgado contestó: “¿Quieres tu verdad o solo te importa tu verdad?”, y remarcó que no era responsable por las expresiones de Bazán. El diálogo se tornó tenso y las acusaciones cruzadas continuaron sin pausa, mientras ambos marcaron límites claros sobre las perspectivas personales y laborales.
Una de las frases que más resaltó en el ambiente fue la de Bazán: “Tú eres un irrespetuoso”, mientras su contraparte contestó: “Sí, soy irrespetuoso. Y tú deberías respetarme para que te respeten”. La confrontación subió en intensidad hasta remarcar la falta de amistad y reflejar una relación marcada por el desacuerdo: “Tú lo dijiste primero que yo. Listo”, subrayó Bazán.
Ruptura del vínculo personal y defensa de trayectorias

Al cierre del enfrentamiento, la distancia entre los protagonistas se hizo notable. Delgado zanjó posibles especulaciones y enfatizó: “Tú lo dejaste claro esa vez, que no somos amigos. Somos compañeros de trabajo. Listo, somos compañeros de trabajo”. Este comentario marcó el punto final de la interacción, dejando en evidencia la ruptura de cualquier cercanía previa entre ellos.
Las declaraciones de Bazán reflejaron la percepción de haber sido víctima de un trato injusto, mientras buscó el reconocimiento de un perjuicio a su imagen y su integridad frente al público. En contraste, Delgado apostó por deslindar cualquier tipo de incidencia, reiterando que las discrepancias derivaban de los actos y dichos del propio Bazán.
La escalada del conflicto se selló con la intervención final de los involucrados, y dejó expuesta la dificultad de reconciliación en el corto plazo. La interacción entre ambos se redujo a un plano estrictamente laboral, sin dejar espacio para nexos personales ni acuerdos fuera de cámara.