El volcán Sabancaya, en la región peruana de Arequipa, continúa en el centro de la atención científica y ciudadana tras el incremento de su actividad registrado este fin de semana. Luego de que el Instituto Geofísico del Perú (IGP) elevara la alerta a nivel naranja y recomendara no acercarse a menos de 12 kilómetros del cráter, los especialistas advierten que en las próximas semanas el coloso podría seguir emitiendo columnas de ceniza de hasta 7 kilómetros de altura.
La situación marca una evolución del escenario reportado ayer, cuando el IGP informó sobre la explosión del sábado 13 de septiembre, que generó una nube de cenizas de más de cinco kilómetros y flujos piroclásticos que descendieron 1,6 kilómetros por las laderas. Si bien ese evento no afectó a las comunidades, confirmó que el magma se encuentra muy cerca de la superficie y que el proceso eruptivo está lejos de terminar.
De la explosión a la proyección: lo que se espera del volcán

La vulcanóloga Katherine Vargas, coordinadora del Centro Vulcanológico Nacional (Cenvul) del IGP, explicó que el Sabancaya “mantiene su proceso eruptivo desde 2016” y que lo más probable es que durante los próximos días continúe expulsando cenizas que podrían alcanzar entre 5 y 7 kilómetros de altura.
Actualmente, la actividad se describe como moderada pero persistente, con anomalías térmicas y sismicidad vinculadas al ascenso del magma. El conducto de salida, debido a la constante actividad, estaría bastante abierto, lo que reduce la presión pero también puede provocar explosiones súbitas.
“Los volcanes presentan síntomas antes de una erupción. Lo normal sería que esté en naranja y más adelante vuelva a bajar, en uno o dos años”, señaló la especialista, recordando que el fenómeno podría extenderse todavía un tiempo más antes de estabilizarse en una fase de menor riesgo.
El IGP ha reforzado el monitoreo permanente del Sabancaya. Actualmente cuenta con cámaras instaladas en tres sectores, instrumentos en tiempo real y un equipo de vulcanólogos que desde este lunes hasta el miércoles realizan inspecciones de campo para recoger muestras y actualizar los reportes.
Además, se mantienen las medidas preventivas anunciadas ayer: un radio de seguridad de 12 kilómetros en torno al cráter del volcán, la recomendación de evitar actividades turísticas y productivas en esa franja, y la alerta a las comunidades respecto al desplazamiento de cenizas. Estas, según la dirección y velocidad del viento, pueden recorrer largas distancias y afectar la agricultura, la salud y, en algunos casos, las operaciones aéreas en Arequipa.
¿Qué pasaría si el Sabancaya llegara a alerta roja?

Por ahora, los expertos consideran poco probable que el Sabancaya evolucione hacia el nivel rojo. Para ello, tendría que registrar erupciones de más de 15 kilómetros de altura, capaces de generar una acumulación significativa de ceniza que llegue al Valle del Colca, la zona poblada más cercana.
En ese escenario extremo, podrían darse flujos piroclásticos más extensos o la expulsión de lava viscosa, que avanzaría lentamente. Sin embargo, el IGP asegura que el monitoreo constante permitirá advertir cualquier cambio importante en el comportamiento del volcán con la anticipación necesaria.
Mientras tanto, la consigna es clara: el Sabancaya seguirá activo y el nivel naranja se mantendrá en los próximos meses. Aunque la actividad no implica un peligro inminente para la población cercana, sí exige atención y respeto a las recomendaciones oficiales.
El proceso eruptivo actual del Sabancaya cumple en noviembre nueve años de actividad continua. Aunque a inicios de este 2025 se redujo a la emisión de gases, lo que permitió que el nivel de alerta bajara a amarillo, la explosión del 13 de septiembre y sus consecuencias han devuelto al volcán a un estado de mayor vigilancia.
No es la primera vez que este coloso mantiene un ciclo tan largo: entre finales de los años 80 e inicios de los 90 también estuvo activo durante una década, experiencia que llevó al país a fortalecer el sistema de monitoreo volcánico. Hoy, el Perú vigila 16 volcanes activos y potencialmente activos, de los cuales 13 cuentan con seguimiento constante.
En ese grupo destacan el Misti, también en Arequipa, y el Ubinas, en Moquegua, considerado el más activo del país y cuya última erupción se prolongó hasta febrero de este año.


