
“Solo un ‘toque’ para relajarme”, “no es tan dañino como un cigarro”, “todos en el colegio / la universidad lo hacen”. Así suele empezar la relación de muchos jóvenes con el vapeo. Lo que parece un juego o una moda se convierte pronto en una dependencia difícil de romper: el cerebro en desarrollo queda atrapado por la nicotina, una sustancia que genera adicción casi inmediata y altera la memoria, la atención y el control de los impulsos.
El Ministerio de Salud (Minsa) ha lanzado una alerta sobre el consumo de cigarrillos electrónicos y tabaco en adolescentes y adultos jóvenes, advirtiendo que la adicción a la nicotina compromete no solo los pulmones y el corazón, sino también la salud mental y emocional. Los especialistas recuerdan que dejarlo a tiempo es posible, pero exige información, apoyo y una estrategia clara.
¿Por qué el vapeo y el tabaco afectan más al cerebro joven?

Los especialistas consultados por el Minsa explican que la nicotina genera una falsa sensación de calma al estimular neurotransmisores como la dopamina. Sin embargo, el consumo sostenido altera la estructura cerebral en etapas clave del desarrollo. Esto puede traducirse en problemas de concentración, baja tolerancia al estrés, dificultades para el aprendizaje y desregulación emocional.
La médica psiquiatra Sandra Orihuela, del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) Breña, advirtió que los adolescentes se vuelven particularmente vulnerables a estos cambios. “El consumo sostenido de nicotina en adolescentes puede tener consecuencias en el desarrollo cognitivo y emocional futuro. Los vapeadores, aunque se perciben como menos dañinos, también contienen nicotina y pueden disfrazar problemas emocionales no resueltos”, explicó.
El riesgo no se limita al daño neurológico. Según el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), el vapor inhalado en los cigarrillos electrónicos contiene sustancias tóxicas como formaldehído, nitrosaminas y metales pesados. Estos compuestos son altamente dañinos para el sistema respiratorio y, a largo plazo, podrían incrementar el riesgo de cáncer de pulmón.
Además, los datos más recientes revelan que en el Perú un 7,2 % de adolescentes entre 13 y 15 años ya consume tabaco, mientras que un 6,3 % utiliza vapeadores. Pese a la Ley n.° 32159, que prohíbe la venta y publicidad de estos productos a menores de 18 años, casi la mitad de los estudiantes encuestados asegura poder adquirirlos en bodegas o quioscos cercanos a sus colegios.
El Minsa alerta que, más allá de las regulaciones, el acceso sigue siendo fácil y la exposición temprana abre la puerta a un problema mayor: la adicción a la nicotina.
Cómo dejar la nicotina: estrategias para superar el vapeo y el tabaco

Abandonar el consumo de nicotina no es sencillo, sobre todo en jóvenes, pero existen métodos efectivos respaldados por la evidencia médica. El Minsa recomienda que las familias acompañen el proceso con información clara y un entorno de confianza, además de buscar apoyo en los Centros de Salud Mental Comunitaria, donde se brinda tratamiento especializado.
Entre las estrategias más utilizadas para dejar de fumar o vapear se encuentran:
- Definir una motivación personal: tener claro el objetivo detrás de dejar la nicotina, como mejorar la salud o evitar la adicción.
- Fijar una fecha de inicio: comprometerse con un día específico para desechar cigarrillos, vapeadores y líquidos.
- Identificar los momentos de riesgo: reconocer qué situaciones, emociones o lugares disparan la necesidad de consumir.
- Buscar apoyo profesional: psicólogos, médicos y programas especializados en adicciones pueden orientar con terapias y tratamientos.
- Mantenerse ocupado: el deporte, la música o el arte ayudan a canalizar la ansiedad y distraer de los síntomas de abstinencia.
- Reconocer los avances: premiarse por cada logro alcanzado fortalece la motivación y reduce las recaídas.
Los psicólogos también sugieren que los adolescentes reciban acompañamiento emocional para manejar el estrés, la ansiedad o el bullying, factores que muchas veces desencadenan el inicio del consumo. En palabras de Daniela Valverde, del Centro de Salud Mental Comunitaria Illarimun: “La comunicación clara y la generación de ambientes de confianza son fundamentales para prevenir el uso de sustancias”.
Finalmente, los expertos subrayan que el síndrome de abstinencia es temporal y puede superarse con apoyo. Los primeros tres días suelen ser los más difíciles, pero con la ayuda adecuada es posible dejar atrás la adicción y recuperar la salud.