
En Nueva Delhi, una de las disputas más largas y controvertidas de la propiedad intelectual volvió a encenderse este año. El protagonista es el pisco, aguardiente de uva que enfrenta desde hace décadas a Perú y Chile en los mercados internacionales. En julio, el Tribunal Superior de Delhi decidió restringir la exclusividad que el Perú había conseguido en 2018 para este licor, permitiendo que Chile avanzara en su solicitud para registrar su propia denominación. La medida no solo reavivó un enfrentamiento diplomático y comercial, también abrió un nuevo capítulo en la batalla legal que se libra desde 2005 en India.
La Embajada del Perú intentó frenar la resolución judicial con un recurso inmediato. Su pedido buscaba suspender el proceso de reconocimiento del “pisco chileno” hasta que el caso fuera revisado en una instancia superior. Sin embargo, la Sala de División, presidida por los jueces C. Hari Shankar y Om Prakash Shukla, consideró que no existían fundamentos para otorgar medidas provisionales. “No estamos convencidos de que se produzcan daños irreparables. Lo adecuado será que se examine la apelación”, señalaron los magistrados.
En la audiencia, el abogado principal de la representación peruana, Neeraj Kishan Kaul, expuso que el licor no solo es un producto, sino un símbolo cultural. “Ochenta y dos países han aceptado PISCO como Indicación Geográfic (IG) de Perú. Solo India ha dicho lo contrario. El daño es irreparable y, como país, estamos agraviados”, declaró ante los jueces. Pese a los argumentos, el tribunal ordenó que el caso se resuelva en una audiencia final el próximo 15 de octubre de 2025, dejando abierta la vía para que Chile continúe con su trámite.
El trasfondo de una disputa bilateral

La pugna por el pisco en India se remonta a 2005, cuando Perú presentó la primera solicitud para proteger la denominación de origen en ese país. Desde entonces, los productores chilenos se opusieron de manera constante, alegando que su bebida también cuenta con historia y tradición. En 2009, el registrador indio de indicaciones geográficas aceptó la protección, pero condicionó el registro a la denominación “pisco peruano” para diferenciarlo de la producción chilena.
Ese dictamen fue cuestionado en varias instancias. En 2018, la Junta de Apelaciones de Propiedad Intelectual (IPAB) dio un giro a favor de Perú al reconocerle los derechos exclusivos sobre el término “pisco”. El revés para Chile motivó una apelación ante el Tribunal Superior de Delhi, que este año revocó la exclusividad y ordenó que se aceptara también la solicitud chilena.
La decisión del juez Mini Pushkarna, emitida en julio, sostuvo que el caso corresponde a “indicaciones geográficas homónimas”, es decir, denominaciones idénticas que identifican productos originarios de distintas regiones, pero con características propias. La orden estableció que la IG de Perú debía ajustarse a “pisco peruano” y que el trámite de “pisco chileno” siguiera su curso.
La postura de Chile en el proceso

Los representantes chilenos, encabezados por la abogada Shwetasree Majumder de Fidus Law Chambers, cuestionaron la apelación de Perú. Argumentaron que la impugnación no podía resolverse en la Sala de División, sino que debía ser vista directamente por la Corte Suprema de la India. Además, recalcaron que el pisco chileno posee reconocimiento histórico en regiones como Coquimbo y Atacama, con registros que datan del siglo XVIII.
Para Chile, el fallo del Tribunal Superior es una oportunidad de establecer en India la coexistencia de ambas denominaciones, un modelo que ya se aplica en otros mercados internacionales. La defensa chilena insistió en que el término no puede quedar monopolizado por un solo país, ya que ambos cuentan con tradición enológica en torno al mismo licor.
Este proceso legal representa la primera vez que dos Estados enfrentan sus derechos de indicación geográfica en tribunales indios. Para el sistema jurídico de ese país, la controversia se ha convertido en un referente sobre cómo manejar disputas internacionales de este tipo. Las IG, contempladas en la Ley de la India y en el acuerdo sobre los ADPIC de la OMC, identifican productos asociados a una región específica, como ocurre con el té Darjeeling, el arroz basmati o la seda Kanchipuram.
El pisco, con más de tres siglos de historia en Sudamérica, entra así en la misma categoría de productos que requieren protección especial en el comercio mundial. Mientras tanto, productores y exportadores de ambos países observan con atención el desenlace, conscientes de que el fallo final de octubre puede definir el futuro del licor en uno de los mercados emergentes más importantes del mundo.