Josetty Hurtado sorprendió a sus seguidores al anunciar la compra de un departamento de lujo en Las Vegas, pues la mudanza coincide con la complicada situación judicial de su padre, el conductor de televisión Andrés Hurtado, quien cumple prisión preventiva en el penal de Lurigancho.
‘América Hoy’ mostró imágenes exclusivas del moderno inmueble donde Josetty vivirá junto a su pareja, Jesse Mattson, con quien mantiene una relación desde hace más de ocho años. Posteriormente, la propia influencer peruana compartió detalles de este logro en redes sociales, donde acumula más de dos millones de seguidores.
“Después de 8 años y medio juntos, mudándonos de apartamento en apartamento, de casa en casa, Jesse y yo por fin damos el primer paso hacia nuestra etapa más importante: Las Vegas”, escribió en un mensaje que pronto acumuló miles de reacciones.

El lujo de un nuevo hogar en Las Vegas
El departamento marca para la pareja el inicio de una nueva etapa de estabilidad. Según lo relatado por la propia Josetty, uno de sus principales objetivos será decorar cada rincón a su gusto, poniendo énfasis en espacios de trabajo, áreas de recreación y zonas dedicadas a sus mascotas.
Las imágenes difundidas por América Hoy mostraron ambientes amplios, modernos y completamente equipados, que reflejan el estilo de vida que la influencer ha construido en Estados Unidos.
“Quiero crear ambientes donde todos podamos sentirnos en casa, incluidos nuestros perros”, dijo la peruana en una de sus publicaciones, resaltando la importancia de adaptar la vivienda al bienestar de toda su familia.
Además, la ubicación estratégica en Las Vegas le permite a Josetty mantener cercanía con Los Ángeles, ciudad clave para su desarrollo profesional. A solo 45 minutos de vuelo, la influencer podrá seguir participando de eventos, colaboraciones y actividades relacionadas con el mundo digital.
La compra del inmueble es también un reflejo del éxito profesional de Josetty Hurtado en los últimos años. Desde que se mudó a Estados Unidos, la peruana consolidó su imagen como creadora de contenido, colaborando con reconocidas marcas y desarrollando una identidad propia en la industria digital.
El nuevo departamento no solo será un espacio personal, sino también una plataforma para seguir expandiendo su presencia en el mercado estadounidense. Con oficinas y estudios pensados para la creación de contenido, Josetty planea potenciar su faceta de empresaria e influencer, proyectando estabilidad y crecimiento.

La otra cara de la familia Hurtado
Mientras Josetty celebra esta etapa, en Perú la situación es distinta para su padre, Andrés Hurtado, conocido popularmente como “Chibolín”. El conductor permanece en el penal de Lurigancho cumpliendo una orden de prisión preventiva de dieciocho meses, medida que se extenderá hasta marzo de 2026.
De acuerdo con la Fiscalía, Hurtado es investigado por el presunto delito de tráfico de influencias. Según la acusación, habría intervenido en la devolución de oro incautado a un empresario a cambio de un millón de dólares. El caso ha captado gran atención mediática y se ha convertido en uno de los procesos judiciales más comentados del último año en el país.
Su defensa, sin embargo, sostiene su inocencia y ha presentado recursos legales con la intención de revertir la medida. Hasta ahora, el proceso sigue en curso y mantiene al conductor alejado de la televisión y de su familia.

Reacciones en redes y en los medios
La compra del departamento por parte de Josetty Hurtado generó debate en redes sociales. Algunos usuarios aplaudieron el logro personal de la influencer, destacando su esfuerzo y constancia en Estados Unidos. Otros, en cambio, pusieron el acento en el contraste con la situación judicial de su padre, abriendo discusiones sobre la vida pública de la familia Hurtado.
Programas de espectáculos también abordaron el tema, subrayando la diferencia entre la vida de lujo y oportunidades que vive Josetty y la complicada realidad que afronta Andrés Hurtado en prisión. América hoy, que fue el primer medio en presentar la noticia, calificó el fenómeno como un claro ejemplo de cómo las disonancias familiares se hacen visibles en medio de procesos judiciales.
