
La Amazonía vuelve a situarse en el centro de la agenda internacional tras la V Cumbre de Presidentes Amazónicos, realizada en Bogotá, donde los mandatarios y delegados de los ocho países que conforman la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) firmaron la llamada Declaración de Bogotá. El encuentro reunió al presidente de Colombia, Gustavo Petro; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Bolivia, Luis Arce; la vicepresidenta de Ecuador, María José Pinto, así como a representantes de Perú, Venezuela, Guyana y Surinam. Todos coincidieron en la urgencia de articularse como bloque rumbo a la COP30, que se celebrará en noviembre próximo en Belém do Pará, Brasil.
El Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF) y la creación de un Mecanismo Amazónico de Pueblos Indígenas (MAPI) aparecen como los grandes hitos de esta cumbre. Para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se trata de pasos significativos que buscan evitar el punto de no retorno de la selva amazónica, considerado por la ciencia como uno de los mayores riesgos ambientales del planeta. El cambio climático, la deforestación y la minería ilegal son señalados como las principales amenazas que podrían desencadenar un colapso irreversible en esta región vital para la estabilidad climática global.
Un Mecanismo Amazónico de Pueblos Indígenas histórico para la OTCA

Uno de los anuncios más destacados de la cumbre fue la aprobación de la base y estructura del Mecanismo Amazónico de Pueblos Indígenas (MAPI), el primer espacio oficial de co-gobernanza dentro de la OTCA. Este mecanismo permitirá que las voces de los pueblos originarios tengan una participación formal y permanente en los procesos de decisión sobre la Amazonía.
Para WWF, este paso representa un avance histórico hacia una gobernanza más inclusiva y efectiva, al reconocer el rol central de los pueblos indígenas como guardianes de la selva. “Celebramos la aprobación de la base y estructura de este mecanismo para formalizar su participación en otros escenarios de discusión de la OTCA. Es importante que, en la implementación de los compromisos, estas voces sigan siendo centrales para posicionar a la Amazonía como eje estratégico de la acción climática global”, señaló Sandra Valenzuela, directora ejecutiva de WWF Colombia.
El mecanismo se apoyará en recursos financieros, acceso a información, transparencia y gestión del conocimiento, lo que permitirá fortalecer la capacidad de incidencia política de las comunidades indígenas amazónicas. Este enfoque busca asegurar que las políticas de conservación no se queden solo en compromisos diplomáticos, sino que se traduzcan en acciones concretas con participación real de las comunidades.
La Declaración de Bogotá también reafirmó los Diálogos Amazónicos como espacio legítimo de articulación con comunidades afrodescendientes, campesinas y locales, una apuesta por abrir la toma de decisiones a distintos actores sociales. Para WWF, este paso es clave para consolidar una OTCA social, donde las soluciones sean construidas de manera conjunta y con base en derechos humanos, ciencia y conocimientos tradicionales.
Financiamiento, cero deforestación y lucha contra delitos ambientales

Otro de los puntos centrales fue el compromiso de los países para avanzar en un mecanismo financiero regional y en la presentación del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF) en la COP30. Este fondo es visto como una herramienta innovadora que complementará las agendas de clima y biodiversidad, asegurando que al menos un 20% de los recursos llegue directamente a pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y locales.
WWF destacó que la participación de la Alianza Global de Comunidades Territoriales en la cumbre reafirmó una premisa esencial: no existen soluciones duraderas sin los guardianes históricos de la Amazonía. Por ello, la organización hizo un llamado a los países patrocinadores, inversionistas privados y actores filantrópicos a movilizar suficientes recursos que garanticen la capitalización y puesta en marcha del TFFF.
Además, más de 450 organizaciones de la región presentaron propuestas para alcanzar la meta global de proteger al menos el 30% de los ecosistemas al 2030. Entre sus demandas estuvieron medidas contundentes contra la minería ilegal, la eliminación progresiva del uso de mercurio, y acciones para enfrentar el tráfico de fauna y flora silvestre. La Declaración recogió en gran parte estas recomendaciones, aunque WWF advirtió que aún es necesario traducir los compromisos en planes nacionales concretos y medibles.
La expectativa ahora se centra en la COP30, considerada histórica por realizarse en el corazón de la Amazonía. WWF recordó que este será el momento decisivo para que los países presenten nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) con mayor ambición climática, integrando la Amazonía como eje estratégico de mitigación y adaptación.