
Pocos ciudadanos sabrían responder qué hace el Parlamento Andino, cuánto cuesta mantenerlo o quiénes lo integran. Y aunque en cada proceso electoral los peruanos votan para elegir a sus representantes, la mayoría desconoce quiénes son estos cinco parlamentarios y, sobre todo, los privilegios de los que gozan. Una investigación de Punto Final reveló que, mientras el país atraviesa crisis y necesidades urgentes, estos funcionarios públicos disfrutan de viajes internacionales, hoteles y restaurantes de lujo, con recursos provenientes del Congreso y del dinero de todos los peruanos, aunque su aporte efectivo a la ciudadanía sea casi invisible.
Los parlamentarios andinos peruanos —Gustavo Pacheco (Renovación Popular), Leslye Lazo (Acción Popular), Luis Galarreta (Fuerza Popular), Javier Arce (Perú Libre) y Juan Carlos Ramírez (Avanza País)— trabajan en oficinas ubicadas en el centro de Lima. Cuentan con seguridad, más de 30 asesores, y cada uno recibe un sueldo mensual de 15,600 soles. Solo en 2023, la planilla de asesores llegó a sumar 59 plazas, luego de que el entonces presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, otorgara mayores beneficios a esta representación.
Pero el mayor beneficio para estos parlamentarios es el acceso a jugosos viáticos y viajes al exterior. La investigación detectó que, entre los cinco, han gastado más de 205 mil dólares solo en hospedajes y restaurantes en una serie de recorridos que incluyen no solo la sede del Parlamento en Colombia, sino también hoteles de cinco estrellas y restaurantes exclusivos en Norteamérica, Europa, el Caribe y África. Todo costeado por el Congreso peruano.
En el caso de Gustavo Pacheco, hasta hace un mes presidente del organismo, se registran reportes por más de 70 mil dólares en hospedajes y alimentación, con estadías de 243 días en el extranjero en hoteles de lujo como el Sofitel Victoria Regia en Bogotá y experiencias gastronómicas en los mejores restaurantes de la región. Otro ejemplo, Luis Galarreta declaró 32 mil dólares en viáticos, y Leslye Lazo sumó 24,500 dólares a través de 33 viajes. Juan Carlos Ramírez realizó 35 travesías internacionales por un costo de 37,000 dólares. Javier Arce se benefició con 38 mil dólares en viáticos y vivió 179 días fuera del país con cargo al Estado.

Pese a todos estos recursos públicos, los congresistas difícilmente pueden explicar de modo concreto un solo resultado tangible. Consultados sobre el trabajo del Parlamento Andino, minimizan su necesidad de rendir cuentas o no dan entrevistas. “Ahorita no, mi amor”, respondió Leslye Lazo cuando el medio le solicitó información sobre sus funciones.
Las normas que aprueban resultan poco significativas o simplemente simbólicas. Por ejemplo, en 2024 el pleno del Parlamento Andino, presidido por Pacheco, aprobó declarar referente gastronómico al plato “Chancho al palo” a propuesta de la delegación peruana. Nada se sabe sobre los efectos prácticos de estas resoluciones para los ciudadanos. En otra sesión se aprobó pedir públicamente a Estados Unidos, sin ninguna competencia real, que permita el ingreso de peruanos sin necesidad de visa. Hasta ahora, la solicitud no ha tenido resultado alguno.
Además, el sistema de reconocimientos internos desvirtúa aún más la función del organismo: se conceden condecoraciones a políticos nacionales por “apoyos institucionales”, como al expresidente del Congreso, sin detalles claros sobre su aporte.

La falta de transparencia y rendición de cuentas sobre el gasto público es una constante. Toda la vida de estos parlamentarios —salarios, asesorías, viáticos, seguridad, seguros— se sostiene con fondos estatales, aunque los ciudadanos rechacen la utilidad de su gestión. “Sinceramente, es un gasto innecesario. Ellos no hacen casi nada por el bien del país”, resume un ciudadano al ser consultado en la calle. Otros, como una señora entrevistada, aseguran: “El Parlamento Andino no sirve para nada. Ellos viven su vida y no se preocupan por el pueblo”.