Un nuevo conflicto se desencadenó en Miraflores tras la decisión de la Municipalidad del distrito de instalar una caseta de serenazgo en el parque Leoncio Prado. La medida ha recibido la oposición de los vecinos de la zona, quienes se manifiestan a favor de la seguridad, pero rechazan la intervención en una de las áreas verdes consideradas emblemáticas del distrito.
De acuerdo con testimonios recogidos por Panamericana Televisión, los residentes recordaron que la ordenanza 1852 de la Municipalidad Metropolitana de Lima dispone en su artículo 6°, capítulo segundo, la intangibilidad de las áreas verdes de uso público gestionadas por las municipalidades. El documento enfatiza que “su conservación, protección y mantenimiento son acciones que por razones de salud pública, calidad de vida, bienestar colectivo, equilibrio ecológico y sostenibilidad urbana forman parte de la Política Metropolitana del Ambiente”.
Un ciudadano del sector precisó que los vecinos sí han solicitado a la municipalidad la instalación de módulos de seguridad ciudadana, pero han exigido que estos se ubiquen en locales que no afecten el parque. “Le hemos pedido que sí pongan los módulos de seguridad ciudadana, pero que alquile o compre un local comercial en una de las avenidas, República de Panamá o Benavides, porque ahí es donde más se producen los robos”, argumentó.
Los hechos ocurrieron la mañana del lunes 25 de agosto cuando cámaras de televisión captaron el despliegue de funcionarios de la Municipalidad de Miraflores, quienes intentaron cercar parte del parque Leoncio Prado. Vecinos salieron de sus casas para retirar las vallas que ya se habían colocado, generando momentos de tensión cuando una máquina de soldar fue encendida como parte de los preparativos iniciales de la obra. Ante la insistencia colectiva de los vecinos, los operarios de la municipalidad optaron por suspender el inicio de la construcción.
Durante la confrontación, una vecina denunció irregularidades en el proceso. “Las cosas tienen que hacerse correctamente y esto se ha hecho sin autorización de los vecinos”, declaró, al tiempo que aseguró que los funcionarios municipales evitaron identificarse pese a los requerimientos ciudadanos.
Personas de la tercera edad intervinieron activamente y permanecieron frente a los operarios para evitar que se avanzara con el enrejado y la construcción de la caseta. No dudaron en interpelar y oponerse de manera pacífica, priorizando la preservación del parque sobre otros factores.
La llegada de la Policía Nacional del Perú (PNP) puso freno temporal al enfrentamiento. Los agentes informaron que las condiciones no ofrecían las garantías necesarias para continuar con la construcción, por lo que se instruyó la suspensión de los trabajos. No obstante, minutos después las cámaras documentaron que los trabajadores municipales intentaron reanudar las labores, ignorando las directivas policiales.
Parte de la controversia surgió cuando la PNP solicitó los documentos legales que acreditaran la legalidad de la intervención, solicitud a la que el funcionario representante de la municipalidad no accedió. La negativa avivó la desconfianza de los residentes y reactivó el reclamo colectivo.
En comunicación con Infobae Perú, la Municipalidad de Miraflores indicó que el módulo de serenazgo que se planea construir solo ocuparía 0.68% del espacio total del parque Leoncio Prado. Su implementación, según la entidad, responde a que de acuerdo al mapa del delito del distrito, la periferia del parque Leoncio Prado tiene un alto índice de incidencia delictiva.
Rechazo ciudadano
La reciente inauguración del Puente de la Paz, que conecta el Malecón de la Reserva, en Miraflores, con el Malecón Paul Harris, en Barranco, ha generado opiniones divididas entre vecinos y autoridades. La Municipalidad de Miraflores anunció que la estructura, con 112 metros de longitud y ocho de ancho, permite el libre tránsito peatonal y deportivo las 24 horas. El puente, ubicado a más de 61 metros sobre el nivel del mar, soporta hasta 900 personas simultáneamente y cuenta con zonas de descanso, ciclovías, miradores y una franja de vidrio en el piso para una vista panorámica del litoral limeño y el océano Pacífico.
Sin embargo, vecinos de la zona han manifestado su malestar ante lo que consideran contaminación lumínica por la instalación de potentes luces LED. Varias viviendas instalaron carteles de protesta que reclamaban por las “luces tóxicas” y exigían a las autoridades municipales modificar el sistema de iluminación por su impacto en el descanso nocturno y la calidad de vida. Los mensajes también rechazaban la instalación de una caseta de vigilancia en el Malecón Paul Harris y cuestionaban la gestión local.