Un bus de la empresa de transporte Machu Picchu fue interceptado por delincuentes armados y atacado a balazos la noche del sábado 23 de agosto. El incidente ocurrió en la zona de Los Cedros de Villa, en Chorrillos, cerca de la intersección de las avenidas Horizonte y San Marcos, cuando dos personas a bordo de una moto lineal abrieron fuego contra la unidad en plena vía pública. El ataque dejó como saldo un pasajero herido y evidenció el ambiente de inseguridad que atraviesa el servicio de transporte público en la capital.
El ataque y sus consecuencias
Testigos relataron que cerca de las ocho y cuarenta de la noche, la unidad de la empresa Machu Picchu realizaba su recorrido habitual cuando fue interceptada de manera frontal por la motocicleta, cuyos ocupantes dispararon contra el lado del conductor. Agustín Ramírez Leiva, de 45 años, se encontraba sentado junto al chofer y recibió el impacto de uno de los proyectiles. Inmediatamente, el herido fue trasladado de urgencia al hospital Casimiro Ulloa para recibir atención médica. De acuerdo con fuentes policiales, Ramírez Leiva permanece estable y bajo observación.

En el lugar de los hechos, se constataron al menos dos orificios de bala en el costado del conductor del vehículo. Personal policial recogió casquillos e inició las labores de investigación para identificar a los atacantes. La unidad atacada forma parte de las rutas que enlazan diferentes distritos de la ciudad, por lo que la agresión generó temor entre los pasajeros y el propio personal de la empresa.
Temor entre transportistas y pasajeros
El conductor del bus involucrado, Juan Pablo Apaza Roa, fue trasladado a la comisaría de Villa, conocida como la Curva, para rendir declaraciones ante las autoridades sobre lo sucedido. Aunque se mostró reacio a brindar declaraciones públicas, personas cercanas a la empresa señalaron que Apaza Roa atraviesa un profundo estado de temor por su seguridad personal, habida cuenta de la serie de atentados similares contra unidades del transporte público registrados en las últimas semanas en Lima.

Los pasajeros que presenciaron el ataque también relataron escenas de pánico durante el tiroteo, debido a la violencia y la incertidumbre generada por el acto delictivo. “La gente gritaba y buscaba resguardo”, detalló uno de los ocupantes al personal policial en el sitio del incidente.
Contexto: extorsiones contra el transporte urbano
La hipótesis principal que manejan las autoridades es que el ataque estaría vinculado a intimidaciones extorsivas contra el servicio de transporte urbano. Según datos recientes, diferentes empresas han denunciado amenazas sistemáticas, extorsiones y atentados armados con el objetivo de obligarlas al pago de cupos o “vacunas” a bandas delictivas.

La situación se agravó luego del fracaso del paro convocado por los gremios de transportistas de Lima la semana pasada, hecho atribuido a la falta de consenso entre dirigentes y al temor de represalias. Según el análisis de operadores del sector, “nadie se libra de la extorsión”, y la presión de grupos criminales va en aumento en los principales corredores urbanos de la ciudad.
Las investigaciones policiales continúan y hasta el momento no se ha identificado a los responsables del atentado contra el bus de Machu Picchu. La Policía Nacional del Perú mantiene patrullajes en la zona y ha instado a las empresas de transporte a elevar las medidas de precaución mientras se esclarece el caso.