
El Aeropuerto Fernando Belaunde Terry de Jaén, ubicado en Cajamarca, está cada vez más cerca de retomar sus operaciones. La Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (Corpac) anunció que la pista de aterrizaje entró en la etapa final de asfaltado, un avance decisivo para la esperada reapertura del terminal aéreo. La obra, que ha contado con la supervisión de autoridades locales, busca devolver la conectividad aérea a la provincia y dinamizar la actividad económica y turística de la región.
Los trabajos comenzaron el lunes 18 de agosto con la llegada del primer cargamento de asfalto y se desarrollan en varias áreas de la pista, que hasta ahora permanecía cerrada a vuelos comerciales. Según Corpac, una vez finalizada esta fase, se procederá al pintado de las señales aeronáuticas, paso clave para iniciar las pruebas técnicas que definirán el reinicio de las operaciones aéreas en Jaén.
Asfaltado especializado para la seguridad de vuelos en Jaén

El gerente general de Corpac, José Antonio Rubio Travi, supervisó directamente el inicio de los trabajos, acompañado por el alcalde provincial de Jaén, José Tapia, y representantes del Colectivo Unidos por Jaén. Durante la verificación en la pista, se confirmó que ya se concluyó el asfaltado de la primera de las cinco áreas pendientes, y que el avance continuará de manera progresiva en los próximos días.
Uno de los aspectos más resaltantes es el uso de asfalto en caliente tipo FAA P-401 con ligante PG 82-22, un material especializado que garantiza mayor resistencia frente a las intensas lluvias, las altas temperaturas y el peso de las aeronaves. Este tipo de superficie es utilizado en terminales internacionales y permitirá que la pista del también conocido como Aeropuerto de Shumba cumpla con los estándares necesarios para recibir vuelos de diferentes tipos de aeronaves.
El subgerente de Infraestructura de la Municipalidad Provincial de Jaén, Andrés Acosta Coronel, confirmó que la segunda área de la pista será asfaltada de inmediato, con el objetivo de culminar la intervención en los plazos previstos. Tras el asfaltado, comenzará la etapa de pruebas, a cargo de una empresa especializada que realizará estudios de resistencia ACR/PCR mediante la toma de muestras del material colocado.
De acuerdo con Corpac, estos ensayos podrían extenderse entre 8 y 10 días hábiles y sus resultados serán determinantes para establecer la capacidad operativa del aeropuerto. En paralelo, la entidad ya coordina con aerolíneas comerciales para reanudar vuelos apenas la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) emita la autorización de reapertura. Con ello, Jaén se prepara para recuperar su conexión aérea con otras ciudades y potenciar su desarrollo regional.
Pérdidas millonarias y quiebras en el sector turismo por el cierre del aeropuerto

El prolongado cierre del aeropuerto de Jaén ha generado un duro golpe económico en la región nororiente. Desde el 2022, cuando la pista de aterrizaje quedó inoperativa por fallas en su infraestructura, las pérdidas anuales superan los S/ 250 millones, principalmente por la caída del flujo turístico y las limitaciones en el comercio local. Antes del cierre, el terminal aéreo recibía hasta 12 mil visitantes al mes y operaban al menos dos aerolíneas que conectaban directamente con Lima.
La falta de vuelos comerciales obligó a los viajeros a trasladarse hasta Chiclayo y continuar por vía terrestre hacia Cajamarca y Amazonas, lo que redujo drásticamente el atractivo de destinos emblemáticos como la Fortaleza de Kuélap o los circuitos turísticos de Chachapoyas y Bagua. En paralelo, más del 70% de agencias de turismo que dependían del aeropuerto se vieron obligadas a cerrar, mientras que el resto apenas sobrevive gracias a la clientela local.
El impacto también alcanza a la exportación de productos y alimentos de la provincia, que perdió la posibilidad de utilizar la vía aérea como canal logístico. Los gremios y asociaciones empresariales advierten que la situación no solo paralizó proyectos de inversión, sino que también dejó a Jaén y a toda la zona del nororiente sin un eje clave de desarrollo y conectividad, lo que mantiene en alerta a las organizaciones locales frente a nuevos retrasos en las obras.